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Casa de Campo

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La Casa de Campo es el mayor parque público del municipio de Madrid (España). Situado al oeste de la ciudad, se ubica administrativamente en el barrio de Casa de Campo (distrito de Moncloa-Aravaca‏‎), lindando al sur con el distrito de Latina y al oeste con el municipio de Pozuelo de Alarcón. El parque está anexo al Monte de El Pardo‏‎ y tiene una extensión de 1.722,60 ha, incluyendo los terrenos del Club de Campo, al que cedió parte de su superficie.

La Casa de Campo fue propiedad histórica de la Corona Española y coto de caza de la realeza. Tras la proclamación de la Segunda República, fue cedida por el Estado al pueblo de Madrid (1 de mayo de 1931), estando desde entonces abierta al público.

En su interior se encuentran situadas diversas instalaciones, como el Parque de Atracciones, el Zoológico, el Teleférico (que conecta la Casa de Campo con el Parque del Oeste, al otro lado del río Manzanares), parte de los recintos feriales de IFEMA (Institución Ferial de Madrid), el pabellón multiusos Madrid Arena, la Venta del Batán (lugar tradicional de encierro de los toros en los días previos a su lidia en la Plaza de Toros de Las Ventas) y diferentes instalaciones deportivas populares.

Historia

Antes de los Austrias

La Casa de Campo, como toda la orilla derecha del Manzanares, fue habitada por el ser humano desde la época paleolítica. Del neolítico son característicos en la zona los Fondos de cabaña.

De la época romana es de destacar el municipio de Miacum, que algunos estudiosos sitúan dentro de los límites del parque y de cuyo nombre derivaría el del actual arroyo Meaques. A partir del siglo IV toda la zona central de la península entra en decadencia y, al llegar los árabes en el siglo VII, el área prácticamente se despuebla, situación que comenzaría a cambiar con la fundación por Muhammad I, a mediados del siglo IX, de Magerit, la fortaleza que daría origen a la actual ciudad.

A finales del siglo XIV, Enrique III designa el Monte de El Pardo como Residencia Real, lo que a la larga influiría en la posterior designación de Madrid como capital, siglo y medio después. Una serie de familias nobles residentes en la ciudad afianzan su poder mediante la compra de tierras en su entorno.

Entre ellos destacan los Vargas, uno de los linajes nobiliarios más antiguos del Madrid medieval, que adquieren, en la margen derecha del río Manzanares, una villa con huertas y terrenos que llegan hasta Carabanchel y que incluyen la actual Casa de Campo.[1]

Los Austrias

Así pues, el recinto de la Casa de Campo va a surgir como tal debido a su proximidad a la ciudad de Madrid, y muy especialmente al Palacio Real, surgido a partir de 1537 tras la reforma del antiguo Alcázar por parte de Carlos I. Unos años antes, en 1519, Francisco de Vargas, miembro del Consejo de Castilla en tiempos de los Reyes Católicos, construye una "casa de campo" en los terrenos que posee su familia al otro lado del río.

Antes de producirse el definitivo traslado de la corte a Madrid en 1561, Felipe II pone en práctica una estrategia para dotar de intimidad su futura residencia y aislarla del resto de la ciudad, lo que llevó a cabo mediante sucesivas compras y expropiaciones de terrenos en torno al Alcázar. El rey, gran aficionado a la caza y conocedor de la riqueza Cinegética del Monte de El Pardo‏‎, se propuso también la adquisición de terrenos que le permitieran crear un gran bosque desde las cercanías del alcázar hasta El Pardo y así disponer de una reserva con situación privilegiada próxima a su residencia.

Para conseguir esto, en 1559, ordena desde Bruselas a su secretario Juan Vázquez de Molina que compre a Fadrique de Vargas su casa de campo familiar y los terrenos colindantes, con la intención de transformarlos, como se ha dicho, en zona de recreo y, sobre todo, reserva de caza para uso exclusivo de la familia real. Según consta en Real Cédula expedida en 1562, Felipe II consigue hacerse con dicha casa. A partir de ese año, y hasta 1567, se desarrollan los trabajos de acondicionamiento que transformarán la antigua residencia de los Vargas en una villa-palacete de recreo, proyecto que dirige el arquitecto Juan Bautista de Toledo, que construirá también los jardines conocidos como El Reservado, los más próximos al palacete.[2] El jardinero italiano Jerónimo de Algora, también conocido por sus aportaciones en los jardines del Palacio de Aranjuez, trabaja en el primer diseño en España que incorpora los criterios de jardín formal característicos de las villas del Renacimiento italiano, a los que se añaden elementos musulmanes y flamencos para dar lugar al clásico parterre geométrico español, con gran variedad de flores y especies vegetales.

Por su parte, el holandés Pierre Jasen se encarga de construir varios estanques, junto con las canalizaciones necesarias para abastecerlos. Algunos de ellos son navegables con pequeñas embarcaciones de recreo y al menos uno, situado en algún lugar de la gran explanada que hay junto al actual Lago, era de poca profundidad y solía helarse en invierno, habiendo noticias de que el patinaje en este estanque helado fue uno de los entretenimientos de Felipe III cuando aún era príncipe. Este uso del estanque por parte de la realeza y sus invitados perduró hasta el siglo XX, razón por la que la glorieta que hay junto a él se llama en la actualidad "de Patines". Otro estanque, donde las actuales pistas de tenis, era llamado estanque tenquero, por su aprovechamiento piscícola para la cría de tencas. Felipe segundo siguió realizando sucesivas compras de terrenos colindantes hasta 1583, conformándose así el núcleo de la actual Casa de Campo.

También intervinieron en los trabajos de acondicionamiento del recinto en esta época el flamenco Adrián van der Müller, "maestro de hacer estanques y criar pescados", y el arquitecto Gaspar de Vega. En 1589, el rey nombró capellán de la Casa de Campo a Gregorio de los Ríos, clérigo muy versado en plantas medicinales y autor de uno de los primeros tratados modernos sobre jardinería, Agricultura de Jardines, editado por el impresor Pedro Madrigal en 1592. De los Ríos recibe el encargo de crear un jardín, junto al palacete y la puerta principal, dedicado al cultivo de plantas aromáticas y medicinales para la farmacia real.

Durante el reinado de Felipe III el aspecto lúdico deja de ser la única finalidad de la Casa de Campo. Además de lugar de recreo y caza, parte de los terrenos son dedicados al cultivo de la tierra y a la cría de ganado, aves y peces, con el fin de que el recinto tenga independencia económica. Se encarga la reforma del palacete y los jardines al arquitecto Juan Gómez de Mora, autor también en Madrid de la Casa de la Villa y el Palacio de Santa Cruz.

En esta época se instala junto a la fachada norte del palacete la estatua ecuestre del rey que actualmente, desde 1848, se encuentra en la Plaza Mayor. Basada en un retrato de Juan Pantoja de la Cruz, fue comenzada por el escultor Juan de Bolonia y concluida a su muerte por su discípulo Pietro Tacca‏‎. Con más de cinco toneladas y media de peso y regalo del gran duque de Toscana, Cosme II de Médicis, fue realizada en Florencia y trasladada en 1616 a Madrid bajo la supervisión de Antonio Guidi, cuñado de Tacca.

Durante el reinado de Felipe IV, el interés por la Casa de Campo decrece en favor del Palacio del Buen Retiro, inaugurado en diciembre de 1633. Concebido en un principio como lugar de descanso para la Corte, el nuevo palacio llega a convertirse en segunda residencia del Rey, y después en lugar de celebración de toda clase de actos y vida galante de la Corte. El interés del rey por las artes, en pleno esplendor del Siglo de Oro, y la grandiosidad del flamante nuevo palacio restan interés a la Casa de Campo. Asimismo, nada digno es de destacar en la historia de la Casa de Campo durante el reinado de Carlos II, por lo que a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII|XVIII la posesión real entra en decadencia, a la que también contribuye la mala administración del recinto. Para solucionarlo, se propone el aumento de los recursos económicos y humanos destinados a la posesión, el arreglo del palacio y de las tapias, deteriorados por las crecidas del Manzanares, o el mejor cuidado de sus huertas, que podrían contribuir al sostenimiento económico del lugar.

Los Borbones

Con la llegada de la nueva dinastía, la Casa de Campo experimenta importantes cambios, especialmente tras la construcción del Palacio Real, lo que reaviva el interés de la monarquía por el cercano recinto.

Felipe V, acostumbrado a la corte francesa, introduce las modas de aquel país en la Casa de Campo y en 1720 ordena la remodelación de los jardines, que conservaban el estilo de parterre español desde los diseños de Jerónimo de Algora, para ser sustituidos por broderies a la francesa, con arbustos esculpidos con formas geométricas, y donde predominan las líneas curvas frente a las rectas del anterior diseño. Su hijo Fernando, siendo aún infante, proporciona la que posiblemente sea la mayor ampliación de la Casa de Campo, adquiriendo más de mil hectáreas hacia el norte y hacia el oeste (al precio de un millón y medio de reales de vellón) lo que quintuplica la extensión del recinto. Ya como rey, Fernando VI declara la Casa de Campo Bosque Real y la acondiciona para su uso cinegético.

Durante el reinado de su hermano Carlos III se produce el apogeo en la productividad de la Casa de Campo, con nuevos cultivos y sistemas de riego para hacerla autosuficiente. En 1773, el rey encarga un amplio proyecto de transformación de todo el recinto, ampliado con nuevas adquisiciones de terreno, a su gran colaborador, el arquitecto Francesco Sabatini, quien construye en 1782 el Puente de la Culebra, quizá el elemento arquitectónico más importante del parque en la actualidad. Sabatini lleva a cabo todo un plan de reformas, desde la renovación del palacete hasta el diseño de, por ejemplo, pilas bautismales. También crea una canalización para riego, cuyos restos todavía pueden observarse, desde el lago hasta el Reservado. Asimismo, se renuevan los caminos interiores y, además del citado de la Culebra, se construyen otros cuatro puentes ornamentales. También se levanta la faisanera, para la cría de faisanes y otras especies exóticas de aves. Asimismo, Sabatini diseña la iglesia de la Torrecilla, de la que, tras sufrir graves daños durante la Guerra de la Independencia y quedar completamente destruida durante la Guerra Civil, sólo pueden observarse en la actualidad los cimientos. De otra iglesia más antigua que remodeló, la de los Rodajos, no quedan restos.

También se encarga Sabatini de los trabajos de reparación, comenzados durante el reinado de Fernando VI, y de levantarla donde no existía, de la tapia de ladrillo y mampostería, de dieciséis kilómetros de longitud, que cierra el parque y que en gran parte de su trazado se mantiene en la actualidad. Su objetivo era impedir el paso de extraños, para lo cual se crea también un cuerpo de guardias uniformados. También se reforma en esta época la administración del lugar, poniendo a la cabeza un gobernador que sigue las órdenes directas del rey, encargándose de la parte económica un "veedor y contador".

A pesar de todas estas actuaciones, durante el reinado de Carlos III no se hacen grandes construcciones en el recinto, ya que el rey, cuando reside en Madrid, lo hace en el cercano Palacio Real, por lo que no se ven necesarias obras de mejora en este sentido, como sí se hicieron en los palacios de La Granja, Aranjuez o El Pardo. Por otro lado, el intento de conseguir la independencia económica de la posesión iría a la larga en detrimento suyo, ya que nunca fue lo suficientemente productiva como para acometerse todos los planes de mejora que se proyectaron. En esta época, los ingresos anuales que proporcionaba la Casa de Campo eran de 30.000 reales de vellón, siendo la mitad proporcionados por los pozos de nieve que había en el recinto.

Durante el reinado de Carlos IV se construyen principalmente avenidas y plazas que unen los distintos edificios del recinto. En esta época prácticamente el único uso de la propiedad real es el de cazadero y el déficit, como a lo largo de todo el siglo XIX, va constantemente en aumento. Con la invasión francesa se producen numerosos desperfectos en el arbolado y en la casa-palacio, aunque por los inventarios hechos al acabar aquella se sabe que el expolio, contrariamente a lo admitido tradicionalmente, fue mínimo. En tiempos de José I, el arquitecto Juan de Villanueva construye un pasadizo abovedado que comunica el Palacio Real con la zona donde comienza el Puente del Rey, que sería construido en 1829 por el arquitecto Isidro González Velázquez.

En 1834, durante la regencia de María Cristina de Borbón, la integridad de la Casa de Campo corrió serio peligro al presentarse un proyecto de edificación de un nuevo pueblo, La Real Cristina, que había de construirse sobre toda su extensión. El proyecto no se llevó a cabo. Durante el reinado de Isabel II se impulsó un proyecto para renovar el arbolado. En 1860 se construye el puente para la línea ferroviaria Madrid-Irún, que cruza la Casa de Campo. De esta época es también la principal fuente ornamental del parque, llamada de Isabel II, erigida originalmente en la calle San Bernardo para inaugurar el Canal de Isabel II y que, tras ser trasladada a la Puerta del Sol y posteriormente a la glorieta de Cuatro Caminos, terminó por fin recalando en la Casa de Campo.

En 1876, ya durante el reinado de Alfonso XII, se construye un nuevo lago de patinaje. En 1878 el recinto sufre un pavoroso incendio en medio de una de las peores sequías del siglo XIX en España, conocida en su tiempo como "la seca de cuatro años" (1875-1879). En el siniestro murió un jornalero, 900 fanegas de superficie fueron arrasadas y 1.013 árboles destruidos. Todo el personal de la Casa de Campo se movilizó, consiguiendo que el incendio no fuera a mayores, por lo que, en prueba de agradecimiento por su arrojo, el rey les concedió diez pesetas por cabeza.

A comienzos del siglo XX, la Casa de Campo, que dependía del Real Patrimonio, era independiente del resto de los Reales Sitios y tenía su propia administración. Los empleados vivían dentro del recinto e incluso había un cementerio. Sus ingresos venían de la venta de hielo, nieve, leña, resina y de la leche, queso y mantequilla de sus vaquerías, así como de la comercialización de los productos de sus huertas y viveros. En 1928, Alfonso XIII cede los terrenos del Jardín de Felipe II al Comité de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura.

Espacio público

La Casa de Campo siguió siendo un parque cerrado, para uso y disfrute exclusivo de la realeza, hasta la instauración de la Segunda República. El 20 de abril de 1931, un decreto del Ministerio de Hacienda dispone ceder la hasta entonces posesión real al Ayuntamiento de Madrid. El 1 de mayo, apenas diecisiete días después de la proclamación del nuevo régimen, el ministro de Hacienda del gobierno provisional de la República, Indalecio Prieto, le hizo entrega al pueblo de Madrid, representado por su alcalde, Pedro Rico, de la Casa de Campo. Ese día, unos 300.000 madrileños acudieron al parque a celebrarlo, entrando el pueblo llano en el recinto por primera vez. Cinco días después, el 6 de mayo, a las doce de la mañana, se produce la entrega ante notario del parque al Ayuntamiento de Madrid. El 3 de junio, un decreto declara la Casa de Campo monumento histórico-artístico de carácter nacional. De esta época son la mayoría de las fuentes de agua potable que hay en la actualidad en el parque. Sin embargo, no será hasta 1963 cuando se inscriba en el Registro de la Propiedad como espacio de uso público.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) la Casa de Campo fue frente de guerra durante casi toda la contienda, siendo aun visibles en su interior numerosos restos de trincheras y búnkeres. La línea del frente cruzaba el parque desde el Puente de los Franceses y la Ciudad Universitaria, hasta la zona media del actual Paseo de Extremadura, continuando hacia el entonces municipio de Carabanchel Bajo. En el Cerro de Garabitas, ubicado en el interior del parque, estuvieron localizadas posiciones artilleras que bombardeaban diariamente la ciudad. Hasta 1946 no se reabriría de nuevo el parque al público. En 1950 se inicia la construcción de la Feria del Campo, una serie de edificaciones de estilo regionalista dedicadas a las distintas zonas del país.

El 6 de febrero de 1961 se inaugura el ferrocarril suburbano, cuyas estaciones de Batán y Lago prestan servicio al parque. En 1969 se abre el Parque de Atracciones y el 23 de junio de 1972 el Zoológico. Previamente, en 1971 el Ayuntamiento había aprobado un proyecto de ampliación en 400 hectáreas de la superficie de la Casa de Campo mediante la incorporación de una zona perteneciente a los municipios de Pozuelo y Madrid, aunque el proyecto llevaría varios años hasta que se hizo realidad. A partir de mediados de los años setenta, con la llegada de la democracia, cada vez es más insistente la presión de los vecinos y de los grupos ecologistas para que la Casa de Campo se cierre al tráfico, iniciándose planes para recuperarla de su deterioro. Así, el 19 de marzo de 1980 se prohíbe circular por las vías no asfaltadas y a más de 40 Km/h.

El 24 de junio de 1995 una gran tromba de agua que cae en pocas horas sobre Madrid revienta veinte metros de la tapia histórica junto a las rejas del arroyo Antequina, quedando destruido el puente de Siete Hermanas sobre el arroyo Meaques y desbordándose el lago, cuyas aguas, en su camino hacia el río Manzanares, inundan parte del trazado de la autopista M-30. Desde mediados de los años noventa surge un nuevo problema en el parque, al instalarse un área de prostitución en la zona sur, junto a las carreteras más transitadas por los vehículos, lo que provoca las quejas de muchos de los vecinos y usuarios del parque. En 1999, siendo su presidente Alberto Ruiz-Gallardón, la Comunidad de Madrid declara Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de jardín histórico, la Casa de Campo. Esto le dio al parque la máxima protección ambiental, por lo que el Ayuntamiento y el Club de Campo recurrieron la decisión y la llevaron a los tribunales, ya que se impedía cualquier tipo de actuación urbanística en el recinto. En 2002 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaminó que había errores de forma en la declaración de BIC, ya que se había protegido el parque como monumento histórico artístico basándose en el decreto del 20 de abril de 1931 que cedía los terrenos al Ayuntamiento, pero esto sólo incluía los bienes de la Corona y no todo el recinto en su conjunto. Debido a esto, en septiembre de 2007 el Tribunal Supremo anuló la concesión de BIC.

En mayo de 2007 se inauguran las obras de soterramiento de la M-30 y del Paseo de Extremadura, que, en lo tocante a la Casa de Campo, afectan al ángulo sureste, donde posteriormente se reconstruye la antigua Huerta de la Partida. En el espacio liberado con la desaparición en superficie de la autopista se construye actualmente (julio 2007) un parque junto a las riberas del río, lo que facilitará en el futuro el acceso a la Casa de Campo desde la glorieta de San Vicente por el Puente del Rey. El 7 de julio de 2007 se prohíbe definitivamente el tráfico rodado por la Casa de Campo a través de la carretera de Rodajos, única por la que, en horario restringido, podían ya circular los automóviles. Esto ocasiona las quejas de los residentes en Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte, que utilizaban esta vía como acceso a la capital, con 5.000 vehículos diarios. A partir de este momento sólo quedan abiertos al tráfico los accesos al Zoo, al Parque de Atracciones y al entorno del lago.

Naturaleza

Geología

La zona de la actual casa de Campo, como gran parte de la zona occidental de la Peninsula Ibérica, se asienta sobre el Macizo Hespérico, surgido en el precámbrico, aunque el sustrato del terreno empieza a formarse tras el surgimiento en el Oligoceno del Sistema Central‏‎ y el posterior arrastre, en el Mioceno, de los Detrito‏‎s procedentes de la erosión de las montañas del Guadarrama. Estos materiales ocupan toda la llanura hasta Madrid y en la Casa de Campo adquieren un espesor de 2.000 metros; muy permeables, son de grano más grueso en el norte y suroeste del parque y más fino en el centro y en la parte oriental.

Con el deshielo tras las glaciaciones del cuaternario, el Manzanares arrastró gran cantidad de sedimentos que formaron extensas terrazas en sus laderas, más antiguas cuanto más nos acercamos hacia el interior el parque. Arrastres posteriores del arroyo de Meaques forman la zona sureste del actual parque, dando lugar a un fértil sustrato donde posteriormente se construirán el Palacio de los Vargas y sus jardines y los actuales viveros. La zona también es rica en arcillas. Éstas eran consideradas de buena calidad para la manufactura de ladrillos y otras piezas de construcción, las cuales se cocían en hornos a pie de obra, como fue el caso en las construcciones llevadas a cabo en la posesión real.

Relieve e hidrografía

La Casa de Campo presenta un relieve ondulado de suaves colinas con varios valles de oeste a este, presentando un desnivel máximo de 110 metros, entre los 690 junto a la entrada de Somosaguas y los 580 junto al Manzanares. Entre medias hay varios cerros, siento el más alto el de Garabitas, con 679 metros.

Por los valles citados transcurren varios arroyos hasta su desembocadura en el Manzanares. La mayoría de ellos son estacionales y nacidos dentro del parque. Sólo dos de estos arroyos, que se originan más al oeste, tienen permanentemente agua: el de Meaques, al sur, el principal, y el de Antequina, al norte. El de Meaques presenta varias represas artificiales en su recorrido hasta la glorieta de Patines, a partir de la cual está entubado hasta su desembocadura en el Manzanares. Históricamente, el caudal de estos ríos fue mayor, produciéndose diversas avenidas que llegaron a destrozar los puentes. En 1995 fue la última de ellas.

También son de destacar los manantiales, de los que hay varios en el recinto debido a los importantes acuíferos del subsuelo de toda la zona. Históricamente, el más destacable de estos manantiales fue el de la Fuente Mineral (o del Acero), con aguas ferruginosas recomendadas como reconstituyente. Para acceder a ella se expedían permisos a quien lo solicitara, pero en 1860 se canalizó hasta la valla de la posesión para que el pueblo pudiera disfrutar de sus aguas sin tener que entrar en el recinto real. A partir del siglo XIX, con la creación del canal de Isabel II, se construyeron canalizaciones para unir éste al parque, y son sus aguas las que en la actualidad se utilizan.

En cuanto a los estanques, aunque ya existió una pequeña laguna natural, la mayoría fueron creados una vez que el recinto pasó a ser posesión real en el siglo XVI. Se utilizaban para diversas funciones prácticas (reserva de agua para riego, control de las crecidas, cría de peces) y también por su valor estético y de ocio (representación de naumaquias, navegación en falúas y, en invierno, para patinar). A partir de la laguna natural antes citada, se construyó el llamado Estanque Grande, principalmente para almacenar agua. En el siglo XVII había cinco (el citado Grande y los del Norte, del Niño, de la Mujer y del Puerco). En el siglo XVIII se construyó, donde las actuales pistas de tenis, uno nuevo, el Estanque Chico, que se dedicaría posteriormente a la cría de tencas y recibiría el nombre de El Tenquero. En el siglo XIX quedaban tres y el rey Alfonso XII construyó en el Grande un embarcadero y dedicó otro para patinar, llamado desde entonces de Patines y que sería desecado tras la guerra civil. El tercero y el Grande se unieron para crear el actual lago.

Entre 1996 y 2000 se crearon catorce charcas de pequeño tamaño para aumentar la biodiversidad del parque; fueron repobladas con anfibios y peces y actualmente en ellas también se reproducen algunas aves.

Flora

La vegetación natural de la Casa de Campo es el encinar, acompañado de arbustos, especialmente la retama. Sin embargo, como hemos visto, a lo largo de su historia ha experimentado una constante transformación, instalándose en algunas épocas tierras de cultivo y repoblándose en otras con distintas especies arbóreas ajenas al lugar, especialmente pinos, pero también álamos, castaños, chopos, plátanos de sombra, fresnos, robles, sauces… En el año 2002 el inventario de arbolado arrojaba un censo de 686.294 ejemplares.

Los encinares existentes actualmente son fruto de la repoblación de los últimos tiempos, aunque algunos ejemplares aislados pueden ser más antiguos (probablemente la más antigua tiene unos 250 años). En la actualidad representan el 16% de la superficie total del parque (en el siglo XIX eran el 10%), si bien no son encinares en su estado natural, sino muy condicionados por el uso intensivo del parque. Las encinas albergan bajo sus ramas, además de la citada retama, otras especies como espino, endrino, Escaramujo, romero, tomillo, esparraguera, siempreviva, cantueso o torvisco. Los pinares se replantaron masivamente tras la Guerra Civil, que arrasó la Casa de Campo, aunque ya a mediados del siglo XIX se plantaron casi cuarenta mil y existen ejemplares de más de 200 años. Numerosos topónimos dan cuenta de la existencia de pinares desde muy antiguo.

Junto a los arroyos se dio una vegetación típica de ribera, con fresnos, chopos, olmos, sauces, alisos, sargas y mimbreras, taray... Sin embargo, al ser precisamente estas zonas las más utilizadas por el ser humano ya desde la prehistoria, su vegetación ha variado mucho. Los álamos, blancos y negros, formaban hace siglos extensas alamedas con árboles de gran altura que proporcionaban sombra, pero hoy en día sólo se presentan aislados. Uno de estos árboles, de grandes dimensiones y que ya no existe, dio nombre al puente del Álamo Negro y, junto al lago, un paseo conserva el nombre de Paseo de los Chopos.

Por su parte, los pocos alisos que quedaban desaparecieron con las inundaciones de 1995. En cuanto al taray, cerca del lago pervive un ejemplar de 250 años de antigüedad. La mayoría de los olmos ha desaparecido debido a la Grafiosis. Sin embargo, sí hay varios ejemplares de fresnos en el valle del Meaques. Junto a los arroyos también hay que destacar la presencia de zarzas, que han dado nombre al arroyo de la Zarza y a la zona del Zarzón. Entre las especies de árboles introducidas cabe destacar el roble, el plátano, el castaño de indias, la morera, el Ailanto, la acacia, el cedro, el árbol del amor o el tejo.

En el año 2000, 18 árboles o conjuntos de ellos fueron catalogados como árboles singulares. Se encuentran señalizados mediante unos carteles de madera que describen sus características especiales.


Uso del parque e instalaciones

La casa de Campo es aprovechada por numerosos residentes de la ciudad, especialmente los fines de semana y días festivos. Muchos deportistas aficionados practican en el parque footing, ciclismo, Mountain bike, tenis, fútbol, senderismo o natación. También se celebran pruebas de atletismo y, en el lago, de Piragüismo y de Triatlón.

También acude mucha gente a los numerosos restaurantes situados en los antiguos pabellones de la Feria del Campo y a los quioscos en torno al lago. A esto hay que sumar los visitantes de las distintas ferias y acontecimientos celebrados en los pabellones de los recintos feriales y en el Madrid Arena. Se puede acceder mediante autobús, metro, vehículo privado o teleférico.

Las principales instalaciones del parque son:

  • Centro de Información

Situado al este del lago, tiene tres plantas. En la primera está el mostrador de información y una exposición sobre la historia del parque. En la planta sótano se explica la flora y fauna del parque; hay una maqueta del parque y una sala audiovisual. Se puede acceder a la azotea ecológica mediante una escalera abatible. Horario: de martes a sábado de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00 (domingo sólo mañanas). También cuenta con un pequeño acuario en el exterior y organiza visitas guiadas gratuitas.

  • El Lago

El entorno del Lago es uno de los más visitados del parque debido a su fácil acceso en automóvil y a través de la estación de metro de Lago. Dispone de un embarcadero donde es posible alquilar barcas de recreo o subirse en un pequeño barco a motor. También hay una escuela de piragüismo, cuyas instalaciones fueron inauguradas en 1991. El Lago está rodeado por una docena de quioscos de bebidas y comidas y dispone en el centro de un gran surtidor de agua visible desde toda la cornisa oeste de la ciudad.

  • Instalaciones deportivas

Están situadas en su mayoría alrededor del Lago, como las canchas de tenis, inauguradas en 1969. También hay un circuito de footing, una piscina municipal y un circuito de bicicletas de 11,5 Km . Los domingos y festivos de 9.00 a 15.00 se realiza el Circuito de Ciclismo Enrique Otero, con asistencia médica y furgoneta para reparación de bicicletas. Su recorrido es de nueve kilómetros con dos ramales, uno llano de 750 metros y otro con subidas y bajadas de 1.800 m .

  • Parque de Atracciones
  • Zoológico

Con acceso desde la avenida de Portugal, el Parque zoológico de Madrid, inaugurado en 1972, dispone de un delfinario (1987) y un aquarium (1995).

  • Teleférico

El Teleférico une la zona central de la Casa de Campo con el terminal situado en el Paseo del Pintor Rosales. Dispone de ochenta cabinas que recorren 2,5 km .

  • Recintos feriales de IFEMA

El origen de la Feria del Campo, antecedente de los actuales recintos feriales, se remonta a 1919, cuando se cedió a la Asociación de Ganaderos el Reino una parcela, en el mismo emplazamiento, para exposición y concurso de ganado.

Situados junto a la avenida de Portugal, los recintos feriales ocupan una extensión de 67 ha, con 4 ha al aire libre y 33.000 cubiertos. Los pabellones actuales son el de Cristal, el de La Pipa, el de Convenciones, el XII y el de Autoridades. También dispone de un Teatro.

En uno de los pabellones, la Audiencia Nacional ha celebrado varios juicios, como el de los Atentados del 11 de marzo de 2004.

  • Paseo de la gastronomía

Varios de los pabellones de la antigua Feria del Campo, construidos en los años sesenta del siglo XX siguiendo la arquitectura típica de diversas regiones españolas, fueron posteriormente reconvertidos en restaurantes, denominándose a la zona Paseo de la Gastronomía. Entre estos restaurantes destacan A'Casiña (instalado en el antiguo pabellón de Pontevedra, en el que fue pazo de Campoluengo), Currito, El Bosque Sagrado, El Caserón de Araceli, El Colonial de Mónico, El Palacio de la Misión, Guipúzcoa, La Masía de José Luis, La Pesquera (en el antiguo pabellón de Toledo, con una réplica de la Puerta de Bisagra) y Ondarreta.

  • Pabellón Madrid Arena

El pabellón multiusos Madrid Arena se construyó como parte de las instalaciones previstas para la candidatura olímpica Madrid 2012. Se edificó a partir del estadio al aire libre conocido popularmente como el rockódromo, por celebrarse en su recinto especialmente conciertos de Rock.

  • Venta del Batán

La Venta del Batán era el lugar tradicional de encierro de los toros en los días previos a su lidia en la Plaza de Toros de Las Ventas. Aquí podían ser visitados por el público, pero desde hace unos años no se permite su exposición pública debido a la enfermedad de la lengua azul. En sus instalaciones está la Escuela de Tauromaquia de Madrid .

  • Albergue Juvenil Richard Schirrman

Además del albergue, que lleva el nombre del fundador del primer albergue juvenil del mundo, acoge en sus instalaciones el Centro de Recuperación de Rapaces Nocturnas Brinzal y la Escuela de Circo Carampa.

Puntos históricos de interés

  • El Palacio de los Vargas

El primitivo Palacio de los Vargas fue remodelado en tiempos de Felipe II por Juan Bautista de Toledo y en 1773 por Sabatini. Destruido durante la Guerra Civil, fue reconstruido con poco acierto, aunque en su fachada se sigue conservando un antiguo escudo. Acoge en la actualidad dependencias de la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento. En los años noventa del siglo XX se elaboró un proyecto de restauración del palacio junto con los jardines aledaños. En estos están situados los restos de la conocida como Galería de las Grutas, edificio subterráneo que se derrumbó parcialmente en el siglo XIX.

  • Puente de la Culebra


Obra de Francesco Sabatini, fue construido en 1782 por orden de Carlos III, siendo la obra artística más representativa de las que perduran en toda la Casa de Campo y un curioso ejemplo de arquitectura barroca italiana en Madrid. Probablemente es la obra más decorativa y menos funcional de todas las que construyó el arquitecto italiano en la Casa de Campo, pues estaba situado lejos de los caminos más transitados y además su escasa anchura sólo permitía el paso de personas, no de carruajes, razón por la que se conocía como "el puente Estrecho". Sabatini construyó otros cuatro puentes, de los que sólo perduran el de la Agachadiza y el del Álamo Negro (antes llamado del Batán), con uno de sus tres ojos originales cegados y todo su estructura primigenia de ladrillo recubierta de cemento.

El de la Culebra se encuentra en la zona conocida como El Zarzón, situada en el vértice suroeste del recinto. junto a la confluencia del camino de Prado Rodajos en su extremo sur y la carretera del Zarzón en su extremo oeste, donde una pequeña presa remansa las aguas del Arroyo Meaques dando lugar al conocido como "Estanque Chico", rodeado de zarzas y espesa vegetación.

El puente, que acabó recibiendo su actual nombre por la forma serpenteante de sus pretiles de granito, fue objeto en septiembre de 2003 de un acto de vandalismo, al ser sustraídos los diez pináculos de granito que adornaban sus pretiles, de los que sólo aparecieron tres en las inmediaciones. Al año siguiente, el ayuntamiento invirtió 32.000 euros en la restauración del puente y los pináculos desaparecidos fueron sustituidos por reproducciones.

  • El Reservado

Se conoce con este nombre a los jardines situados junto al palacete de los Vargas. Se dividen en el Chico y el Grande. El primero es visitable, con un horario restringido, aunque en su interior, rodeado por una tapia, sólo quedan los restos de las trazas de los antiguos jardines. Se puede observar en su interior uno de los Árboles Singulares" del parque, el conocido como Cedro del Reservado. También se encuentra aquí la Casa de la Castaña, que acoge en la actualidad dependencias municipales.

La otra parte, El Reservado Grande, acoge en la actualidad unos viveros municipales y no es visitable. En el límite entre los dos recintos se encuentra el edificio de la faisanera utilizado en la actualidad por los viveros.

  • La tapia

Gran parte del perímetro de la Casa de Campo está delimitado por la antigua tapia reformada por Sabatini sobre la erigida antes. Tiene sesenta centímetros de espesor y está realizada mediante machones y vedugadas de ladrillo con paños de mampostería de piedra y mortero de cal. En la parte superior está cubierta con albardillas de granito. En algunas partes se encuentra derruida y en otras reconstruida.

La tapia está jalonada por una serie de puertas por las que se accedía desde los caminos que llegaban de las localidades próximas. Normalmente eran de piedra, con dos o más pilastras verticales con adornos en la parte superior y verjas de hierro. La mayoría han desaparecido, aunque perduran las que dan acceso al Club de Campo, que eran las antiguas puertas de Aravaca y de Castilla.

También había portillos, para el paso de personas, como los de la Agachadiza, Casa Quemada, Los Pinos o Zarzón, reconstruido.

Otro elemento interesante de la tapia son "las rejas", aperturas practicadas en la parte baja de aquella en su confluencia con los arroyos, que permitían la entrada del agua pero al mismo tiempo protegían de los extraños con sus rejas de hierro. En la mayoría de los casos es un conjunto de tres rejas, con la central de mayor tamaño. Los estribos laterales, para resistir las crecidas, tiene forma de tajamares. Las rejas son basculantes, para poder abrirse en caso de fuertes riadas. Todavía perduran las de los arroyos de Meaques, Prado del Rey, la Zorra y dos en el de Antequina.

  • Puente del ferrocarril

El puente del ferrocarril, situado en la zona norte, fue construido en 1860. Es de ladrillo y granito con un arco de medio punto. Cruza sobre el camino de los Robles. No tiene pretil, pero debió tener unas barandillas que fueron arrancadas, ocasionando desperfectos en el granito.

  • Fuentes

La mayoría de las fuentes históricas que hay actualmente en el parque fueron construidas tras abrir éste al público durante la Segunda República, como la del Triángulo, en el ángulo suroeste del Lago, o la de los Neveros, cercana a la anterior, cruzando la glorieta de Patines.

Sin embargo, también perduran otras más antiguas, como la del Zarzón, de 1898, aunque algo cambiada, ya que antiguamente tenía cuatro adornos en forma de piña. También la fuente de Rodajos es más antigua.

  • Restos de la Guerra Civil

En la Casa de Campo perduran numerosos restos de la Guerra Civil, como trincheras y búnkeres. Cerca del Puente de la Culebra pueden verse restos de una posición de retaguardia del ejército nacional.

  • Huerta de La Partida

Situada en lo que actualmente es el ángulo sureste de la Casa de Campo, la Huerta de La Partida original databa del siglo XVI y se creó para dar servicio al palacio de los Vargas, para lo cual se construyó el canal de riego denominado de La Partida, procedente del arroyo de Meaques, que por entonces pasaba próximo a esta zona aunque actualmente discurre entubado en este último trozo. Con el paso del tiempo la huerta perdió su función, sobre todo a partir del siglo XX. En 1928 se estableció sobre sus terrenos una parcela de experimentación de plantas medicinales.

Dentro del plan de soterramiento de la M-30, en mayo de 2007 se inauguró una recreación de la zona, en la que se han plantado 837 ejemplares de árboles frutales ordenados en hileras. Entre éstos se incluyen nueve tipos: almendros, Membrillos, perales, ciruelos, olivos, nogales, manzanos, moreras e higueras, cuyos troncos están pintados de cal como era tradicional antiguamente. El proyecto, que también incluye un arroyo de 480 metros, tuvo una inversión de 2’8 millones de euros.

  • Elementos desaparecidos

Entre los elementos desaparecidos del parque merecen destacarse el "Lago Menor", que estuvo cerca del actual Lago y utilizado, como ya se ha dicho, para patinar; la Iglesia de la Torrecilla, de la cual sólo quedan algunos restos de los cimientos que permiten ver su dimensión original; La Era, un campo empedrado por la zona del Lago, actualmente con porterías; la Casa Quemada, junto al portillo que comunicaba con el camino de Aravaca, en el cerro de Covatillas, donde había un guarda y que durante al Guerra Civil sirvió de protección al cerro Garabitas, centro de actuaciones del ejército franquista; la Fuente del Águila, en El Reservado, construida durante el reinado de Felipe II, probablemente por el genovés Giovanni Angelo Montorsoli, y trasladada en 1890 a su ubicación actual en el patio de la Universidad Reina Cristina de El Escorial.

Acceso y transportes

  • Andando o en bicicleta, se puede acceder a la Casa de Campo por once puertas: las del Río o del Rey y la de Moreras al este; las del Batán, de la Venta, del Dante, Grande y del Ángel al sur; y las de Aravaca, de Somosaguas, de Rodajos y del Zarzón al oeste, desde donde también hay entrada por media docena de portillos.
  • Las líneas de autobús que dan acceso al parque son: por el sur 25, 31, 33, 36, 39, 55 y 65; por el este 41 y 75; y por el norte 160 y 161.
  • Mediante metro se puede llegar por la línea Línea 5 (Estación de Casa de Campo) y por la línea Línea 10 (estaciones de Lago, Batán y Casa de Campo).
  • La circulación con automóviles sólo se permite, accediendo por la avenida de Portugal, para llegar a los aparcamientos situados junto al Parque de Atracciones, Zoológico, terminal del Funicular, zona del Lago y algunas instalaciones deportivas. Estos accesos abren desde las 6.00 hasta las 0.30 ó 1.00 (cuando finaliza la actividad en los quioscos y en el Parque de Atracciones).


Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.
  1. Dentro de esta propiedad, en el lugar donde actualmente se encuentra la Ermita de San Isidro, se ubicó la casa de labor donde vivió Isidro Labrador con su familia cuando trabajaba al servicio de Iván de Vargas
  2. Aún con las reformas, la casa conservará durante un siglo un carácter relativamente modesto. Así, en las crónicas del viaje del príncipe florentino Cosme III de Médicis por España y Portugal, entre 1668 y 1669, se alude a la llamada Casa del Campo como "impropia de un rey"
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