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Catedral de San Antolín de Palencia

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Catedral de San Antolín de Palencia

La catedral de San Antolín se encuentra en la ciudad española de Palencia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Es gótica con añadidos posteriores renacentistas, barrocos y platerescos. Popularmente es apodada "la Bella Desconocida" por no tener demasiada fama en España aún cuando se trata de un templo de un gótico puro y de exterior austero que atesora en su interior una importante cantidad de obras de arte de gran calidad y valor.

Sus más de 130 metros de largura la convierten en una de las mayores catedrales de España, su ábside roza los 30 metros de altura y la anchura es de 50 metros en el crucero más otros tantos del claustro y sala capitular. Posee un exterior que carece de una fachada principal propiamente dicha y se presenta sobrio y sin grandes ornamentaciones arquitectónicas, cosa que no refleja la grandeza de su interior, donde pueden verse más de veinte capillas de gran interés artístico e histórico.

Aunque la construcción de la catedral gótica haya durado desde el siglo XIV hasta el XVI, en realidad lo que hoy día es catedral ha tardado casi catorce siglos en ser levantada, pues la parte más antigua de la Cripta de San Antolín data del s. VII y el templo aún no ha sido concluido.

Lo que más destaca de la seo es la torre que es muy esbelta de frente pero tosca de lado. Estudios recientes y excavaciones demuestran que fue torre de carácter militar en el pasado y tras cumplir esa función se le añadieron sus pináculos y espadaña como única decoración. La planta es de cruz latina y tiene la peculiaridad de contar con un crucero y un falso crucero por lo que también dispone de cinco puertas. Esto es debido a que el primitivo crucero quedó pequeño y fue sustituido por el actual.

En este templo se guarda en su antesala y sala capitular la colección del museo catedralicio con su gran obra El martirio de San Sebastián de El Greco, y otras obras como una gran colección de tapices flamencos renacentistas.

Orígenes del edificio

En el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. De ninguno de los dos queda memoria en el emplazamiento del edificio actual.

El vestigio más antiguo es el fondo de la cripta de San Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del siglo VII,[1] Construido con y sobre restos romanos.[2]

En tiempos de Sancho III el Mayor se restauró la Diócesis palentina en su antigua sede de la ciudad de Palencia.[3] El rey encargó su organización al obispo Ponce (o Poncio) que gobernó desde 1035 a 1037. La diócesis necesitó por tanto una sede, eligiéndose su ubicación en el mismo lugar que ocupaban las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y restauradas a tal efecto. En 1035 y ante la presencia de Sancho el Mayor, de la corte y de varios obispos se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la cripta de San Antolín tal y como puede verse en la actualidad.[4]

Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184) se edificó un nuevo templo en estilo románico que fue consagrado en 1219 en tiempos del obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus. Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. Los restos arquitectónicos que se conservan sirven para determinar su situación y sus dimensiones aproximadas. En la actual capilla mayor se mantienen columnas y capiteles que hacen pensar que aquella zona correspondería al ábside. También se guardan procedentes de aquella catedral románica muchos objetos litúrgicos y algunas esculturas en piedra policromada, la talla de la Virgen románica con el Niño, el valioso sepulcro de doña Urraca (hija de Alfonso VII) y la mesa de altar de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles. La reja que sirve de puerta a la capilla del Sagrario es también románica y de la misma época.

La catedral gótica (1321-1516)

La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el Cabildo propuso levantar en el mismo lugar una nueva, al estilo del momento, es decir, el gótico. Se supone que se tomó esta decisión por el mal estado en que se encontraría el edificio románico y por las necesidades de que Palencia tuviera una sede digna del prestigio que había tomado la diócesis palentina.

El 1 de junio de 1321 se colocó la primera piedra ante la presencia del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de varios obispos españoles. Ese año regentaba la catedral Juan II (1321-1325). Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León. Está documentado el primer canónigo obrero o fabriquero, Juan Pérez de Acebes, que era prior de la abadía de Husillos y Comendador.

Desde 1321 a 1516 se distinguen tres etapas constructivas:

  • La primera se extiende desde 1321 a 1426 en que se comienza la cabecera que se fue completando con siete capillas absidales y la girola. Las obras continuaron lentas a lo largo del siglo XIV.
  • La segunda comprende desde 1426 a 1486 en que se construyen tres tramos de las naves más la nueva capilla mayor y parte de la torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. A finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el principio con respecto a la longitud del templo, haciendo el proyecto de ampliar en un tramo más. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente. Existe una bula de Inocencio VIII a fecha de 1486 que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que la catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según avanzaban las obras.[5]
  • La tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el mandato de los obispos fray Alonso de Burgos, fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón y Pascual de Jaén que puso la última piedra cerrando las bóvedas de los pies. Se realizaron los cinco restantes tramos de las naves más el crucero más el claustro y la sala capitular.[6]


Maestros constructores, obispos y mecenas

Entre 1397 y 1415 las obras de la catedral recibieron un gran impulso bajo el obispado de Sancho de Rojas. Es cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se procede a su decoración que es sufragada por este obispo a quien sucedió Gutierre Álvarez Gómez de Toledo, desde 1426 a 1439 y después Pedro de Castilla Eril desde 1440 a 1461. Durante el mandato de estos dos obispos tiene lugar la segunda etapa de construcción de que se ha tratado en la sección anterior. Con Gutierre Álvarez dirige las obras como maestro mayor Isambart (o Ysambert o también Isabrante).[7] Este obispo se ocupó de que las obras no decayeran y a tal efecto aprobó la creación de la Cofradía de San Antolín en 1432 de la que se recibirían donaciones importantes.

Su sucesor, Pedro de Castilla consiguió que se acelerase el ritmo de las obras. Bajo la dirección del maestro mayor Gómez Díaz se construyó la parte que comprendía desde la capilla mayor ya terminada hasta el crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de agrandar los planos cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De esta manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso crucero, más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue capilla mayor (hoy capilla del Sagrario).

Entre 1461 y 1469 tiene lugar el obispado de Gutierre IV de la Cueva. El maestro de obras sigue siendo Gómez Díaz que reedifica y termina la torre. A su muerte es contratado Bartolomé Solórzano que será maestro mayor hasta comienzos del siglo XVI (1504) haciendo los planos y dirigiendo numerosas obras de ampliación durante los obispados de Diego Hurtado de Mendoza (1473-1485), fray Alonso de Burgos (1486-1499) y fray Diego de Deza Tavera (1500-1505). Estos dos últimos obispos dominicos son grandes impulsores y entusiastas que consiguen un gran avance en la edificación de la catedral. Con fray Alonso comienza la tercera y última etapa del gótico. Es un hombre inquieto, con grandes recursos para aportar soluciones y buscar medios para conseguir la culminación de las obras. Su mejor gestión fue conseguir del Papa el permiso para que el Cabildo de la catedral de Palencia pudiera destinar durante 35 años unas determinadas rentas con destino a las obras de esta fábrica. Además legó millones de maravedíes para la catedral en general y para el comienzo de la construcción del claustro. Bajo su mandato se terminó el crucero (1497) y se dio un gran avance en el siguiente tramo, avance que llegó casi hasta los pies del templo. El otro gran obispo dominico, Diego de Deza, contrató al maestro Martín Ruiz de Solórzano para la culminación del edificio; pero en 1505 el obispo es trasladado a Sevilla y el maestro Martín muere.

Otro gran adelanto tuvo lugar gracias a Inés de Osorio, gran dama palentina que murió viuda y sin descendencia y dejó en su testamento una generosa donación con la que se pudo dar fin a las bóvedas del crucero y avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en el lateral de la actual capilla del Sagrario, en un sepulcro artístico y notable.

El siguiente obispo fue Juan Rodríguez de Fonseca cuyo mandato duró casi 10 años, de 1505 a 1514. Fue un gran mecenas. Contrató al maestro constructor Juan Ruesga que se ocupó de las obras pendientes todavía y al maestro Juan Gil de Hontañón para la culminación del claustro. Antes de que los trabajos se terminaran este obispo fue trasladado a Burgos así que el final de la gestación de la catedral de Palencia tuvo lugar bajo el mandato de Juan Fernández de Velasco, obispo desde 1514 a 1520, con el cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del templo que aun quedaban, cuya última piedra fue colocada en 1516 por el maestro Juan de Jaén. Con esto se da por terminada la catedral gótica.

Obras menores hasta el siglo XX

Durante los siglos siguientes tuvieron lugar una serie de obras llamadas menores en comparación con la arquitectura. En el renacimiento los hermanos Corral de Villalpando decoran algunas capillas y bóvedas, haciendo un buen trabajo en las bóvedas de la capilla mayor. El claustro bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del obispo Mollinedo y de 1884 a 1901 se producen restauraciones de varias capillas. Los arquitectos Ángel Cadano, M. González Rojas y Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera. En el siglo XX tienen lugar obras en las cubiertas y crestería siendo su arquitecto Jerónimo Arroyo. Fernando Chueca Goitia colocó la portada de la fachada oeste fuera de todo tiempo y lugar, y en la última década, Carlos Clemente rehace las cubiertas. No obstante la catedral sigue sin concluir.


Siglo XXI

Las principales obras son:

  • La restauración de la fachada septentrional y girola.
  • La restauración de la capilla de los Reyes.
  • La restauración de la mitad oriental de la fachada meridional (hasta la Puerta de los Reyes)
  • La restauración de la antigua capilla del Monumento.
  • La nueva iluminación.
  • La disposición de la vidriera central de la fachada oeste.


Exterior de la catedral

La catedral por fuera es bastante sobria. Salvo la decoración de alguna de sus puertas y una cierta armonía que ofrece el ábside, el resto de las fachadas es liso y bastante austero. Las cinco puertas se distribuyen en sus tres fachadas rectas (la cuarta fachada es la que corresponde al ábside) y en el lado sur se alza la torre tosca y de aspecto militar, entre dos de estas puertas. Desde la puerta del crucero hasta los pies del edificio, lo que podría ser fachada de la iglesia queda totalmente anulado por la presencia del claustro que ofrece al exterior una pared lisa con un solo vano como puerta al exterior.

Fachada occidental

Está orientada hacia la orilla del río Carrión en la plaza de San Antolín. Está inconclusa. Tiene anexionada la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente.

de arco de medio punto con colores azulados que representa al Arcángel Gabriel‏‎ anunciando a María su concepción. A pesar de su modernidad (realizada en el año 2005) no rompe el estilo gótico de la catedral; este ventanal fue colocado para sustituir a una vieja vidriera en mal estado.

En la parte más baja, una puerta sencilla y neoclásica (firmada por el arquitecto Fernando Chueca Goitia) permite el acceso al templo. Se llama puerta de San Antolín o de los Descalzos. Por último en el lado derecho se encuentran los muros de la antesala y sala capitular (que guardan el tesoro del museo catedralicio); están adornadas con vidrieras y contrafuertes que terminan en pináculos; otro espacio casi en la esquina corresponde al recinto de la biblioteca de la catedral.

A la izquierda, bajo una cúpula de pizarra se encuentra la Antigua Capilla del Monumento que se encuentra en proceso de restauración al igual que, previsiblemente, el resto de la fachada en la que se colocarán nuevos pináculos en lugar de los desaparecidos o degradados y se rematará con un grupo escultórico dedicado a la Virgen María en la parte alta.

Fachada septentrional

Está orientada hacia la plaza de Cervantes, parque cuadrangular y romántico que es cruzado por dos calles diagonales que se unen formando una plazuela que contiene el monumento a la paz. La fachada casi lisa, interrumpida tan solo por dos puertas correspondientes al crucero y falso crucero no dispone de gárgolas pero sí de alguna decoración como pequeñas vidrieras y canecillos. A lo largo de este muro se encuentran trasdosadas las sacristías que corresponden a las sucesivas capillas de la nave del Evangelio, lo que le proporciona a la catedral tres alturas y tres naves en el este lado. El muro se presenta sin adorno o interrupción alguna.

A la izquierda se aprecia la parte norte de la girola (de un gótico puro) pero la catedral presenta hacia la derecha un cambio apreciable: es un gótico más sobrio donde se encuentra la puerta de los canónigo‏‎s. Hubo un tiempo en que se la llamó puerta Nueva por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de San Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Es una puerta de arco rebajado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Está situada junto a la cabecera. Frente a esta puerta se halla el Hospital de San Antolín y San Bernabé cuya administración depende del Cabildo desde el siglo XII.

Hacia la derecha se encuentra el crucero original, y en su parte baja la puerta de los Reyes o de San Juan, muy decorada en gótico flamígero, que ha ganado mucho después de una restauración; encima de esta gran portada se divisan tres imágenes de santos (en el centro el patrón de Palencia, San Antolín). En el mainel y sobre una pilastra está la estatua de San Juan, que da el segundo nombre a la puerta. Después está el cuerpo de la catedral, cuyos pequeños ventanales y grandes arbotantes son su única decoración.

Fachada oriental

No es una fachada propiamente dicha, es la parte externa de la cabecera construida con el más puro estilo gótico francés. En ella se abren grandes vidrieras insertadas en paredes surcadas por contrafuertes que están rematados con detallados pináculos. Entre estos pináculos surgen extrañas gárgolas (que podrían ser los símbolos de esta catedral); se basan en temas de la muerte, de demonios y seres fantasmagóricos. Estas gárgolas repesentaban lo sagrado del templo, en el que los demonios y la muerte no podían entrar. Llama la antención en especial la del fotógrafo (véase el apartado de curiosidades).

Fachada meridional

Sigue un conjunto de estilos desde el gótico más puro de la girola, hasta el "moderno" neoclásico del oeste. Está orientada a la extensa plaza de la Inmaculada y configurada por dos portadas, la torre y el muro correspondiente al claustro, sin más abertura que una pequeña puerta.

Desde el extremo derecho, siguiendo hacia la izquierda se ven tres salientes de la fachada; el primero de ellos posee una puerta llamada de El Salvador, de decoración moderada, gótica, fue decorada en tiempos de los obispos Hurtado de Mendoza y Burgos, cuyos escudos pueden verse en el friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio pertenece al Cabildo. La puerta se compone de tres arquivoltas apuntadas, adornadas con elementos vegetales.

Si se continúa en la misma dirección se puede observar el tercer saliente: la torre, una construcción militar prismática, muy sobria cuya única decoración es el reloj del centro, el gran ventanal en el que se divisan las campanas y en la parte alta dos ARCOs, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta el otro con arquitrabe. Todo rodeado con grandes pináculos. El primer cuerpo se cierra con bóveda de cañón apuntada remodelada en el siglo XV.

Más a la izquierda se encuentra la puerta más importante, más grande y más decorada: la del Obispo o de Santa María (siglo XV-XVI). Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración data de años más tarde, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos y se terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en una puerta de madera maciza sobre la que se disponen cinco arquivoltas y un guardapolvo muy decorado; las cinco arquivoltas están adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; justo encima, en el arco conopial del centro encontramos una imagen de la Virgen María rodeada por dos vidrieras en forma de flor, y un poco más arriba, en el tímpano, un conjunto de baldosas muy decoradas. A pesar de ser la más importante es también la más degradada.

Por último y más a la izquierda se encuentra el claustro con una decoración simple que queda reflejada únicamente, en sus contrafuertes y pináculos. El claustro posee una puerta que se cierra con una verja forjada en hierro. Sobre el claustro se divisa el cuerpo de la cruz que forma la catedral, que está decorado con sus típicos arbotantes y con vidrieras sencillas

Interior de la catedral

La planta está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar con el que corresponde al falso crucero, que es más estrecho y que une el resto de los tramos con la girola. Las naves están separadas por pilares compuestos sobre los que descansan los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, características del gótico.

La estructura de estas bóvedas se va complicando desde la cabecera a los pies, empezando por ser bóvedas sencillas, bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del crucero. El crucero está situado en el sexto tramo, entre el coro y la capilla mayor (que se encuentra en la nave central ocupando los tramos siete y ocho. Esta catedral dispone de un auténtico triforio[8] practicable aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el crucero y la cabecera.

La cripta de San Antolín es un espacio muy importante dentro de este edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que representa la época visigoda y protorrománica. Se encuentra en la nave central y se accede por una escalinata situada a los pies de las gradas del trascoro.

Las bóvedas que cierran el templo están muy decoradas y muy elevadas por la gran altura del ábside. De entre las dos bóvedas laterales, (de una altura bastante menor que la principal) y la principal, cuelgan grandes y valiosos tapices. Por último, las vidrieras de esta parte no son muy llamativas, pero debido a sus claros colores, aportan gran luminosidad al interior.

Capillas: generalidades

Las capillas de esta catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frontera al coro está la capilla mayor. La mayoría de las capillas guardan en su interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por rejas de gran calidad artística. La arquitectura de todas ellas es gótica ofreciendo unas bóvedas muy bellas.

Una vez terminadas las grandes y necesarias obras el Cabildo ideó un plan de mantenimiento que resultó bastante provechoso. En cada capilla fundó un Patronato cuyos miembros estaban obligados a unos ciertos y variados cumplimientos a cambio de determinados derechos.[9]

Las capillas tuvieron muchos capellanes a su servicio. Algunas eran privilegiadas al ser propietarias de fincas rústicas y urbanas que les permitían mantenerse enriquecidas y lujosas. Se conserva documentación de muchos de estos espacios pero no hay constancia de la mayoría de los artistas que trabajaron en su ornamentación porque la elección de los mismos estaba a cargo de los patronos o mecenas y el Cabildo sólo apuntaba en sus legajos lo concerniente a la parte económica y a las obras a realizar.

Capilla del Sagrario

La capilla del Sagrario (nº 8 en el plano), está rodeada por la girola ocupando la parte central, tal y como correspondería a una capilla mayor. Esto se debe a que en origen este espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral. Toma también los nombres de capilla de los Curas y capilla de la Parroquia. Como tal capilla del Sagrario se hacen las obras de remodelación entre 1415 y 1430.


Capilla mayor

La capilla mayor ocupa los tramos siete y ocho de la nave central,donde en origen, estaba situado el coro conventual. (Ver en plano nº 12). La edificación de este tramo se llevó a cabo durante la segunda etapa (1426-1486) de las tres constructivas señaladas en una sección más arriba. El espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es capilla del Sagrario) a este lugar. Los dos tramos fueron rematados y cubiertos a finales del siglo XV. Unos años después, en 1526 y 1527, los hermanos Corral, artistas yeseros muy apreciados, decoraron los nervios de la bóveda, llevando la dirección de la obra el maestro yesero Jerónimo del Corral. Quedaron las claves ricamente decoradas; en las dos centrales se muestran los escudos de los obispos Pedro Gómez Sarmiento (1525-1534) y Pedro de Castilla Eril (1440-1461). El triforio está realizado por Martín de Solórzano a finales del siglo XV.[10]

Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por Cristóbal de Andino, considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al crucero; fue hecha en 1520 bajo el patronazgo del obispo Antonio de Rojas y del deán Zapata. Consta de dos cuerpos más crestería y un crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación flores y escudos de los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje (o sesgada). Fue dorada por los hermanos Andrés y Alonso de Espinosa y colocada en 1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de San Antolín, San Pedro y San Pablo.

En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro[11] y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en 1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en 1563. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales están colgados unos magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI y fue una donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca. La obra maestra de esta capilla es el retablo cuyas trazas son de Pedro Guadalupe de 1504.

El tamaño de la Capilla Mayor queda reducido por la construcción anterior de una capilla tras ella: La Capilla del Sagrario. Es por esto por lo que en la parte izquierda del crucero se colocó un altar más grande que dejó inutilizada la puerta de los Reyes pero que permitía que hubiera espacio suficiente para las grandes celebraciones como las misas del Domingo de Ramos, del Corpus Christi o en ocasiones especiales. Sus bancos móviles se disponen hacia este altar o hacia la Capilla Mayor según convenga.

Retablo mayor

Esta obra se considera como una joya del renacimiento castellano. Fue encargado por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. Encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe, entre 1504 y 1506. Trabajaron en él muchos y buenos artistas de la talla de Vigarny y Juan de Flandes‏‎. Nunca llegó a montarse en aquella capilla sino que se llevó a la capilla mayor nueva, en la nave central, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió el traslado de dicha capilla mayor al lugar donde se encuentra ahora. Allí se hicieron diferentes obras y modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones de este espacio.

Antigua capilla del monumento

La pequeña cúpula hexagonal con tejado de pizarra y dos pequeñas vidrieras que era la antigua capilla del monumento. Es la cúpula que se encuentra en la fachada occidental. Actualmente es una capilla que raramente se abre al público pero que dispone de una gran riqueza: un detallado retablo, una bóveda con yeserías, ángeles tallados en madera y el sepulcro de Juan de Herrera, todo ello formando un fino conjunto rococó. Está actualmente en restauración.

Capillas radiales de la Girola

Este espacio se divide en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una, la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos tramos irregulares a derecha e izquierda, que unen la girola con el falso crucero.[12] De izquierda a derecha se encuentran situadas:

Capilla de San Miguel

Capilla de Nuestra Señora la Blanca

Capilla del Monumento

La capilla del monumento actual (nº 4 en el plano) es la capilla central de la girola, de mayores dimensiones que las demás. En este espacio se reunía el Concejo de la ciudad. Se la conoce con los nombres de Corpus Christi, San Nicolas, Baptisterio y Santa Teresa, recibiendo el nombre actual cuando se trasladó el altar de plata que se usa como Monumento en la Semana Santa.

Está proyectada en planta octogonal. Tiene una nervadura radial: del centro de la sala parten los nervios simétricamente hacia los extremos de las paredes. En la clave de la bóveda está esculpida la imagen de El Salvador.

Dispone de tres grandes vidrieras de gran calidad y detalle con tonos azulados; debajo de estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo que proporciona calidez al conjunto. Pero lo que más destaca es el Monumento, chapado de plata sobredorada con tres partes bien diferenciadas: el frontal que se adorna con el escudo del Cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una gradería sobre la que se alza el expositor eucaristico.

La capilla se cierra con una fina verja de hierro negro forjado.

Capilla de San José

Capilla de los Reyes o de San Pedro

La capilla de San Pedro (nº 2 en el plano) es conocida familiarmente como capilla de los Reyes, por los tres relieves en yeso que la adornan con el tema de los Reyes Magos‏‎. Fue construida en el siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI principalmente por los hermanos Juan y Jerónimo Corral de Villalpando. Se encuentra situada en la girola, ocupando el primer lugar después del edículo, en el lado de la Epístola. Es de planta hexagonal y se cubre con bóveda estrellada.

En el año 1548, Gaspar Fuentes de la Torre,[13] contrató la obra de reforma renacentista decorativa de la capilla con Juan del Corral, por un valor de 1.600 ducados. Don Gaspar murió en 1550, antes de que el Cabildo hubiera dado el permiso de patronazgo y el permiso de obras. Sus testamentarios, Gabriel de Salcedo (arcediano de Carrión de los Condes (Palencia) y Francisco Carbajal (abad de Husillos también de Palencia) consiguieron dichos permisos el 3 de diciembre de 1550. En la yesería y en la tribuna de esta capilla constan las fechas de 1551 y 1552. Años más tarde se hizo cargo del patronazgo Jerónimo de Fuentes, terminándose la obra en 1569. En la cesión del patronazgo de 1550 el Cabildo hace una serie de advertencias entre las que destaca la obligación de mantener la advocación de San Pedro en la capilla, presidiendo el retablo.

Los supradichos añadidos renacentistas han llevado a esta capilla a ser quizás la más rica de la catedral y para muchos la más bella pero no se puede visitar desde hace mucho tiempo por una labor de restauración que lleva varios años en proceso.

Las yeserías

La principal ornamentación de la capilla es el trabajo de yesería policromada de los hermanos del Corral que cubre tanto la bóveda como las paredes, sin dejar un espacio libre (horror vacui). En la cúpula y dentro de medallones renacentistas pueden verse a los profetas Isaías, Balaan y David, acompañados de angelotes, escudos y grutescos renacentistas. Los tres Reyes Magos ocupan un lugar en las paredes, dentro de unos marcos individuales limitados por columnas y en actitud de marcha. Los colores predominantes en estas yeserías son los azules, blancos y ocres. Toda la parte baja donde terminan las yeserías está recorrida por un zócalo de azulejos de Talavera, detalle que se encuentra en otras capillas de la catedral.

El retablo

Edículos

Capilla del Baptisterio

Arco de San Martín

Coro

Trascoro

Parte situada a los pies del templo. El trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del Renacimiento español, de carácter gótico y plateresco. Fue financiado por el obispo Fonseca y se sabe con exactitud que en él trabajó Juan de Ruesga allá por el año 1513. En el centro de esta pared se halla el tríptico de los Dolores que narra pictóricamente la Pasión del Señor con los dolores de la Virgen María. Debajo de esta portada se encuentra la escalera que da acceso a la cripta y tiene además, en el lado de la epístola, una puerta que da acceso al claustro y al lado del Evangelio la puerta de la Antigua Capilla del Monumento.

Capillas de la nave norte

Capilla de San Sebastián

Capilla de San Jerónimo

Capilla de la Purísima

Capilla de San Fernando

Capilla de San Ildefonso

La Capilla de San Ildefonso (nº 18 del plano) fue dotada por Alonso Fernández de Madrid, el Arcediano del Alcor, fallecido en 1559 y aquí enterrado. Contiene un retablo mayor considerado como una obra maestra de Juan de Balmaseda, lo que la convierte en una de las capillas con mayor interés artístico de esta Catedral.

La capilla tiene forma rectangular, ventanal ojival, bóveda decorada y reja de hierro forjado, todo ello obra del siglo XVI.

El retablo mayor dedicado a San Ildefonso es una obra maestra de estilo plateresco, obra del escultor Juan de Balmaseda realizada entre 1525 y 1549 en madera dorada y policromada, y en la que también pudo intervenir, según algunos estudiosos, Diego de Siloé. Se compone de sotobanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles verticales. En el centro del sotobanco destaca una figura de Cristo. En el banco se representan el martirio de San Lorenzo, la Adoración de los Magos y el martirio de San Jerónimo. El cuerpo presenta las escenas del bautismo de Cristo bajo un medallón representando a San Pedro, la imposición de la casulla a San Ildefonso en la parte central y el martirio de San Juan Evangelista, bajo un medallón con la imagen de San Pablo. Sorprende la cantidad de detalles en los relieves, así como su excelente ejecución, de gran calidad artística. El conjunto se remata por un medallón de la Piedad extraordinariamente bello y patético y por un Calvario.

Por último, destacamos otros elementos artísticos de la capilla como son la puerta de la sacristía, junto con el frontón triangular que la corona representando al Padre Eterno.

Capilla de San Gregorio

Capilla de Santa Lucía

La Capilla de Santa Lucía (nº 20 del plano) se sitúa a los pies de la nave del evangelio de la Catedral, y fue realizada en el siglo XVI. En el centro se sitúa el retablo de Santa Lucía, de madera policromada y dorada, realizado en 1550 por seguidores de Manuel Álvarez, e instalado en esta capilla en 1582. Está compuesto de tres cuerpos, con numerosos relieves y esculturas. En la hornacina central del retablo se encuentra la imagen de Santa Lucía.

Esta capilla alberga varias lápidas de enterramiento y dos sepulcros. En la pared oeste encontramos el sepulcro del canónigo Blas de la Rúa Bustamante, con una escultura de la Asunción de María, del siglo XVII. En el muro norte se ubica el sepulcro del opispo Buenaventura Moyano con un lienzo que representa Las Lágrimas de San Pedro, del siglo XVII.

Por último, una reja renacentista de hierro forjado y policromado realizada en 1579 por Juan de Vitoria cierra la capilla.

Esta capilla fue restaurada por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.

Referencias

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  1. No se sabe con exactitud quién construyó esta parte antigua. Se supone que tal vez se levantó en tiempos del rey Wamba para guardar las reliquias de San Antolín que este rey trajo desde Narbona en el 672 cuando era obispo Ascario.
  2. Las excavaciones realizadas en los últimos tiempos en plazuelas y alrededores de la catedral han puesto de manifiesto restos de construcciones romanas que coinciden con el nivel de la cripta
  3. Es en este momento cuando la tradición sitúa la leyenda del rey Sancho y su hallazgo del cuerpo de San Antolín.
  4. La cripta tenía otras dependencias adosadas, para servicios y otros usos, según se ha podido constatar al levantar el pavimento con el objeto de hacer unas reformas en la catedral y ver parte de sus cimientos.
  5. Quadrado, José Mª: Recuerdos y Bellezas de España (1861).
  6. Para la evolución cronológica y obras de la catedral consultar La arquitectura gótica en la ciudad de Palencia (1165-1516), Palencia 1989 y La catedral de Palencia, Palencia 1988 de Rafael Martínez.
  7. De este arquitecto se tiene poca noticia. Se sabe que estuvo relacionado con maese Carlín, arquitecto gótico que trabajó en Cataluña y en Sevilla. Según el arquitecto Agapito y Revilla, su nombre como maestro de la catedral de Palencia aparece en una lista de presos en un libro de acuerdos del Ayuntamiento de esta ciudad. Referencias sobre este maestro en Notas acerca de Ysambart, maestro mayor de la catedral de Palencia y Las catedrales de España de A. García Flores y J.C. Ruiz Souza, Alcalá de Henares 1977
  8. Estructura propia de las iglesias románicas y góticas. Se encuentra en la nave central a una cierta altura. Son ventanas abiertas en los muros, con mainel que proporciona las triforas, de ahí su nombre. Dichas ventanas dan a un pasadizo estrecho que recorre a su vez todo el muro. En las iglesias de peregrinaje el pasadizo servía a veces para alojar a los peregrinos durante la noche.
  9. Casi siempre estos derechos consistían en poder enterrarse en la capilla y poder dejar constancia para la posteridad con escudos familiares y otros símbolos.
  10. Este maestro realizó en la misma época la bóveda del crucero.
  11. Allí han quedado como recuerdo las puertecillas laterales por las que se subía a la plataforma.
  12. Torres Balbás, arquitecto y arqueólogo español, opina que se trata de una obra poco hábil que rompe la armonía arquitectónica. Por su parte el historiador y arqueólogo español Díaz Pinés considera que se trata de un modelo medieval bastante difundido y que debió en este caso pertenecer a la traza palentina original
  13. Arcediano de Campos y abad perpetuo de Lebanza
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Alberto Mengual

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