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Retablo
Un retablo es un conjunto de grandes dimensiones situado detrás del altar, construido frecuentemente en madera dorada y policroma. Pueden ser escultóricos (sólo escultura) con relieves y bulto redondo, pueden ser pictóricos, sólo pintura y frecuentemente mixtos. Son obras multidisciplinares por lo tanto, ya que en ellas colaboran arquitectos, escultores, estofadores y doradores. Constan de banco o Predela cuyos márgenes pueden ser independientes del tema general del retablo y el conjunto se divide verticalmente en calles y en cuerpos horizontales. El elemento que sobresale se llama espina o ático y suele estar ocupado por el tema del Calvario: Jesucristo crucificado. Todo el conjunto se protege a veces con una moldura llamada Guardapolvos.
Historia
Los primeros retablos eran móviles y consistían en Dípticos o en láminas sueltas, llevando relieves de imágenes devotas, los cuales empezaron a colocarse sobre los altares ya en el siglo IX, junto con la cruz y algunas arquetas–relicarios. Cundiendo esta práctica y aumentando las dimensiones o la pesadez de los retablos, llegaron éstos a situars fijamente en la parte posterior del altar desde finales del siglo XII. Hasta el siglo XIV, no se elevaron a gran altura y siendo fijos o de suficiente consistencia, solían llevar encima estatuitas, relicarios y cruces; pero desde dicho siglo sin que se abandonase del todo la práctica de los retablos móviles, se hicieron de grandes dimensiones hasta llegar por fin a cubrir el fondo del ábside o lienzo de pared que detrás del altar quedaba libre.
Los retablos que hoy se conservan de los siglos X, siglo XI, y XII, se confunden con los frontales y dípticos piadosos de la época, algunos de los cuales (por lo menos, el de San Miguel in Excelsis, de Navarra y el díptico del Obispo Gonzalo en Oviedo), sin duda, fueron retablos. Los de la época gótica son de piedra esculpida o de madera y en este segundo caso, se presentan algunas veces recubiertos de plata cincelada y otras (siendo lo más común) con relieves y pequeñas estatuas o con cuadros de pintura.
La disposición más habitual del retablo gótico consiste en un gran cuadro en forma de inmenso tríptico dividido en muchos compartimentos los cuales se separan de arriba abajo por columnillas góticas o agujas y horizontalmente por doseletes, encerrando cada compartimento figuras que representan algún asunto bíblico o un episodio de la vida del Santo a quien el retablo se dedica: en el centro se destaca el asunto principal con mayor amplitud y en la base, hay una serie de cuadritos en línea horizontal formando una especie de zócalo que llaman predella o banco. Buena muestra el de la Basilica de la Asunción de Nuestra Señora, en Lequeitio. Forma semejante ofrecen los retablos del Renacimiento en su primer período (el plateresco), sustituyendo las columnillas romanas a las agujas góticas y la ornamentación plateresca a la gótica, sin doseletes; pero en los siglos XVII y XVIII va tomando el altar la forma aparatosa de fachada greco-romana, aunque desfigurándola los adornos y exageraciones churriguerescas. A mediados del Siglo XVIII invaden con frecuencia al retablo los adornos del estilo Luis XV (el rococó) y al llegar el Siglo XIX se presenta más sencilla la forma de portadita greco-romana, para seguir después el retablo imitando todos los estilos desde mediados de dicho siglo.
Entre los mejores retablos de la época gótica y de forma escultórica pueden mencionarse:
- el de plata del baptisterio de Florencia, del siglo XIII
- el de plata, asimismo, formando veintiséis compartimentos con figuras de relieve, del siglo XIV, en la catedral de Gerona
- el de piedra, con numerosos relieves y una estatua en la catedral de Tarragona
- el de alabastro de Santa Pau, cerca de Olot (Gerona)
- los de piedra y alabastro del siglo XV y principios del XVI que se alzan en la capilla mayor de
- la catedral de Tarragona
- la Seo de Zaragoza
- el Pilar de Zaragoza
- la catedral de Huesca
- la iglesia de San Nicolás de Bari en Burgos.
De la misma época pero de madera esculpida son:
- los mayores de las catedrales de Ávila, León, Toledo y Sevilla
- alguna basílica parroquial como Lequeitio
- los de algunas iglesias de Burgos y la Cartuja de Miraflores
De estilo plateresco:
- el mayor de la Capilla Real de Granada
- el mayor de la Catedral de Astorga
- el mayor de Santo Domingo de la Calzada
- el mayor de Barbastro
- los pequeños retablos que hay en los trascoros de muchas catedrales de España.
En cuanto a retablos de pintura, se conservan no pocos de la época gótica, a partir del siglo XIV.
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