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Plaza de Mayo
La Plaza de Mayo, sitio fundacional de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, nació de la unión de las plazas de la Victoria y del Fuerte al demoler, en 1884, una construcción llamada Recova Vieja que las separaba.
Se encuentra en el denominado microcentro porteño, rodeada por las calles Hipólito Yrigoyen, Balcarce, Avenida Rivadavia y Bolívar del barrio de Monserrat. Nacen desde su lado oeste tres importantes avenidas: Presidente Julio A. Roca, Presidente Roque Sáenz Peña y Avenida de Mayo. En su entorno se encuentran varios de los principales monumentos y puntos de interés: el Cabildo histórico, la Casa Rosada (donde reside el Poder Ejecutivo de la Nación), la Catedral Metropolitana, el edificio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la casa central del Banco Nación.
Debajo de su terreno, de aproximadamente dos hectáreas, alberga a las estaciones de Subte Plaza de Mayo (línea A), Catedral (línea D) y Bolívar (línea E) que, junto con numerosas líneas de colectivos, brindan una fácil comunicación a todos los rincones de la ciudad.
Caja de resonancia de las grandes manifestaciones populares del país, puede decirse que, salvo la Declaración de la Independencia y las batallas que se libraron para conquistarla, ha sido el escenario de todos los acontecimientos trascendentales a nivel nacional.
El 25 de mayo de 1941 la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos hizo colocar una placa de bronce sobre el borde del cantero donde se encuentra la Pirámide de Mayo con una leyenda que sintetiza su historia:
En esta Plaza Histórica el fundador Juan de Garay plantó el símbolo de la justicia el 11 de junio de 1580. La Plaza Mayor fue desde entonces el centro de la vida ciudadana donde el pueblo celebró sus actos más solemnes como sus fiestas y expansiones colectivas. La Reconquista y la Defensa de la ciudad culminaron en la Plaza Mayor que se denominó Plaza de la Victoria. En 1810 fue el glorioso escenario de la Revolución de Mayo y en 1811 levantose en ella la Pirámide conmemorativa de la fecha patria: hechos trascendentales de la Historia Argentina se sucedieron en la Plaza de la Victoria. Aquí el pueblo de Buenos Aires juró la Independencia de la patria el 13 de septiembre de 1816 y la Constitución Nacional el 21 de octubre de 1860. El edificio de la Recova Vieja, demolida en 1884 fue un rasgo característico en los tiempos de la Independencia y de la Organización Nacional.
Historia[editar]
Sus orígenes[editar]
Año | Sección Oeste | Sección Este |
---|---|---|
1580 | Plaza Mayor
o Grande |
|
1583 | Solar del
Adelantado | |
1608 | Solar de los
Jesuitas | |
1661 | Plaza de Armas, del
Fuerte o del Mercado | |
1808 | Plaza de la
Victoria | |
1811 | Plaza 25 de Mayo | |
1884 | Plaza de Mayo |
Según las Ordenanzas de Descubrimiento y Población que en 1573 Felipe II promulgó estableciendo como debían ser las ciudades, calles y plazas americanas; el perímetro de la Plaza Mayor debía ser rectangular con un largo de una vez y media su ancho. Sin embargo, cuando el 11 de junio de 1580 Juan de Garay fundó la actual Buenos Aires, destinó a plaza pública un cuadrado de 140 varas de lado llamándola Plaza Mayor o Plaza Grande, que era la mitad del actual tamaño de la Plaza de Mayo (2 ha), y ocupaba la manzana comprendida entre las calles que en el 2007 se llaman Avenida Rivadavia, Hipólito Yrigoyen, Bolívar y Defensa.
La otra manzana, o sea la que forman las calles Balcarce, H. Yrigoyen, Rivadavia y Defensa, se la dio en propiedad al Adelantado Torres de Vera y Aragón quien jamás edificó en ella, dejándola en total abandono hasta que en 1608 el procurador general pidió que fuera destinada a plaza. Pero en ese año los padres Jesuitas, con el permiso del gobernador Hernando Arias de Saavedra, se posesionaron de la parte norte y levantaron una capillita y unos ranchos, orígenes del templo de San Ignacio.
En 1617, nuevamente a instancias de Arias de Saavedra, los jesuitas abrieron un colegio y ampliaron la iglesia.
Dos años después, el gobernador Juan Alonso de Vera y Zárate, heredero del Adelantado del Río de la Plata, Torres de Vera y Aragón, hizo levantar unas casas de viviendas frente a la capilla, quedando separadas de ésta por un callejón. Pero quien las construyó no recibió la paga estipulada por lo que acusó al gobernador quien al perder el juicio tuvo que rematar el terreno que le pertenecía y venderlo en 1634 a don Pedro de Rojas y Acevedo, cuya viuda la donó en 1645 a los jesuitas. En 1649 los herederos de Vera y Zárate cedieron sus derechos a los mismos padres, con lo que éstos vinieron a quedar dueños legales de toda la manzana.
Pero como los edificios, además de su fealdad, obstruían el campo de tiro de la Fortaleza que estaba instalada al este, frente la costa del Río de la Plata, e impedían maniobrar a la artillería en caso de ataque, el gobernador don Alonso Mercado y Villacorta resolvió comprarles en 1661 la manzana en cuestión y demoler las construcciones existentes. De esta manera quedó un nuevo terreno entre el Fuerte y la Plaza Mayor al que se denominó Plaza de Armas, y que era un simple hueco o baldío. Sin embargo, las paredes de Adobe de la iglesia continuaron allí y sirvieron en 1680 para que se alojara un piquete de tropas llamado de San Martín cuya finalidad era actuar contra los nativos pampas. A partir de 1695 vivía allí el Fiel Ejecutor que debía cuidar que los productos que se vendían en la plaza tuvieran el peso y precio que les correspondía. En 1717 también sirvieron como cochera de las autoridades eclesiásticas y años después también como cochera de gobernadores y de virreyes. En 1800 el estado de la construcción era deplorable y se demolió recién en 1822, quedando un terreno sin un solo árbol, que era cruzado por personas caballos y carros y se convertía en un lodazal con las lluvias.
La Recova y la Pirámide[editar]
En 1763, el acaudalado don Francisco Álvarez Campana propuso al entonces gobernador Pedro de Cevallos construir por su cuenta una recova[1] que dividiera en dos mitades a la plaza y fuera destinada a comercios y puestos para la venta. Pero fue recién en 1803 que se comenzaron los trabajos, durante el gobierno del virrey del Pino. La construcción se realizó con ladrillos cocidos que por primera vez fueron fabricados del mismo tamaño para toda la construcción, lo que resultó ser una novedad ya que hasta ese entonces no se tenía ese cuidado. La formaban cuarenta cuartos cuyas puertas miraban la mitad hacia el este y la otra mitad hacia el oeste. Al principio constaba de dos cuerpos separados por un callejón, cada uno de ellos formado por 11 arcos, pero en 1804 se unieron por un gran arco central al que se dio en llamarse de los Virreyes y que rompió la monotonía del conjunto. Resultó entonces una construcción de estilo clasicista, de orden dórico. En ese lugar se instaló la horca, que hasta ese entonces se encontraba frente al fuerte.
De esta manera la plaza quedó dividida por esta construcción que se extendía de norte a sur sobre la plaza del Fuerte, siguiendo la línea de la actual calle Defensa, desde los Altos de Escalada (año 2007: AFIP) hasta el Teatro Coliseo (luego Colón y hoy día Banco Nación). No tenía los servicios de higiene elemental y en ella se instalaron todo tipo de negocios, desde zapatería a ropa pasando por carne y verduras. El Cabildo cobraba para sí el alquiler de los cuartos. La sección oeste frente al Cabildo se siguió denominando Plaza Grande o Mayor y después de las invasiones inglesas de la Victoria. La otra parte frente al fuerte, donde actualmente se halla la Casa de Gobierno o Rosada, fue llamada Plaza del Fuerte, de Armas, del Mercado, y en 1811, 25 de Mayo. Se trataba de un terreno sin árboles en el que se estacionaban los carros que vendían frutas, verduras, pescados y velas.
En 1805 el Cabildo mandó construir en la arcada central del conjunto una alcantarilla que se unía a un sendero de piedra hasta el puente levadizo del Fuerte. Se dispuso además que las carretas dejaran de estacionarse en la plaza.
El 25 de mayo de 1811, como parte del programa de festejos para conmemorar el primer aniversario de la Revolución de Mayo, se resolvió erigir una pirámide de ladrillos, hueca, en el centro de la Plaza de la Victoria. Con el tiempo se le dio el nombre de Pirámide de Mayo.
En 1818 se inició la construcción de otra recova sobre la calle del Cabildo (en la actualidad: Hipólito Yrigoyen), con lo cual la anterior pasó a llamarse Recova Vieja.
En 1856 Prilidiano Pueyrredón remozó la Pirámide, en aquel entonces situada en el medio de la Plaza de la Victoria, revistiéndola con ladrillos y argamasa y colocándole una estatua de la Libertad en su ápice. También, en la misma plaza, instaló asientos, pavimentó, formó jardines y plantó trescientos paraísos (melia azedarach) en hilera. A su alrededor, una cadena que iba de poste en poste sólo permitía el paso de los peatones por unos molinetes habilitados a tal efecto, resguardándose así la integridad del paseo de los animales sueltos y del paso de los vehículos. Este nuevo modelo para la Plaza de la Victoria, que la transformaba en un espacio verde de esparcimiento y distracción y dejaba para la historia su uso comercial, fue inmediatamente imitado en las demás plazas de la ciudad. El 25 de mayo se iluminó con gas el Cabildo, La Catedral, la Municipalidad, La Recova y el Fuerte.
En los dos años siguientes se empedró la vereda en todo su contorno y frente a la Catedral con piedra importada de Brasil y se colocaron los primeros bancos o poyitos de ladrillo. Al poco tiempo, a pedido de la población, se agregaron otros de mármol blanco.
Durante la época de Juan Manuel de Rosas el país atravesaba serias dificultades económicas motivo por el cual se sacaron a venta pública varias propiedades del estado, entre las que se encontraba la Recova Vieja. Se efectuó una subasta el 27 de octubre de 1835 y la mejor oferta la hizo don Manuel Murrieta, pero no fue aceptada. Entonces se resolvió venderla particularmente, y el 29 de septiembre de 1836 la compró don Tomás de Anchorena. Permaneció en poder de esa familia hasta 1883. En este año el intendente Torcuato de Alvear solicitó al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo su demolición como parte de varias modificaciones que se efectuaron a la plaza con la idea de convertirla en un lugar más apto para las necesidades de la población y de su importancia, tanto política como social. Fue entonces expropiada por la Municipalidad y demolida por orden del intendente Torcuato de Alvear en 1884. Se utilizaron 700 obreros que realizaron la tarea en nueve días. Años más tarde la familia Anchorena ganó un juicio por el cual la Municipalidad debió compensarla con una alta cifra de dinero.
Fue así como a partir del 17 de mayo de 1884 las dos plazas quedaron unidas bajo la denominación única de Plaza de Mayo. Se levantó entonces el empedrado de la calle Defensa en la sección que cruzaba la plaza y se quitaron los rieles del tranvía que en aquel entonces era a caballo. En 1890 dicha calle quedó definitivamente incorporada al paseo.
En 1870, se nombró una comisión integrada por el general Bartolomé Mitre, don Enrique Martínez y don Manuel José Guerrico, encargada de erigir un monumento al general Manuel Belgrano. Esta comisión encomendó al escultor francés Albert-Ernst Carrier-Belleuse la ejecución de la estatua del prócer, quien a su vez confió a Manuel de Santa Coloma la realización del caballo. Este escultor fue el primer argentino en nacer en una delegación diplomática nacional en el extranjero y la escultura del caballo se convirtió en el primer monumento realizado por un escultor argentino. El monumento fue inaugurado por Domingo Faustino Sarmiento el 24 de septiembre de 1876. Irónicamente Sarmiento había señalado años antes al tío del escultor, Martín de Santa Coloma, a Urquiza, para que lo degollasen en Caseros.
La estatua ecuestre representa a un caballo moro en vez de a uno criollo pues a pesar de su nacionalidad Coloma nunca estuvo en la Argentina y no conocía este último tipo de caballos. Hasta 1886 se encontraba en el centro de la Plaza 25 de Mayo mirando al oeste, pero después de ese año se la trasladó frente a la recientemente construida Casa de Gobierno, que sustituyó al Fuerte, y se la orientó hacia el norte.
También en 1870 se emplazaron en la Plaza de la Victoria, al este y oeste de la Pirámide, dos fuentes que habían sido adquiridas un par de años antes y que aún existen pero ya no en la plaza sino en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Córdoba. Debido a que el país carecía de afamados escultores y a los altos costos de mármoles y bronces originales, el gobierno había optado por adquirir réplicas, siendo las dos fundiciones artísticas que ofrecieron menor precio Du Vall D´Osne y Sauvageau. Como el fundador de la primera había recibido la medalla de oro en la Exposición Universal de París en 1867, terminaron decidiéndose por ella.
La base del complejo escultórico de cada fuente se encuentra integrado por dos figuras masculinas (un joven y un anciano) sentadas, conocidos tradicionalmente como Neptunos, e intercaladas, dos figuras femeninas, también sentadas, denominadas Náyades. Desde la base se elevaba una columna artística que sostenía un plato ornamentado con delfines, separados por resetas vertederas. En la prolongación de la columna se encuentra una ronda infantil, en la que se apoya otro plato (de menor tamaño que el anterior). En la parte superior se encuentra un vertedero decorado con cabezas de peces. El estilo corresponde al Renacimiento italiano, siendo el juego de platos dobles, la columna como eje central y la ronda de figuras de menor tamaño, elementos captados de la Fuente de Venus de la Villa La Petraiea, modelada por El Tríbolo.
Una de las fuentes fue ubicada cerca de la Recova, y la otra en las cercanías del Cabildo. Se encontraban protegidas por rejas asentadas en un diseño octogonal, colocándose un farol en cada ángulo. Éstas fueron recibidas con críticas entre otras razones porque al carecerse de agua corriente las mismas permanecían secas, sirviendo sólo de adorno. Un actor cómico de la época llamado Carbonelli solía burlarse al respecto repitiendo:
Las fuentes de la Plaza de la Victoria lloran la gloria. ¡Aguas corrientes! Si nos dejáis el barro llevaos las fuentes.
Posteriormente fueron retiradas, primero la que estaba cerca del Cabildo y años más tarde, después de haber sido trasladada más al oeste dentro de la misma plaza, la otra. Colocadas separadamente en distintos lugares de la ciudad fueron instaladas finalmente en la mencionada intersección de 9 de julio y Córdoba.
En 1882 se propuso reemplazar los paraísos plantados por Pueyrredón por Palmeras. Hubo muchas discusiones con respecto a este cambio, el Concejo Deliberante de la Municipalidad (órgano legislativo de aquel entonces) se opuso al mismo. Domingo Faustino Sarmiento, que cuando gobernó las había hecho plantar en el por él creado parque de Palermo, fue uno de los que defendieron la medida propuesta por el Intendente Alvear y finalmente el reemplazo se concretó con palmeras traídas de Río de Janeiro.
El 9 de julio de 1894 se inauguró la Avenida de Mayo, arteria que une desde entonces a la Plaza de Mayo con la Plaza del Congreso; e integran junto con sus alrededores lo que es denominado el eje cívico o histórico de la ciudad. De esta manera la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo, y el Congreso Nacional, sede del legislativo, quedan en los extremos de la arteria y son visibles desde la plaza. En este día inaugural el foco del Acorazado Almirante Brown presidió el festejo en la Plaza de Mayo, cuyas fuentes se transformaron en pagodas chinescas.[2]
Hacia fines de siglo la plaza sufrió otra profunda remodelación por obra del ingeniero Carlos Thays quien trasplantó algunas de las palmeras llevándolas al Parque 3 de Febrero y a su vez trajo de éste algunos árboles plátanos (Platanus × acerifolia). Renovó los canteros, placas y rejas; y creo los caminos en cruz. Para este entonces ya se había inaugurado el alumbrado eléctrico.
La Plaza de Mayo en el siglo XX[editar]
En 1904 se agregaron a la plaza estanques circulares con iluminación y en 1906 se proyectó para el Centenario de la Revolución de Mayo un monumento en el centro de la plaza, con la idea de que contuviera a la Pirámide de Mayo.
En efecto, hacia 1883 el intendente Torcuato de Alvear había tenido la firme idea de demoler la Pirámide para reemplazarla por un monumento conmemorativo que fuera "más digno", pero al año siguiente el Concejo Deliberante había accedido con la condición de que dicho monumento contuviera a la pirámide, sin dañarla. La intendencia había logrado luego que el Congreso Nacional considerase a la obra de interés nacional e invitara a las provincias junto con la Capital Federal a promover una suscripción popular para costearlo. La idea no prosperó, pero en 1899 el intendente Adolfo Bullrich volvió a insistir con la idea y con trasladar la Pirámide de Mayo, que aún se encontraba en el medio de lo que había sido la Plaza Victoria, al centro de la plaza, donde ahora había un espacio libre, resultado de haber retirado las fuentes mencionadas anteriormente. Sin embargo, una vez más todo quedó en la nada hasta que en 1906 la Comisión Nacional del Centenario decidió abrir un concurso para la ejecución del monumento.
Tres años después el jurado de dicho concurso decidió un empate en el primer puesto para los bocetos Pro-Patria et Libertate, del arquitecto Moretti y escultor Brizzolara, y Sol, del arquitecto d´Huicque y escultor Lagae. Se firmó el contrato con Moretti y Brizzolara pero resultó que el proyecto era más caro de lo previsto y aunque se decidió realizar la obra con materiales menos costosos el desaliento cundió pues aún así la obra resultaba muy cara.
Después de muchos años de gestión la idea y el proyecto se diluyeron; y sólo el mencionado traslado de la pirámide se llevó a cabo. Éste se realizó recién en 1912: primero se le retiraron para siempre unas estatuas de mármol que tenía a su alrededor (que se encuentran hoy día en la plaza San Francisco, a cien metros de la Pirámide) y mediante dos rieles sustentados en pilares de mampostería se la desplazó 63,17 m, hasta el centro de la Plaza de Mayo.
Un año después por debajo de la plaza comenzó a circular el subterráneo o metro y quedó inaugurada la estación Plaza de Mayo con una salida sobre el lado sur.
En 1929 se amplió la calzada y se dispuso la construcción de veredas de 5 m de ancho. Para facilitar la caminata de los peatones y como elemento estético se le realizaron senderos de mosaico blanco bordeados de ladrillo de máquina Se rellenó con balastro rojo el espacio entre los canteros y los cordones y se ubicaron en las esquinas farolas de cinco luces y de dos en los perímetros. El 9 de junio de 1942 fue Declarada Lugar Histórico por Decreto nº 122.096.
En 1977 tuvo lugar otra modificación de importancia al parquizarla con motivos de broderie francesa, con abundancia de flores. Así quedaron instalados jardines que ocuparon 3.000 m² y caminos de 6 m de ancho con 800 m² de vereda. También se cambiaron las baldosas blancas por otras de marrón claro. Se instalaron cuatro fuentes que poseen un sistema electrónico de juegos de agua rodeando a la Pirámide. Por último se instaló un sistema de riego por aspersión.
El 10 de marzo de 2005 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó la ley 1.653 que declaró Sitio Histórico al área que rodea a la Pirámide de Mayo, espacio en el cual se pintaron con blanco las representaciones de los pañuelos que las Madres de Plaza de Mayo utilizan atados alrededor de sus cabezas para identificarse y pedir justicia por sus hijos desaparecidos.
Descripción actual[editar]
Características
de la Plaza de Mayo |
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Forma: | Aproximadamente la de un rectángulo, pero con sus lados menores (calles Bolívar y Balcarce) en forma de semicírculo |
Superficie: | 2ha / 19.713 m² |
Longitud: | 229,60 m de largo por 95,20 m de ancho |
Obras de arte: | Pirámide de Mayo (Cañete 1811- Pueyrredón y Dubourdieu 1856)
Monumento al General Belgrano (Carrier-Belleuse y Santa Coloma 1873) |
Infraestructura y equipamiento: | Iluminación, bancos, 4 fuentes de agua, 2 relojes a energía solar, mástil con la bandera argentina. |
Especies arbóreas: | 8 Palmeras Fénix y otras Washingtonianas, Jacarandás, Ceibo, Platanus × acerifolia, Olivo, entre otras |
Otras características: | Boca de entrada a la estación de subte Plaza de Mayo. |
Imagen de Plaza de Mayo en Google Maps |
La plaza hoy[editar]
Las escenas más comunes en un día de semana en la plaza, cuando no hay manifestaciones, son la de los oficinistas, que suelen trabajar en su mayoría en los bancos e instituciones públicas de la zona, yendo y viniendo agitadamente contrastando con los distendidos turistas que se sacan fotos y con aquellos que disfrutan una horas de ocio echados en el pasto tomando sol. Entre ellos se mezclan los escolares de uniforme o delantal que en contingentes guiados por los docentes visitan los históricos edificios, los vendedores de cintas, banderas y adornos con los colores patrios celeste y blanco; y los jubilados y niños dando de comer a las palomas. Éstas últimas, que entorpecen el paso a los caminantes, constituyen un elemento depredador, no sólo de las flores de la plaza sino, con sus deyecciones, de los edificios que la rodean. Sólo las Golondrinas logran quitarles algo de espacio.
En cuanto a la vegetación se destacan las especies arbóreas. De estas las más llamativas son las ocho Palmeras Phoenix canariensis de más de 20 m de altura, tallo recto y grueso, distribuidas de este a oeste en dos hileras de cuatro. También se destacan los plátanos (Platanus × acerifolia), de gran talla y amplia y globosa copa. Su follaje cae en otoño y es llamativa su corteza amarillo verdosa que se desprende en placas de color gris acero. También entre otros hay un ceibo (Erythrina crista-galli), cuya flor roja fue declarada Flor Nacional y algunos jacarandás, árbol de gran porte, que florece tanto en primavera como en los días más cálidos del verano con flores azul violáceas en racimos. El 29 de marzo de 2000 (año jubilar) el Arzobispado de Buenos Aires plantó en la plaza un árbol de olivo frente a la Catedral como «Compromiso de las diversas religiones de educar para la paz».
Las obras de arte que se encuentran en ella son dos:
- La Pirámide de Mayo (Cañete 1811, Prilidiano Pueyrredón y Joseph Dubourdieu, 1856), que se yergue con sus 18 m de altura en el centro de la plaza, rodeada sobre el terreno de placas conmemorativas y una sola de bronce sobre ella, en la pared este, que solo menciona dos nombres: Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas. Estos fueron los dos primeros oficiales que perdieron la vida en los campos de batalla luchando por la independencia argentina.
- El monumento a Manuel Belgrano (Albert-Ernest Carrier-Belleuse y Manuel Santa Coloma 1873), que lo muestra levantando el pabellón nacional por él creado y montado a caballo. Junto al monumento hay un gran mástil con la bandera argentina que en su base tiene dos placas de bronce que dicen:
Este será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los defensores de la Patria
Manuel Belgrano, 13 de febrero de 1813
Será peculiar de las Provincias Unidas la Bandera celeste y blanca de que ha usado hasta el presente y se usará en los ejércitos, buques y fortalezas
Decreto del Congreso de Tucumán, 25 de Julio de 1816
Por último la plaza cuenta con dos relojes níquel cadmio (en el lugar donde desembocan las calles Defensa y Reconquista) alimentados por batería solar, bancos, y 4 fuentes de agua. En el lado sur sobresale la salida de la estación de subterráneo Plaza de Mayo de la línea "A".
El entorno[editar]
Lado Este | ||||
Lado Norte | Lado Sur | |||
Lado Oeste |
Algunos de los más importantes edificios en los alrededores de la plaza son:
- La Catedral Metropolitana: se ubica en en la esquina de Rivadavia y San Martín, en el solar donde en 1593 Juan de Garay instalara la Iglesia Mayor. Desde entonces sufrió muchas modificaciones, la última importante en 1862. Es uno de los edificios más llamativos por su gran fachada que fue realizada entre 1860 y 1863 por Dubourdieu y presenta doce columnas que simbolizan a los doce apóstoles y un bajorrelieve que representa al encuentro de Jacob con su hijo José en Egipto. Si bien su frente es de estilo Neoclásico en su interior tiene el aspecto de una iglesia colonial española. Entrando a ella, puede accederse al mausoleo de mármol que alberga el sepulcro del general José de San Martín.
- Cabildo de Buenos Aires: durante siglos fue la máxima autoridad de la ciudad. Parte de su fachada fue demolida para la ampliación de la Avenida de Mayo y la Diagonal Sur, quitándole seis de sus once arcos. Lo que quedó de él fue reconstruido totalmente en 1940 para darle una fisonomía similar a la que tenía en 1810. Algunas habitaciones del Cabildo fueron utilizadas durante un tiempo como calabozos, y pueden observarse desde el patio del edificio.
- Palacio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: sede del Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires. Fue construido entre 1891 y 1902, en base a un proyecto del arquitecto Juan Antonio Buschiazzo, combinando elementos de la arquitectura francesa, italiana y alemana.
- Edificio de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP): Está construido en el solar que ocupara la casa de Antonio González Balcarce y parte del antiguo Congreso de la Nación Argentina que sesionara allí entre 1864 y 1905. De este antiguo edificio se conservan sólo la sala de sesiones, que permitía la presencia de 800 espectadores, el vestíbulo de entrada y parte del mobiliario. También se encuentra en su interior la biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, que se halla en el lugar donde se encontraba la mencionada casa de Balcarce.
- Banco de la Nación Argentina: el edificio es la sede central de ese banco. Entre 1857 y 1888 funcionó el primer Teatro Colón, mientras que el actual edificio fue construido entre 1940 y 1955. El recinto está cubierto con una bóveda que es de la mayores del mundo, ya que sus dimensiones son de 50 metros de diámetro por 36 de altura.
- Casa Rosada: sede del Poder Ejecutivo de la Nación Argentina desde 1862. Allí funcionaba antiguamente el Fuerte de Buenos Aires (Real Fortaleza de Don Juan Baltasar de Austria), que fue demolido parcialmente en 1853 y en forma total en 1882. La fachada se caracteriza por su particular color rosado, y por la falta de simetría como consecuencia de la demolición parcial del ala sur en 1938.
- Véase también:Turismo en la Ciudad de Buenos Aires#Plaza de Mayo
Bibliografía[editar]
Sonia Berjman (2001), La plaza española en Buenos Aires 1580/1880, Ed. KLICZOWSKI. ISBN 987-9474-13-9. |
Elisa Casella de Calderón (1991), Plaza de Mayo, escenario de la fundación de la ciudad., Revista Buenos Aires nos cuenta n° 15, Tercera edición. |
Elisa Casella de Calderón (1989), La Plaza de Mayo, Revista Buenos Aires nos cuenta n° 17, Primera edición. ISBN 987-9105-14-1. |
Carlos Vigil (1968), Los Monumentos y lugares históricos de la Argentina, Editorial Atlántida. |
Ricardo de Lafuente Machain (1973), La plaza trágica, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. |
Oscar Félix Haedo (1978), Las fuentes porteñas, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. |
Cutolo, V. O. (1994), Buenos Aires: Historia de las calles y sus nombres, Buenos Aires: Elche. ISBN 950-99212-0-3. |
Crónica Histórica Argentina, Tomo I, (1968) Ed. CODEX. |
Revista Geográfica Americana, Tomo XXIX nº 174 (1948). Buenos Aires. |
Diario Clarín, 25 de noviembre de 2006, La Plaza de Mayo será un gran patio... Reformas para el Bicentenario, |
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
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