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Plaza mayor
Como Plaza Mayor se conoce a la plaza principal de algunas localidades en el urbanismo castellano e Hispanoamericano. En muchos casos, particularmente en América, reciben el nombre de Plaza de Armas. El nombre deriva de que estaban previstas como refugio en caso de un ataque a la ciudad, por lo que poseían guarniciones de armas.
El nombre oficial de muchas de ellas, al igual que el del resto de la Toponimia urbana, ha sufrido cambios de naturaleza política. Por ejemplo en España ha sido corriente que se sustituyera por Plaza Real o Plaza de la Constitución alternativamente según cambiara el gobierno durante los siglos XIX y XX.
Como concepto urbanístico, de espacio abierto que permite el contacto y la comunicación entre los ciudadanos y una gran cantidad de funciones urbanas, nace de las plazas de arrabal o plazas de mercado a las puertas de las murallas, pero fuera del recinto amurallado (medina en el urbanismo árabe), mientras que otras plazas propias del espacio mediterráneo con las que comparte la benignidad del clima, como el Foro romano o el ágora griega, estaban en el mismo centro urbano.
El zoco árabe era más corrientemente un espacio laberíntico de calles y no un espacio abierto,[1] cuando no completamente cerrado, como el bazar en el Próximo Oriente. Las demás funciones urbanas estaban repartidas por la mezquita (religiosa y judicial), la alcazaba (militar)... con lo que no había un espacio tan privilegiado como fueron las plazas mayores.
Entre 1561 y 1562, Francisco de Salamanca, arquitecto real de Felipe II, diseñó la primera plaza mayor regular y cerrada en Valladolid que sirvió de modelo desde el siglo XVII para otras plazas de España, Hispanoamérica e Italia.
Siguiendo el ejemplo de la de Valladolid, las plazas de arrabal fueron absorbidas por el Caserío urbano, quedando en una posición más céntrica, incrementando la altura de sus edificios (no eran nada usuales alturas de más de dos pisos), proyectando los pisos superiores sobre soportales, e incluso homogeneizando el trazado de éstos siguiendo el trazado planificado por un arquitecto (Juan Gómez de Mora en Madrid, Nicolás Churriguera en Salamanca), llegando a cubrir las calles de acceso con lo que se obtiene un espacio cerrado continuo. Las funciones urbanas que cumplía, además de la original de mercado, se amplían a la de espacio político (con la ubicación de edificios municipales) y espacio de festejos y solemnidades, como Corridas de toros (que terminaron asociándose a espacios circulares hechos ex profeso en vez de los originales rectangulares), autos de fe de la Inquisición (la parte solemne, no la quema de los condenados, que se hacía en el brasero, en lugares más discretos), ejecuciones públicas de ámbito civil,[2] sin olvidar la función de espacio de Conflicto social, pues las plazas mayores son el referente de reunión en caso de Motín de subsistencias (en el Antiguo Régimen) o de manifestación (en la Edad Contemporánea).[3]
En América, las Plazas mayores son planificadas desde el trazado de las ciudades, como la Plaza de Mayo de Buenos Aires, o como en el Zócalo de México, por derribo de edificios previos.
En 1950, Robert Ricard[4] data el origen de la Plaza Mayor española en las últimas décadas del siglo XV y distingue dos tipos: noble y monumental (Madrid y Salamanca) y modesta con aire vulgar (Burgos, Segovia, Toledo), y deja constancia de que las ciudades musulmanas no las tenían. Agrega que en América era el centro y símbolo de la ciudad y organismo alrededor del cual se dio su vida. Podría decirse, sin gran exageración, que una ciudad hispanoamericana es una Plaza Mayor rodeada por calles y casas, más que un conjunto de calles y casas en torno a una Plaza Mayor. La Plaza Mayor americana, más grande que la española, no era monumental sino por los edificios que la rodeaban. Además de plaza municipal tenía la presencia de la Iglesia, residencia de las autoridades, tribunal y prisión.
Más tarde surgieron distintas vertientes que difirieron en cuanto al origen de la Plaza Mayor en España y en América (la indigenista destaca la influencia de ciudades prehispánicas como modelo de la ciudad de la conquista, y que en aquellas ya existían grandes plazas de ceremonias y mercado), pero lo cierto es que la política de España convirtió a América en un lugar de ensayos entre 1492 y 1573, plasmándose un modelo clásico de la ciudad colonial hispanoamericana que Jorge Enrique Hardoy resume como:[5]
- Traza en forma de damero, repitiendo elementos, cuadrados o rectangulares.
- La plaza era un elemento más.
- Alrededor de ella eran construidos la Gobernación, el Ayuntamiento y la Iglesia.
- Los lados de la plaza poseían arcadas.
- Frente a las demás iglesias se dejaba una plazoleta.
La Plaza Mayor americana ocupaba entonces el lugar más importante de todas las plazas y no hubo ciudad que no la tuviera. Hasta los Pueblos originarios creados por los jesuitas se organizaron alrededor de una plaza central.
A partir de la experiencia española y americana, el 13 de julio de 1573 Felipe II promulgó las Ordenanzas de Descubrimiento y Población, tratando de homogeneizar la planificación y dejando en claro en ellas el carácter nuclear dado a la Plaza Mayor.
Referencias[editar]
- ↑ Hay algún caso de plaza abierta con funciones de mercado en el mundo islámico, notablemente la Plaza Jamaa el Fna de Marrakech, designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en buena medida por la influencia de Juan Goytisolo
- ↑ En la Plaza Mayor de Ávila, la del rey Enrique IV en efigie, durante la llamada Farsa de Ávila. En la plaza Mayor de Madrid fue famosa la de Rodrigo Calderón, llamado el Valido del valido de Felipe III, el Duque de Lerma, quien, para no morir ahorcado, se vistió de colorado, es decir, se hizo nombrar cardenal. El aplomo de Rodrigo Calderón para subir al patíbulo se hicieron legendarios, y ha pasado a ser un refrán el comparar diciendo "está más tranquilo que Don Rodrigo en la Horca".
- ↑ Como protesta por la subida del pan en tiempos de [[Juan José de Austria, apareció un pasquín en la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor de Madrid, que decía: A qué vino el señor don Juan: A bajar el caballo y a subir el pan (refiriéndose a la famosa estatua ecuestre de Felipe IV, que el Valido había mandado desplazar).
- ↑ Robert Ricard, La Plaza Mayor en España y en América Española, en :Estudios geográficos (Madrid) Año XI, nº 39, mayo de 1950, pp 321-327. Citado por Sonia Berjman (2001) en La Plaza española en Buenos Aires 1580/1880, Ed. Kliczkowski. Pág 22.
- ↑ El modelo clásico de la ciudad colonial hispanoamericana, en el Congreso Internacional de Americanistas nº 38. Munich, Klaus Renner, 1972, T IV, p143. Citado por Sonia Berjman (2001) en La Plaza española en Buenos Aires 1580/1880, Ed. Kliczkowski. Pág 26.
Bibliografía relacionada[editar]
Sonia Berjman (2001), La plaza española en Buenos Aires 1580/1880, Ed. KLICZOWSKI. ISBN 987-9474-13-9. |