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Museo del Prado

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Museo del Prado

El Museo Nacional del Prado es una de las pinacotecas más importantes del mundo, y cuenta con una inigualable colección de pintura española, italiana y flamenca. Está situado en Madrid, España. Junto con el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Reina Sofía, forma el Triángulo del Arte, meca de numerosos turistas de todo el mundo. Esta área se enriquece con otras instituciones cercanas: el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otros pequeños museos.

Historia[editar]

El edificio que alberga el Museo del Prado fue concebido inicialmente por José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca y Valido del rey Carlos III, como Gabinete de Historia Natural, en el marco de una serie de instituciones de carácter científico (pensadas según la nueva mentalidad de la Ilustración) para la reurbanización del llamado Salón del Prado. Con este fin, Carlos III contó con uno de sus arquitectos predilectos, Juan de Villanueva, autor también del cercano Jardín Botánico.

El proyecto arquitectónico de la actual pinacoteca fue aprobado por Carlos III en 1786. Supuso la culminación de la carrera de Villanueva y una de las cimas del neoclasicismo español, aunque dada la larga duración de las obras y avatares posteriores, el resultado definitivo se apartó un tanto del diseño inicial.

Las obras de construcción se desarrollaron durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, hasta el punto de que el edificio quedó prácticamente finalizado a principios del siglo XIX. Pero la llegada de las tropas francesas a España y la Guerra de la Independencia‏‎ dejaron su huella en él; se destinó a fines militares (Cuartel de caballería) y cayó en un estado casi de ruina total. Las planchas de plomo de los tejados fueron fundidas para la fabricación de balas. Sólo gracias al interés manifestado por Fernando VII y, sobre todo, de su segunda esposa Isabel de Braganza, se inició, a partir de 1818, la recuperación del edificio, sobre la base de nuevos diseños del propio Villanueva, sustituido a su muerte por su discípulo Antonio López Aguado.

El 19 de noviembre de 1819 se inauguraba discretamente el Museo Real de Pinturas (primera denominación del museo), que mostraba algunas de las mejores piezas de las Colecciones Reales Españolas, trasladadas desde los distintos Reales Sitios. Fallecida la reina meses antes, en reconocimiento de su labor se bautizaría con su nombre al salón ovalado (actual Sala 12, de Velázquez) que en aquel entonces tenía un balconaje desde el cual se podía observar la galería de escultura de la planta baja (luego convertida en salón de actos y actual Sala de las Musas). En este comienzo el museo contaba con 311 cuadros expuestos en tres salas, aunque almacenaba muchos más. En años sucesivos se irían añadiendo nuevas salas y obras de arte, destacando la incorporación de los fondos del Museo de la Trinidad, creado a partir de obras de arte requisadas en virtud de la Ley de Desamortización de Mendizábal (1836). Dicho museo se fusionó con el Prado en 1872. Tras el destronamiento de la reina Isabel II de España‏‎ en 1868, el Museo Real había pasado a ser nacional, medida ya irreversible al fusionarse con el de la Trinidad. Después se fueron integrando en él otras instituciones, entre la que destaca especialmente la llegada de la sección de siglo XIX del Museo Nacional de Arte Moderno en 1971 —cuya sección de siglo XX se integra hoy en el Museo Reina Sofía—. La incorporación de las colecciones del Museo de Arte Moderno, trajeron aparejado, además, el ingreso de las colecciones de otros museos más, por entonces también desaparecidos: El Museo de Ultramar y el Museo Iconográfico, que obligarían a la institución a incrementar su política de difusión de fondos, mediante la creación de depósitos estables de obras de arte en otras instituciones publicas y privadas, dentro y fuera de la Península.

Durante el siglo XIX y buena parte del XX, el Prado vivió una situación de cierta precariedad, pues la transición de institución privada a pública requería muchas más atenciones por parte del Estado de las que se le brindaron. Las deficientes medidas de seguridad, con una parte del personal del museo residiendo en él y montones de leña almacenados para las estufas, provocaron la alarma de algunos entendidos. Es conocido el artículo de Mariano de Cavia, que informaba de un (ficticio) incendio que había arrasado el Prado. Los madrileños se acercaron al lugar alarmados, y la falsa noticia ayudó a la adopción de algunas mejoras de urgencia.

A pesar de diversas ampliaciones de alcance menor, el Prado sufría limitaciones de espacio, más graves a partir de los años 60, cuando el boom turístico disparó el número de visitantes. Poco a poco, la pinacoteca se adaptó a las nuevas exigencias técnicas; el sistema de filtraje y control del aire se instaló en los años 80, coincidiendo con la restauración de muchas pinturas de Velázquez. El tejado, construido con materiales dispares y mediante sucesivos remiendos, sufrió ocasionales goteras y no sería renovado enteramente hasta los años 90.

En 1995, un acuerdo parlamentario suscrito por los dos principales partidos, PP y PSOE, puso al museo a salvo de los vaivenes políticos y proporcionó la calma necesaria para un proceso de modernización, que incluía cambios jurídicos además de la ampliación. Ésta, tras un controvertido concurso de ideas, fue adjudicada al arquitecto Rafael Moneo, ya bien conocido en estas lides por sus trabajos en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el Museo Thyssen-Bornemisza.

Localización[editar]

Para ver la localización exacta en el mapa pinche AQUÍ.

Ampliaciones y reformas[editar]

Entre las reformas más importantes, por orden cronológico, cabe citar la de Narciso Pascual y Colomer, que diseñó la basílica y el ábside del cuerpo central (1853); la de Francisco Jareño, que desmonta la cuesta por la que se accedía a la fachada norte y crea una escalera monumental, abriendo ventanas en la parte baja (1882 y 1885); en 1927, Fernando Arbós construyó dos pabellones en la parte posterior del edificio; hacia la mitad del siglo se llevó a cabo la reforma de Pedro de Muguruza, con una remodelación de la galería central y una nueva escalera para la fachada norte (que contó con bastantes críticas, ya que destruyó la espléndida escalera ideada por Jareño), con la intención de dar más luz a la zona de la cripta; Chueca Goitia y Lorente realizaron a su vez ampliaciones en las salas (1956 y 1967). La incorporación del Casón del Buen Retiro, para albergar las colecciones de pintura de los siglos XIX y XX, se decidió en 1971.

Siguiendo el proyecto de Rafael Moneo, en 2007 se ha culminado la mayor ampliación del Museo en sus casi doscientos años de historia. Esta ampliación no ha supuesto cambios sustanciales para el Edificio Villanueva, centrándose en una ampliación hacia el claustro de los Jerónimos (el Cubo de Moneo) de forma que el museo cuente con una superficie nueva para actividades complementarias. La conexión entre ambos edificios se ha efectuado subterráneamente, aprovechando el desnivel entre los Jerónimos (calle Ruiz de Alarcón) y el Paseo del Prado. La ampliación se presentó el 27 de abril de 2007 si bien la inauguración oficial no tuvo lugar hasta medio año después, el 30 de octubre de 2007, con una selección de la colección de pintura española del siglo XIX, que había permanecido almacenada unos once años.

Descripción del edificio de Villanueva[editar]

Está formado por un cuerpo central al que flanquean unas galerías alargadas que terminan en unos pabellones cuadrados en cuyo interior se cobijan las rotondas.

El cuerpo central sobresale con una construcción que tiene seis columnas de orden toscano, un entablamento, una cornisa y un ático que lo remata. En su cara posterior, termina en forma semicircular o absidial, de tal modo que su plano adopta forma basilical. Originariamente, dicha estancia abarcaba las dos plantas de altura, y a finales del XIX se dividió en dos pisos. El inferior era la sala de juntas, hasta su reciente conversión en recibidor. La planta superior es la actual sala 12, presidida por Las Meninas.

Las dos galerías laterales tienen dos plantas en altura. La inferior con unos ventanales profundos y alargados que acaban en un Arco de Medio Punto y la superior con una galería de columnas jónicas (en la actualidad hay un tercer piso retranqueado, obra posterior).

La fachada norte tiene un pórtico con columnas jónicas y sobre ellas un entablamento. Esta fachada corresponde a la segunda planta del edificio. Cuando se construyó el edificio, la primera planta quedaba, por ese lado, bajo el nivel del terreno, que por aquella época bajaba en una pequeña cuesta hasta el paseo del Prado, hasta que más tarde se desmontó este desnivel hasta ponerlo a la misma altura que el suelo real del monumento. Hubo que construir una escalinata para su acceso (1882).

La fachada sur (que da a la plaza de Murillo, frente al Jardín Botánico) tiene un vano adintelado, de acceso al interior, y una logia o galería con seis columnas de orden corintio sobre las que se apoya un entablamento.

El interior del edificio es abovedado en sus salas centrales. En la parte norte hay una rotonda con ocho columnas jónicas cuya bóveda tiene decoración de casetones.

En el exterior, en la fachada que da al Paseo del Prado, se encuentra la Puerta de Velázquez, con un frontis de orden dórico que incorpora el relieve del ático, y las estatuas y medallones alegóricos al rey Fernando VII como protector de las ciencias, las artes y la técnica. Frente a esta puerta está ubicada la estatua de Velázquez, obra del escultor Aniceto Marinas‏‎. El pedestal es de Vicente Lampérez. Tiene una dedicatoria: Los artistas españoles, por iniciativa del Círculo de Bellas Artes, 1899. Este monumento se inauguró el día 14 de junio de ese mismo año con la presencia de la Reina Regente y de Alfonso XIII. Fue una ceremonia muy emotiva en la que se rindió homenaje y reconocimiento al gran pintor Velázquez y a la pintura española. Además de los reyes acudieron al acto:

  • Como delegados de Francia, los pintores Jean Paul Laurens y Carolus Duran. Depositaron coronas con cintas que llevaban los colores franceses y en las que podía leerse: «Au grand Velázquez, les peintres français».
  • Los embajadores de Alemania y Austria.
  • Mr. Poyter, director del Royal Academy y Royal Gallery de Londres.
  • Mariano Benlliure, en nombre de los artistas de Roma.
  • Representación de la Academia de Bellas Artes y Ayuntamiento de Sevilla.
  • Asociación de Escritores y Artistas.
  • Escuela de Bellas Artes de Madrid, Barcelona y Valladolid.
  • Sociedad de Arquitectura, Ayuntamiento, Diputación y Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Existen además, junto a sus puertas principales, otros dos monumentos del siglo XIX, dedicados a Goya y a Murillo[1].


Situación


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(Círculos de radio 200 m, 1 y 2 km) - Ver coordenadas y enlace con otros sistemas:40°24′49″N 3°41′32″O / 40.413684, -3.692179 - Marcadores de obras: Obras destacadas desde principios S XX  Obras destacadas anteriores al S XX  Otras obras
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Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.
  1. María de los Santos García Felguera La fortuna de Murillo (1682-1900), Sevilla, 1989, # ISBN 84-7798-029-2
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
BETTAGNO, Alessandro; BROWN, Christopher; CALVO, Francisco; HASKELL Francis; PÉREZ, Alfonso (1996), El Museo del Prado, Fonds Mercator. ISBN 90-6153363-5.
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
PÉREZ, Alfonso (1993), El Prado, Londres: Scala Books. ISBN 1870248465.
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
BALIS, A.; DÍAZ, M.;VAN DE VELDE, C.; VLIEGHE, H. (1991), La pintura flamenca en el Prado, Fonds Mercator. ISBN 84-87007-54-6.


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Alberto Mengual

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