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Monasterio de Santa María (Moreruela)
El Monasterio de Santa María de Moreruela, hoy en estado de ruina, fue una abadía cisterciense erigida entre los siglos XII y XIII, situada a escasos kilómetros de Granja de Moreruela, provincia de Zamora (España). Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.
Sobre un antiguo monasterio levantado a finales del siglo IX bajo el patrocinio del rey asturiano Alfonso III se estableció una comunidad de monjes cistercienses llamados por Alfonso VII, el Emperador, con el propósito de poner en producción las tierras que se iban ganando a los musulmanes al sur del reino y crear las condiciones propicias para una rápida repoblación. Para ello puso a disposición de los monjes blancos del Císter los territorios de las villas circundantes que ellos se encargaron de cultivar y explotar. La fundación monástica puede fecharse en 1133. El templo se construyó a finales del siglo XII, todavía en estilo románico, aunque con elementos de transición hacia el gótico, como los arcos apuntados o las bóvedas de ojiva. No se conserva íntegro, pero sí lo suficiente para dar una clara idea de sus formas y volúmenes. Se trata de una planta de cruz latina compuesta por tres naves de nueve tramos y transepto muy ostensible. De todo el conjunto, lo auténticamente singular es la cabecera formada por tres cuerpos de diferentes alturas: el más bajo lo constituyen siete Absidiolos de traza circular que cierran exteriormente la girola cuya altura destaca sobre ellos dando lugar al cuerpo intermedio. Ésta, a su vez, circunda la capilla mayor o ábside propiamente dicho que eleva su cerramiento por encima de todo el grupo formando el tercer cuerpo. Los absidiolos se cubren mediante bóveda de horno y se comunican con la girola a través de arcos de medio punto. La girola está cubierta en cada uno de sus tramos por bóveda de crucería, mientras que la capilla central se cierra, como los absidiolos, con bóveda de horno sustentada por ocho columnas dispuestas en semicírculo. La capilla mayor es la parte que más remite al gótico, con columnas estilizadas y unos vanos que ofrecen al conjunto la sensación de verticalidad característica de este estilo.
Todavía resiste a la gravedad una parte de la bóveda de cañón apuntado del ala norte del transepto.
Se conserva también la Sala capitular, de planta cuadrada, con cuatro columnas centrales y cubierta de bóveda de ojiva, y otra sala de planta rectangular que pudo estar destinada a refectorio o a zona de estancia de los monjes.
De los dos claustros que tuvo, sólo dan cuenta hoy los trazados en planta
La decoración del conjunto es casi inexistente, como mandaban los cánones de sobriedad del Císter. Se puede observar una ligera ornamentación vegetal en capiteles y canecillos. En algunos sillares están aún grabadas las marcas de cantero.
Referencias
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