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Kishō Kurokawa
Kisho Kurokawa (黒川 紀章) (Nagoya, 8 de abril de 1934 - Tokio, 12 de octubre de 2007) fue un arquitecto japonés, uno de los fundadores del Movimiento Metabolista.
Kurokawa estudió en la Universidad de Kioto, se graduó con una licenciatura del Departamento de Arquitectura en 1957. Continuó sus estudios en la Escuela de Arquitectura Universidad de Tokio bajo la supervisión de Kenzo Tange, consiguiendo un master en 1959 y el doctorado en 1964.
Junto con Kenzo Tange y Fumihiro Maki, fundó en 1960 un grupo que se hizo llamar los Metabolistas, análogo a los Cinco de Nueva York. Éste fue un movimiento radical avant-garde japonés que perseguía la combinación y el reciclaje de los estilos de la arquitectura alrededor de una filosofía asiática. El movimiento fue muy exitoso, destacando cuando sus miembros recibieron la alabanza por el Takara Beautillion de la Expo Universal de Osaka de 1970. El grupo se rompió pronto después de eso.
Aunque a primera vista la obra de Kurokawa pudo parecer extraña, extravagante, complicada y caprichosa, fue, sin embargo, una arquitectura pensada, llena de significados y simbolismos. Sin tener nada que ver con el tradicionalismo, no rechazó la ayuda de otras manifestaciones artísticas que ayudaron a completar la obra, claro ejemplo de lo cual fue el Museo Municipal de Arte en Nagoya (1987), edificio complicado, con formas extrañas, que se ayudó de una escultura de Alexander Calder para ordenar la plaza donde estaba el acceso al museo. En este museo y en otros tantos edificios, Kurokawa investigó y manejó el concepto de "engawa", término japonés que designa el espacio mixto del que toma parte tanto lo público como lo privado sin que ambos entren en oposición.
Pero Kurokawa no sólo rechazó el tradicionalismo sino que también criticó la arquitectura moderna, en la consideración de que estabá dominada por la arquitectura occidental, que trataba de ser universal para todos los pueblos y regiones. Afirmó que las culturas modernas -y, por ende, la verdadera arquitectura- deben surgir de la compenetración y síntesis de las de los diferentes países. La arquitectura actual no fue un monopolio de Occidente, sino que debió hacerse de tal manera que dominase en ella la variedad y la multiplicidad, evocando nuevos significados. Así pues, en la obra de este japonés "el simbolismo, la transformación y la connotación debieron sustituir el análisis, la adaptación y la denotación respectivamente".
Destacó entre la producción de Kurokawa la arquitectua civil, con obras como la Torre Cápsula Nakagin en Tokio (1972), el Museo de Arte Moderno de la prefectura de Urawa (1982), el Museo Municipal de Arte en Nagoya (1987) y el Museo de Arte Contemporáneo en Hiroshima (1988), situado en el Parque Cultural de Hijuyama. Cubierto por completo de aluminio brillante, el edificiio constituyó la obra cumbre del arquitecto japonés, pues reflejó todos los conceptos que caracterizaron su arquitectura.
Además de los numerosos proyectos que le fueron encomendados, dentro y fuera de Japón, Kurokawa fue galardonado en diversas ocasiones por su trabajo; de entre los premios recibidos merece la pena reseñar la Medalla de Oro concedida en Bulgaria en 1989 por la Unión de Arquitectos Internacionales, por el antes citado Museo de Arte Contemporáneo en Hiroshima.
Conceptos arquitectónicos clave
Impermanencia
Kurokawa observó que a excepción de Kioto y de Kanazawa, la mayoría de las ciudades japonesas fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando se destruyen las ciudades occidentales, el ladrillo y la piedra permanecen como prueba de su última existencia. Tristemente, las observaciones de Kurokawa nos muestran que las ciudades de Japón fueron construidas sobre todo de los elementos de madera y naturales que se convierten fácilmente en cenizas desapareciendo totalmente. Él también observa que tanto Edo (ahora Tokio) como Kioto fueron destruidas casi enteramente en varias ocasiones durante batallas del período de los Reinos Combatientes en el siglo XV y XVI. El cambiar de poder hizo que partes de Japón debieran ser destruidas. En el mismo apartado, hablando históricamente, las ciudades de Japón se han golpeado casi anualmente con desastres naturales tales como terremotos, tifones, inundaciones y erupciones volcánicas. Esta destrucción repetida continua de edificios y de ciudades ha dado a Japón "mucha incertidumbre sobre su existencia, una carencia de fé en lo visible, una suspicacia de lo eterno". Además las cuatro estaciones están marcadas claramente en Japón, y los cambios en el año de éstas son extremos y dramáticos. El tiempo es, en la cultura japonesa, una entidad preciosa que fuerza muchas velas, muchos seres, muchas entidades que se descolorean en un punto. La idea de que los edificios y las ciudades deben parecer tan naturales como sea posible y que deben estar en armonía con el resto de la naturaleza, puesto que está solamente temporalmente allí, ha creado la tradición de hacer el edificio y las ciudades con una estructura "temporal".
Esta idea de la impermanencia se refleja en el trabajo de Kurokawa durante el Movimiento Metabolista. Los edificios fueron hechos tan sólo para ser desprendibles, permutables y adaptables. El concepto de la impermanencia provino de su trabajo para hacer sistemas abiertos al tiempo y espacio.
Materialidad
Kurokawa explica que los japoneses intentaban explotar las texturas y colores naturales de los Materiales usados en una edificación. La tradicional habitación del té fue intencionalmente construida de sólo materiales naturales como tierra y arena, papel, hojas de plantas, y pequeños árboles. Para la maderas que se necesitaban se preferían los árboles de sus propios patios traseros. Se rechazaron todos los colores artificiales y los tonos y texturas naturales de los materiales fueron demostrando sus mejores ventajas. Esta honradez de la materialidad proviene de la idea de que la naturaleza es hermosa en sí misma ya. El japonés siente que su comida sabe mejor, que su madera parece mejor, que lo material es mejor, cuando es natural. Se cree en el máximo disfrute de todo aquello que está en su estado natural.
Esta tradición de la materialidad está viva en el trabajo de Kurokawa que trata el hierro como hierro, el aluminio como aluminio y hacer que la mayor parte de lo inherente finalice en algo concreto. La tradición de la honradez de la materialidad está presente en el edificio de la cápsula de Kurokawa. En él, Kurokawa demostró tecnología con “ningún color artificial.” La cápsula, la unidad de la escalera móvil, la unidad del elevador, y la canalización eran toda exteriores y expuestas. Kurokawa tenía estructuras abiertas enseñadas tal y como eran sin tentativa de ocultar los elementos de los conectadores, creyendo que la belleza era inherente en cada parte por sí misma. Este movimiento en negrilla creó una textura de los elementos que se convirtieron en la materialidad verdadera del conjunto.
Receptividad
La noción o la receptividad es una idea crucial japonesa. Algunos incluso aventurarían decir que es una “tradición.” Japón, dice Kurokawa, es un país pequeño. Durante más de mil años, Japón ha vivido con un conocimiento sus vecinas China y Corea; y en la edad moderna de los imperios de Portugal, Gran Bretaña, Estados Unidos, por nombrar algunos. La única manera para un país pequeño como Japón de evitar ser atacada por estos imperios era hacer tentativa continua de absorber culturas extranjeras, para estudiarlas, y, mientras establecía relaciones amistosas con la nación más grande, preservaba su propia identidad. Esta receptividad es lo que a Japón le ha permitido pasar de ser una isla que cultiva a una nación imperial usando los primeros sistemas políticos y adelantos chinos, y después las técnicas y conocimiento occidentales. Japón eventualmente sobrepasó a China y tropezó consigo misma durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, Japón, usando esta misma perspectiva absorbió la cultura americana y la tecnología, sobrepasándola también.
La arquitectura de Kurokawa sigue la secuencia de la receptividad, pero en un punto, el intento para divergir y para encontrar su propia identidad. Al principio, el trabajo de Kurokawa siguió el movimiento moderno que fue introducido por Tange, Isozaki y sus contemporáneos. Tange demostró al mundo que Japón podía construir edificios modernos. Sus contemporáneos lo siguieron y continuaron. Entonces en un punto, en los años 60, Kurokawa y un grupo pequeño de arquitectos comenzaron una onda nueva de la arquitectura japonesa contemporánea que creía que la solución anterior y sus imitaciones no eran satisfactorias a la nueva era: la vida no estaba presente en el modernismo. Acuñaron su trabajo con la palabra “metabolismo.” El trabajo de Kurokawa llegó a ser receptivo “a su propia Filosofía, el principio de la vida.” (Allí él vio arquitectura y ciudades como proceso dinámico donde las piezas necesitaron estar listas para el cambio. Él utilizó sobre todo el marco y las unidades abiertas de acero que eran prefabricados y permutables.)
Detalle
Kurokawa explica que la atención prestada para detallar el trabajo japonés deriva esencialmente de la tentativa típica de expresar individualidad y maestría. En Japón la ejecución de detalles era un proceso del trabajo, no trabajaban del conjunto a las piezas sino de las piezas al conjunto. Cada conexión de madera en una casa era hecha a mano cuidadosamente desde adentro hacia el exterior. Japón es un país que se movió desde la total desindustrialización hasta la completa industrialización en menos de 50 años durante la revolución Meiji. Este gran salto de producir mercancías de artesanía a usar la industria fue tan rápido que no permitió la desaparición de una tradición profundamente arraigada de hacer un buen arte verdadero como declaración del creador. Consecuentemente el fabricante japonés todavía lleva una preocupación cuidadosa con el detalle que se puede ver en el arte y la fabricación de la arquitectura contemporánea. La atención al detalle, una parte invisible de su tradición, formas una inequívoca estética japonesa.
Semejantemente, la arquitectura de Kurokawa tiene detalles cuidadosos de conexiones y de finales. Kurokawa dijo, “esta atención al detalle es también una llave importante para entender mi propia arquitectura. La creencia en la importancia de los detalles también sugiere una nueva jerarquía.” Kurokawa cree que mientras que la arquitectura y las ciudades occidentales se han organizado con una jerarquía de la infraestructura a las piezas y al detalle, su onda nueva de la arquitectura japonesa contemporánea se centró en la autonomía de las piezas. El metabolismo se basa en la noción de la vida y de cada aspecto intrincado y pequeño de la vida.
Obras
Torre de cápsulas Nakagin, Ginza, Tokio (1970–1972)
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
Wikipedia, con licencia CC-by-sa |
Registros de identidad de Kishō Kurokawa: ISNI: 0000 0001 1441 4069 VIAF: 34524329
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