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Hotel Humboldt
El Hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro El Ávila en Caracas, Venezuela es un ícono en la arquitectura venezolana y un símbolo de la ciudad capital, gracias a su exótica ubicación y a su modernísima arquitectura.
El Edificio está a una altura de 2.105 msnm y el mismo es una estructura cilíndrica que ofrece una vista de 360°, tiene una altura de 59,5 m y cuenta con 14 pisos que distribuyen 70 habitaciones con diferentes vistas de ambas ciudades (Caracas-La Guaira).
El edificio estaba dotado de un comedor, un mirador y unas estructuras adosadas donde se encontraban las áreas sociales del hotel: salones, estar, dependencias administrativas, servicios y piscina cubierta. La fachada de cristal se utilizó para ayudar al calentamiento de la edificación.
La obra la completan dos tramos de teleféricos que unen al edificio con Caracas (Estación Maripérez) y la ciudad de La Guaira (Estación El Cojo), además de una pista de patinaje sobre hielo, de múltiples restaurantes y de un casino (este último en construcción)
Toponimia
El hotel deriva su nombre al Geólogo y Naturista Alemán Alejandro Humboldt (1769-1859) quién además de las múltiples expediciones a la geografía nacional, recorrió las montañas y dejó por escrito sus observaciones
Historia
El complejo fue iniciado en el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez y estuvo a cargo de los ingenieros Gustavo Larrazábal, Oscar Urreiztieta y la compañía venezolana ENECA, El diseño original del Hotel y de la estación Ávila son del arquitecto Tomás José Sanabria, quien formó parte de la segunda generación de arquitectos venezolanos formados en el exterior e impulsores del estilo internacional en nuestro país. El paisajismo es responsabilidad de Roberto Burle Marx. El arquitecto Alejandro Pietri Pietri diseñó las estaciones de Maripérez y El Cojo (Macuto). El Hotel y el tramo de Macuto fueron construidos por la compañía venezolana Eneca, mientras que el sistema aéreo fue responsabilidad de la firma alemana Heckel, a través de su representante Georg Jablonski, y también de la compañía alemana Saarbrucken.
Fue estrenado por el Poder Ejecutivo el 11 de diciembre de 1955 e inaugurado el 14 de septiembre del mismo año aunque entró en servicio el 19 de diciembre de 1956, Marcos Pérez Jiménes lo calificó como "hostería de la cota 2000".
Los teleféricos empezaron a funcionar al público en diciembre del mismo año y fue entregado a la Gobernación del Distrito Federal, con la intención de incorporarlo al patrimonio turístico y de tenerlo en mantenimiento constante.
Según algunos historiadores e arquitectos el eficio tenía como propósito principal servir como punto estratégico militar, si las vías de acceso de la ciudad llegan a colapsar, aún así el hotel nunca brindó servicio completamente al público ni tampoco se utilizó militarmente, allí tuvieron eventos de entretenimiento importantes, funcionó como escuela de turismo, pero después de un tiempo fue prácticamente abandonado por las autoridades.
El edifcio después de ser abandonado tuvo historias y leyendas urbanas que cuentan acerca de hechos sobrenaturales acerca del edificio y de la obra completa, que le da un toque de misticismo y de aventura al turista.
Posteriormente, el 23 de marzo de 1998 el Fondo de Inversiones de Venezuela, conjuntamente con CORPOTURISMO, privatizó el Hotel Humboldt y el Sistema Teleférico Caracas-Litoral. El Estado Venezolano traspasó al Consorcio Inversora Turística Caracas, INVERTURCA (empresa conformada por el Consorcio Mezherane y el Fondo de Valores Inmobiliarios), la explotación del Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, a través de un contrato de concesión pública por treinta años. El contrato transfiere el derecho a explotar el Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, con todas las instalaciones conexas, incluyendo el desarrollo de servicios de turismo y esparcimiento relacionados con tal complejo. La empresa que resultó favorecida inició el proceso de reestructuración y rescate de las instalaciones bajo el concepto de conservar lo máximo posible los elementos ya existentes, cuyo valor histórico y arquitectónico es innegable.
En julio 2001 cuando fue inaugurado el Complejo Turístico Ávila Mágica, la compañía Inversora INVERTURCA anunció su reapertura. Sin embargo, el complejo no abrió sus puertas al público inmediatamente, sino meses después. El Proyecto Ávila Mágica se vislumbra como una nueva alternativa que incluirá restaurantes, pista de patinaje sobre hielo, casino, centros de recreación infantil, así como la recuperación del Hotel Humboldt y la extensión del servicio teleférico al estado Vargas. El proyecto consta de tres etapas.
La primera etapa de reestructuración del sistema Teleférico-Hotel Humboldt abarcó la ampliación del estacionamiento en Maripérez, construcción de un estacionamiento remoto detrás de la Hermandad Gallega, con servicio de traslado hasta la estación para abordar los funiculares, así como una red de 350 taxis que trabajan exclusivamente para el terminal del Teleférico. Adicionalmente, los usuarios disponen de cafetín, museo, cajeros automáticos, teléfonos públicos, baños, bebederos de agua, módulos de información, venta de souvenirs y de material fotográfico.
El sistema compacto de funiculares, de la firma austríaca Doppelmayr, con experiencia mundial, cuenta con 87 cabinas, incluyendo 4 cabinas VIP, 2 cabinas de carga y una ambulancia lista para atender cualquier emergencia. Cada cabina, con ventanales de cristal, tiene capacidad para ocho personas. El recorrido hasta la cima tiene una duración aproximada de veinte minutos, sin paradas, a una velocidad de 10 metros por segundo. Posee 23 torres, de 16 metros de altura cada una. Las edificaciones en la cumbre avileña incluyen pista de patinaje, casino, salas de juego, piscina, spa, restaurante de comida rápida, restaurante formal, parque infantil, caminerías, excursiones dirigidas, música en vivo. Este parque temático cuenta con un sistema totalmente computarizado, comparable con los más famosos del mundo (muchas de las zonas en construcción).
Otro atractivo lo constituye una plaza cerca del Hotel Humboldt, que sirve de altar para la bandera más alta del mundo en una montaña. El mástil de aluminio mide 30 metros de alto, y fue transportada por partes a bordo de helicóptero. Además, algunas de las viejas cabinas, de 12 m² aproximadamente, están siendo utilizadas como kioscos, módulos de auxilio y venta de boletos. El otrora funicular presidencial es mostrado como parte de las atracciones.
Actualmente y gracias a las organizaciones privadas, el teleférico es completamente funcional y está en la disposición del público en general, como también las plazas aledañas, la pista de patinaje, y múltiples restaurantes; pero el hotel como tal no está abierto al público en estos momentos, con planes de reacondicionarse, contaría con los mobiliarios originales de la época en que fue construido, con una mezcla de modernidad en las áreas como los baños, los ascensores y demás; además el tramo que se dirigía a La Guaira del teleférico no existe, pero se tienen planes de reconstruir y modernizar el teleférico.