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Hospital de Nuestra Señora del Carmen (Cádiz)

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Hospital de Nuestra Señora del Carmen (Cádiz)

El Hospital de Nuestra Señora del Carmen es un bello edificio barroco de mediados del siglo XVIII, y es obra de Pedro Luis Gutiérrez de San Martín, maestro sevillano, (1705-1792). Se inauguró el 16 de octubre de 1749. El Hospital de Mujeres fue testigo y sirvió de ayuda en los acontecimientos difíciles que vivieron la nación y la ciudad, como las epidemias del siglo XIX, el desastre del 98, la guerra de África, o la Guerra Civil. La falta de medios económicos obligó al Obispo Antonio Añoveros a la clausura del hospital en 1963, y es, desde entonces la sede del Obispado de Cádiz y Ceuta que dedica gran parte del edificio a la institución diocesana de Cáritas, desde donde se coordina, elaboran y fomentan proyectos y programas para los más necesitados a través del Fondo Diocesano de Solidaridad y otras fuentes de financiación, entre otras actividades.

Arquitectura del Hospital de Mujeres

Fachada exterior

El edificio se dispone en torno a dos patios comunicados entre los cuales se levanta la escalera imperial que lo ha hecho famoso. Detrás existe todavía un amplio espacio llamado antiguamente corral-circo, convertido posteriormente en jardín y patio de recreo de un colegio. La fachada por este lado no ofrece mayor interés, al contrario de la principal de la calle Hospital de Mujeres nº 26 duplicado, que se ajusta al esquema compositivo típico de la arquitectura civil de la ciudad (bajo, entresuelo, principal y cuarta planta para la servidumbre).

La fachada destaca por su riqueza decorativa. La libertad del Barroco popular abre tres ingresos en la planta baja que ni se ajustan al eje de simetría ni son iguales, sin o diferentes en sus portadas para destacar su importancia y función. De izquierda a derecha:

  1. Iglesia
  2. Puerta del Hospital
  3. Puerta menor condenada.

En el entresuelo se abren ventanas cruciformes, nada comunes y singulares por su simbología. El cuerpo principal presenta vanos amplios flanqueados por otros dos a manera de ventanas, coronados de frontones rotos con óvalos en sus centros y sustentados por atlantes. Un largo balcón recorre y defiende el frente de los vanos centrales. el último cuerpo se articula mediante pilastras jónicas, entre las que se abren vanos rectangulares como balcones con barandillas independientes.

Zaguán

Todas las puertas de la fachada exterior, como las del interior del edificio, son de maneras nobles con clavos y bocallaves de bronce. El ingreso al Hospital se hace por un zaguán-capilla, enlosado de mármol blanco, con las paredes de jaspe crema sobre zócalo gris y pilastras de orden jónico de jaspe verde y cubierto de artesonado de madera del mismo color, con molduras mixitlíneas y cabezas de querubines. A la izquierda de la puerta interior, con cancel y mirilla de hierro de forja, se encuentra un pequeño retablo, también de mármol blanco de dos cuerpos de pilastras jónicas de jaspe verde con frontón partido con una cruz en el centro. Todo parece corresponder a época contemporánea.

En el primer cuerpo se halla la pintura al óleo, en marco de rocalla dorada, de Nuestra Señora del Carmen, objeto de una gran veneración de los gaditanos. En una cartela aparece la inscripción de las indulgencias concedidas por el obispo Fray Juan Bautista Servera. En el ático del retablo se encuentra un lienzo al óleo del Nazareno, que relacionan con la bajada de la escultura de Santa María que tomó vida acudiendo a consolar y curar a los apestados del Campo Santo y Hospital Real en 1681.

Atravesando el gran portón, se pasa a la portería. A la izquierda encuentra el visitante de nuevo otra pintura grande sobre lienzo del Nazareno con el Cirineo, procedente de una de las escaleras de la capilla del Pópulo, al parecer del siglo XVII.

Patio principal

El patio principal nos inunda con su blancura de cal y el verdor de sus palmeras y geranios. Es una combinación de lo genovés, lo holandés y lo andaluz, lográndose un conjunto característico gaditano con el pavimento de mármoles de losas blancas y grises de Génova, azulejos de Delft encintados entre ladrillos y tabicas de jaspe, y la mezcla de hierros forjados y enlucidos de cal.

El patio principal tiene una crujía de tres arcos de medio punto por cada lado, apoyados sobre columnas de mármol de orden toscano sobre pedestal. En el entablamento de los arcos corre un friso de triglifos y metopas lisas. Sobre la cornisa, sencillamente adornada, se abren ventanas entre pilastras de orden jónico rematadas en frontones partidos, en cuyo centro aparece un óculo circular. La cornisa del entablamento de esta segunda planta apea sobre dentellones y va contorneando el saliente de las pilastras, que se prolongan formando pedestales, entre los que corre la baranda de la azotea que, con sus hierros forjados en graciosas formas espirales, resulta extremadamente airosa.

Las arquerías muestran diversos motivos decorativos que se distinguen perfectamente por su color verde sobre el blanco. La heráldica municipal de Cádiz de Hércules luchando con el león de Nemea y la columna del Non Plus Ultra, reconocimiento de la ayuda prestada a la construcción del Nuevo Hospital de Mujeres, se repite en las crujías norte y sur, mostrando ésta, además, la cabeza del mítico fundador en la clave del arco de su izquierda. En las claves de los arcos centrales aparecen talladas cabezas femeninas coronadas de laurel mientras que las demás muestran mascarones barbudos, muy expresivos o ridículos. En cambio, las enjutas de las crujías este y oeste ofrecen cabezas infantiles con abundante rocalla. Gran parte de esta obra decorativa pertenece al escultor en piedra Cayetano de Acosta, que estuvo trabajando en la Catedral Nueva con obras identificables desde 1744 al 1750 y hay constancia de habérsele abonado pagos en las cuentas de la fábrica del Hospital.

El patio se convertía en la prolongación de la Iglesia, sobre todo las fiestas principales del Hospital y para aliviar el calor del verano se colgaba una vela o toldo. En la crujía de levante se abrían las puertas de la capilla del patio y bajo una bóveda pintada al fresco con una gloria de ángeles y un centro esculpido con un sol y la paloma del Espíritu Santo aparecía una escultura sedente de candelero de la Virgen del Carmen.

En la crujía norte se abrían las magníficas puertas doradas con motivos chinescos de flores y pájaros y rocalla para manifestar a la Titular en su templete o baldaquino a los fieles de dentro y de la calle durante la novena del Carmen.

Vía Crucis

Está colocado en torno al patio principal, y se ha conservado completo y en perfecto estado. Compuesto por piezas de 20x20 cms, cada escena tiene aproximadamente un metro de alto por 0,60 metros de ancho, sin incluir el pequeño medallón interior sostenido por angelitos que indican el número de la estación, ni la cruz que lo corona. Están hechos en terracota vidriada, técnica relativamente frecuente en los talleres sevillanos de mediados de la centuria. La composición de todas las escenas es más complicada de lo usual en este tipo de obras pero están bien resueltas. Las escenas, protagonizadas por personajes elegantemente estabilizados, se desenvuelven en espacios abiertos o entre curiosas arquitecturas que, con un carácter ecléctico, recuerdan a veces las representadas en los azulejos de Montería y otras evocan edificaciones sevillanas de la época.

En principio se pensó que pudiera tratarse de una obra perteneciente a talleres no sevillanos, pues en Cádiz los azulejos tienen un doble origen: holandeses y sevillanos. Los holandeses pintan sus obras en azul y blanco, a diferencia de los sevillanos, en que la gama cromática es más amplia e idéntica a los del Via Crucis del Hospitalito. Una placa de mármol con una leyenda grabada dice así:

SE PIDE UN PADRE NUESTRO / Y UN AVE MARIA APLICADA / POR EL ALMA QUE COSTEO / ESTE VIACRUCIS QUE SE COLOCO EL AÑO DE 1749.

Estos marcos no están situados correlativamente para que así cada estación guarde con la siguiente la misma distancia y medida que existe en Tierra Santa.

En el claustro alto del mismo patio principal se encuentra otro Vía Crucis, de tamaño menor, calidad de dibujo más endeble, aunque de similar técnica y estilo. Bajo la última estación se encuentra una placa de mármol similar a la anterior.

En el segundo patio bajo se encuentra solitario un azulejo más de la mismas características que el Vía Crucis grande, donde se representa la Dolorosa

Iglesia

La iglesia se encuentra en la crujía entre patio y fachada principal. Es de planta de salón, dividida en tres naves por columnas toscanas sobre pedestales. Los muros laterales se articulan por pilastras dóricas de fuste estriado. Las bóvedas son de aristas y rebajadas y se cubren con una decoración de rocalla de yeso, posiblemente de Gonzalo de Pomar y de Cayetano de Acosta. En el tramo principal, que podría considerarse crucero, aparece una pintura con la Virgen del Carmen en medio de una gloria de ángeles y el escudo carmelitano a sus pies. Las cuatro pechinas nos recuerdan a personajes, insignes benefactores del Hospital: los obispos Lorenzo Armengual y de la Mota y José María Rancés y Villanueva y los presbíteros Bruno Verdugo Armengual y de la Mota y Alejandro de Pavía y Pedecina. Es obra del pintor gaditano Felipe Abarzuza.

Altar mayor

Es de estilo neoclásico, del siglo XIX, de orden jónico con frontón curvo, como los de Torcuato Benjumeda en la Parroquia del Rosario, pero de madera pintada imitando mármoles jaspeados. El altar mayor primitivo consistía en un templete, al parecer de orden toscano, que cobijaba la escultura de la Titular y que estaba flanqueado por cuatro esculturas menores, dos a cada lado, de San Bruno, San Jacinto de Polonia, Santo Tomás de Aquino y Santa Teresa de Ávila, iconografía relacionada con el citado benefactor, Bruno Verdugo, la madre de éste y hermana del obispo, Jacinta Armengual, el obispo Tomás del Valle. Este altar mayor primitivo podría ser obra de Gonzalo de Pomar.

Delante del altar mayor y presbiterio se halla una lápida con el escudo de armas del marquesado y la siguiente incripción:

ESTA CAPILLA ALTAR Y BÓBEDA ES DE D.BRUNO BERDUGO Y ARMENGUAL DE LA MOTA, MARQUES DE CAMPO ALEGRE; CAVALLERO, DEL ORDEN DE SANTIAGO, DEL CONSEJO DE S.M. EN EL R. DE HACIENDA; VEINTE Y CUATRO PERPETUO DE LA CIUDAD DE SEVILLA, Y SU LEXITIMA MUGER Dª ALFONSA OBRIEN Y OCCONOR, MARQUESA DE CAMPO ALEGRE, MURIO EN MADRID A 6 DE OCTUBRE DE 1746. LA SRA. Dª ALFONSA OBRIEN Y OCCONOR Y FUE ACOMPAÑADO SU CADAVER POR EL MARQUES DE CAMPO ALEGRE, SU MARIDO, DESDE DICHA VILLA A ESTA CIUDAD Y SE COLOCO EN ESTE SITIO A 29 DE MAIO DE 1748

Una mesa de altar barroca con decoración de rocalla y escudo del Carmen sirve para la celebración de la misa cara al pueblo. El sagrario de madera dorada de estilo barroco y de orden toscano, tiene una puerta con un relieve policromado que representa la Oración del huerto, que pudo pertenecer a la Capilla del Nacimiento y es obra del Maestro escultor que talló las imágenes de los altares colaterales.

La imagen de Nuestra Señora del Carmen que preside el altar mayor desde su hornacina es de candelero y del siglo XVIII. Quizás pudiese tratarse de la Imagen devotísima que se colocó en 1657 en la inauguración del Hospitalito. Viste ropas bordadas del siglo XIX y posee una rica corona dieciochesca.

La iglesia tiene cinco capillas colaterales, tres en la nave del evangelio y dos en la de la epístola. Las colaterales primeras y la de la Inmaculada se inauguraron en 1749 y las dos de los pies se hicieron después de 1763

Capilla del Nacimiento

Grupo escultórico de figuras estofadas y policromadas desde el tamaño natural disminuyendo hacia un fondo donde se combina lo rústico del establo, con una arquitectura noble. La Virgen y S. José, el Niño en su cuna con dos ángeles rendidos y la mula y el buey detrás, tres pastores de tamaño algo menor sirviendo de embocadura del escenario y de primer fondo, por encima un rompimiento de gloria con rayos y querubes con ángeles que sostienen la filacteria con el Gloria in Excelsis Deo et in terra pax y cuatro figuras en relieve. Se considera una obra genovesa elaborada hacia 1750. Dos esculturas de San Eugenio de Toledo y San Lorenzo, mártir, flanquean este grupo, de cronología similar. La capilla perteneció a la familia de Lorenzo Careu, natural de Waterford (Irlanda), que ayudó notablemente a los gastos de construcción del Nuevo Hospitl, concediéndole el obispo Fray Tomás del Valle el patronato de la capilla, como reza la orla de la lápida de la bóveda:

ESTA CAPILLA Y BOBEDA ES DE DON LORENZO CAREU Y DE Dª EVGENIA Mª MELERO SV ESPOSA Y DE SUS HEREDEROS. SE FABRICO A SU COSTA EL AÑO 1749

Capilla de la Inmaculada

Lo preside una talla diciochesca de la Inmaculada Concepción, relacionable con la producción de Pedro Duque Cornejo. Tiene un grupo de tres ángeles que se agarran a la media luna. El camarín está inserto en un retablo dorado bajo un arco sostenido por un juego de columnas de orden compuesto, con fuste acanalado y tambor, tres a cada lado, de mayor tamaño y adelantadas las centrales. Dos ángeles se asientan sobre los extremos del frontón partido, que deja el espacio a un óvalo con rayos, coronándose el conjunto con un remate con dos querubes. Esta capilla fue patrocinada por Lorenzo Ley, natual de Kikenny (Irlanda), como lo indica la inscripción de la orla de la bóveda de enterramiento.

ESTA CAPILLA Y BOBEDA ES DE DON LORENZO LEY DE DE Dª CATHALINA GERMANA WARNES Y DE SUS HEREDEROS. SE FABRICO A SU COSTA EL AÑO 1749

Capilla de San Cayetano

De composición idéntica a la de San Francisco de Asís, salvo por el cuadro de su titular. Se componen de mesa de altar de talón dorada con tarjetas también doradas sobre caja sepulcral pintada, imitando jaspe verde. Los retablos están insertos en sendos guardapolvos, disponen de un solo cuerpo para el cuadro flanqueado por dos columnas de orden corintio con tambor y resto del fuste liso, y sostienen un breve frontón partido con espirales. Unas molduras mixtilíneas con ménsulas y adornos rematan el conjunto. Las pinturas se asientan sobre predelas y repisas de estilo rococó en su fase más exuberante, muestra que se halla presente hasta en los fustes de las columnas. Al parecer se deben a Gonzalo de Pomar.

La pintura de San Cayetano es en lienzo y nos representa a la Virgen en el ángulo superior izquierdo sentada después de haber entregado el Niño al santo, el cual lo acoge extasiado, mientras aquel vuelve el rostro hacia el espectador a la vez que acaricia su mejilla. Dos parejas de querubes, un ángel niño portando una corona de flores y los atributos de una corona y un cetro dorados dan más vairedad y colorido al fondo oscuro del cuadro. Es una obra sevillana contemporánea a otras del Hospital.

Capilla de San Francisco de Asís

De composición idéntica a la anterior, salvo por el cuadro que lo presida. La pintura de la Visión de San Francisco con el compañero de espalda es la joya de esta institución y firmada por El Greco. Fue propiedad personal del Obispo Lorenzo Armengual quien la trajo de Madrid a su palacio de Chiclana de la Frontera, y que heredó su sobrino Bruno, donándola al Hospital con otros objetos y vasos sagrados, llegando a Cádiz en1747. El Greco consiguió el mejor San Francisco de su vida. Los críticos coinciden en señalar la variada gama de grises que predominan en el cuadro, sin embargo existen pinceladas propias en rostro, manos, los sayales, el cordón y la yedra que ambienta la escena de la selva o bosque.

Capilla de Nuestra Señora de las Angustias o Soledad

Se encuentra en el lado de la epístola. Nuestra Sra. está representada en una pintura al óleo sentada al pie de la cruz con la ciudad de Jerusalén al fondo. Las esculturas estofadas y policromadas de Santo Domingo de Guzmán y de Santa Catalina de Alejandría, de tamaño menor, ocupan los flancos del cuadro, y son los santos titulares de los padres de Alejandro de Pavía y Pedecina, que se encuentran sepultados en la bóveda bajo una lápida con sus armas y la orla siguiente:

ESTA CAPILLA Y BOBEDA ES DE D, JUAN DOMINGO PAVIA Y DOÑA CATHALINA PEDEZINA Y SUS EREDEROS, AÑO DE 1749


Escalera Imperial

La escalera del Hospital de Mujeres es todo un símbolo, única en España. Como núcleo del edificio, centro de reunión y repartidora de circulación hacia las diferentes plantas, está impregnada de ambiente religioso. A la entrada de la escalera, un emblema del Carmelo y una imagen de la Virgen como Mater Misericordiae nos reciben como si se tratara de una fachada interior.

Consta de seis tramos dobles con dos mesetas o rellanos centrales, y la superficie rectangular sobre la que se levanta tiene que dar acceso a un entresuelo y a la planta noble con dos puertas fronteras en el primero, y seis en el segundo. Posee las características barrocas de las escaleras andaluzas, su gran dinamismo y concepto espacial nos invita a subir por ella, y es tan ingeniosa la distribución de los tramos que el espectador, al querer descubrir la disposición y desarrollo, sube arriba sin darse cuenta ni sentir cansancio, asombrado y divertido al ver como ha sido resuelto el problema.

Los tramos van decorados con yeserías geométricas, características del segundo tercio del siglo XVIII en Cádiz. Sus molduras rematan sobre el muro en el típico pinjante‎‎ en forma de placa recortada. La caja rectangular remata en cúpula de yeso ovalada, constructivamente encamonada como la de San Felipe Neri, en la que también intervino el Maestro Afanador, y adorna sus muros con puertas, ventanas y óculos de gran independencia en formas y emplazamiento. En el espacio coronado por la cúpula, la luz se filtra por ocho óculos circulares, por celosías y un estrecho tambor formado de arquillos que le dan un aspecto de capilla con algo de aire morisco al mismo tiempo. Los muros ostentan óculos ciegos y cuadros con los retratos de los obispos Lorenzo Armengual y Tomás del Valle y de Sebastián Pinto de Rivera, alguacil mayor del Sto. Oficio, y de su esposa Josefa Valderrama, todos con sus inscripciones al pie refiriendo los beneficios aportados al Hospital. Sobre el remate de las puertas los nombres de las salas: La Misericordia, por donde se recibían las enfermas, la del Sacramento, la de Nuestra Señora del Carmen, la de San Cayetano, etc.


Situación


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Referencias

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Alberto Mengual

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