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Fuertes de Santoña
El enclave de la villa de Santoña, rodeada por mar y con la protección del monte al nordeste se consideró desde muy antiguo como un verdadero privilegio. Su posición estratégica podía impedir todo acceso enemigo a la bahía. Sin embargo la plaza se vio durante siglos desprotegida desde un punto de vista militar. En varias ocasiones hubo intento de hacer obras defensivas que nunca se llevaron a cabo. Por eso Santoña fue invadida y arrasada con cierta facilidad en más de una ocasión.
En 1992 se declararon Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, los fuertes:
- Marzo
- San Martín
- San Carlos
- Batería Alta de San Martín
- Batería Baja de Galbanes.
Este conjunto está declarado como Lugar Cultural.
Contexto histórico[editar]
En 1635 Francia declaró la guerra a España[1] y a partir de esa fecha toda la costa cantábrica sufrió múltiples ataques. En 1639 la Armada francesa al mando del almirante Henri d’Escombleau de Sourdis, arzobispo de Burdeos, llegó a las cercanías de Santoña fondeando algunos barcos junto a la peña de El Fraile mientras las Chalupas se adentraban en la bahía en busca de agua dulce. Los españoles apenas contaban con un pequeño número de defensores voluntarios y unas ridículas estructuras militares en San Martín. La resistencia fue mínima tanto desde el Puntal (en Laredo) como desde el Pasaje (en Santoña). Éste fue el mayor ataque enemigo en la historia de Santoña. A partir de entonces se empezó a renovar el sistema defensivo y en 1689 ya estaban construidos los fuertes de San Martín y San Carlos que protegían la entrada a la bahía.
Sin embargo el istmo formado por la playa de Berria apenas tenía la defensa de dos baterías llamadas San Miguel y Nuestra Señora, colocadas en sendos promontorios de arena. Semejante desprotección dio lugar a la entrada de las tropas francesas que de nuevo lo hicieron en 1719.[2] La expedición anglo-francesa llegó por mar hasta la playa de Berria, cañonearon las débiles baterías que allí se encontraban y, al mando del caballero Quire (o Guiry) penetraron sin encontrar resistencia y llegaron hasta el monte de Santoña, bajando desde allí a la villa y llegando al puerto para cumplir con su cometido que era el de quemar y destruir los navíos en construcción y la madera de reserva, además de hacer botín de todo aquello que tuviera algún valor, entre otras cosas 50 cañones en activo.
A pesar de estos desastres, la plaza de Santoña no se fortificó debidamente; paradójicamente, fueron los propios franceses del ejército de Napoleón los que construyeron por el norte los fuertes llamados Imperial (o de Napoleón) y fuerte del Mazo. Tras el ataque anglo-francés de 1719 se habilitaron en la costa santoñesa algunas baterías, con centinelas permanentes en la batería de San Felipe (al sur del faro del Caballo).
A principios del siglo XIX Santoña se vio invadida por el ejército de Napoleón. Los franceses ocuparon las fortificaciones ya existentes y distribuyeron alrededor del casco urbano una línea de trincheras con aspilleras. El conde de Cafarelly, General Jefe del Ejército Francés en el Norte de España, supo ver con claridad que Santoña bien fortificada podía ser una plaza militar indestructible. Así se lo comunicó a Napoleón que al momento dio el visto bueno para la ejecución de las obras necesarias para defensa, sin reparar en gastos. En la Plaza se quedaron 1.000 hombres como guarnición. Se edificaron los fuertes llamados Mazo junto con Imperial o Napoleón. El fuerte llamado Imperial o Napoleón fue convertido en 1907 en las nuevas edificaciones para el actual penal llamado El Dueso, y el nombre de Napoleón pasó al otro fuerte, al que se llamaba Mazo.
Los tres principales fuertes de Santoña han sido reconstruidos y recuperados para diversas actividades. Están protegidos por la ley del Patrimonio de Cantabria.
Fuerte de Napoleón[editar]
Se llamó en su origen fuerte de Mazo y nunca fue una obra terminada. Se trata de una construcción de estructura amurallada rectangular más reducida que la de San Martín y San Carlos, aunque es obra sólida, compuesta por varios edificios. Se debe a la supervisión del conde de Cafarelli, que fue comandante general de las tropas de Napoleón en el norte de España. El conde de Cafarelli había tomado la plaza de Santoña y tras esta hazaña quiso proteger la parte norte, sobre todo la playa de Berria abierta al mar Cantábrico y a las invasiones enemigas. El material empleado se tomó de la piedra extraída al hacer la explanación del risco.
Se conservan también las ruinas de dos edificios que servían como alojamiento de los oficiales y de la tropa y un emplazamiento artillero conocido como Batería Rouget erigida en 1811 por orden expresa de Napoleón. También puede verse la garita de vigilancia, única de esta época en Cantabria. Desde este lugar estratégico se dominaba y protegía todo el arenal de la playa de Berria.
Fuerte de San Carlos[editar]
Fuerte de San Carlos, situado en la falda del monte y suponía la primera barrera para la entrada a la bahía.]] Construido en 1689, se encuentra situado en la falda del monte y suponía la primera barrera para la entrada a la bahía. Su estructura está situada en dos niveles. La parte de abajo está construida con sillares de piedra caliza. Tiene una galería corrida, en forma de ele, con vanos abocinados especialmente pensados para las armas de artillería. Sobre esta parte hay una [[terraza}}
muy amplia donde se encontraban los cañones. En el nivel superior se conservan todavía algunos edificios rectangulares utilizados para vivienda, uno de ellos probablemente era un polvorín.
En 1688, el santoñés Juan de Maeda propuso a la Corona reconstruir a su costa el punto militar llamado La Torrecilla para convertirlo en castillo o fuerte. Una vez obtenido el permiso se hicieron las obras y la fortificación pasó a llamarse San Carlos, como homenaje al rey Carlos II. Por su parte el monarca nombró al alcalde del fuerte y a su teniente con el título de castellanos y gobernadores del castillo de San Carlos que ya lo eran también del fuerte de San Martín.
En 1960, la Junta Central de Acuartelamiento del Ramo de Guerra sacó a subasta el fuerte de San Carlos que fue adquirido por la familia Crespo en abril de 1963. A partir de 1986 comenzó la recuperación de las fortificaciones para el Parque Cultural Monte Buciero del Plan de Excelencia Turística. Unas estaban en manos de particulares y otras adaptadas a viviendas para gente necesitada. La batería del Águila, en el norte, había sido adquirida en octubre de 1964 por Luis Rebolledo López.
Fuerte de San Martín[editar]
que se conoce como casa de oficiales.
El fuerte está construido con grandes sillares de piedra arenisca por el frente sur y de caliza por el frente oeste. Actualmente es propiedad del Ayuntamiento de Santoña. Está reconstruido y rehabilitado para Centro Cultural y para sede de la Escuela-Taller de rehabilitación del Patrimonio.
En 1986, cuando se fueron recuperando los fuertes se rehabilitó el de San Martín para dedicarlo a sede de Escuela Taller. A su vez esta Escuela intervino en la restauración del fuerte de Mazo cuyas obras terminaron en el año 2000. En mayo de 2008 se hizo un proyecto de rehabilitación para convertirlo en museo de recursos naturales y arquitectónicos del monte Buciero. El mismo taller intervino en la limpieza, restauración y consolidación de las fachadas y accesos del fuerte de San Martín, de la batería Galbanes y de la batería de San Martín Alto, terminando las obras antes del verano de 2008.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
- ↑ España estaba implicada en la guerra de los 30 años; Francia quería a toda costa evitar la hegemonía de España y los Habsburgo. El cardenal Richelieu organizó el ataque a las costas españolas para saquear y destruir los astilleros para reducir la Armada.
- ↑ En el reinado de Felipe V se formó la Triple Alianza contra España. Una de las acometidas fue el ataque anglo-francés contra la plaza de Santoña.
Notas[editar]
Bibliografía[editar]
- Santoña guía turística. Edita: Ayuntamiento de Santoña. Ediciones de Librería Estudio. ISBN 84-85429-92-3
- José Luis Gutiérrez Bicarregui. Santoña, su historia. Casa de Cultura de Santoña, 2008. ISBN 84-921851-3-9