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Castillo de Portillo
Castillo de Portillo desde la plaza Pimentel
El Castillo de Portillo (ó Castillo de los Condes de Benavente), es un castillo de origen remoto, pero cuya estructura actual corresponde a principios del siglo XV, situado en Portillo (provincia de Valladolid). Situado en lo alto de un cerro que domina la Tierra de Pinares, fue un punto estratégico muy importante.
Orígenes e historia
Posee un origen muy remoto, ya que se le menciona en las crónicas árabes del siglo X en tiempos de Abderramán III con ocasión de las incursiones guerreras por tierras castellano-leonesas. Por ejemplo, en el año 939, con la declaración por parte del califa de la Gazat al-kudra ó Campaña del Supremo Poder, los contingentes califales saqueaon diversos lugares que se encontraron en su camino hacia el norte, instalándose en el castillo a principios de agosto de ese año; en lo que serían los prolegómenos de la Batalla de Simancas.
Sin embargo, el Castillo de Portillo en su estructura actual aparece a principios del siglo XV como un edificio gótico circunscrito a su actual recinto interior y en manos de la familia Sandoval. Años más tarde pasa al poder de otras dos importantes y poderosas familias nobles castellanas, los Mendoza y los Pimentel, quienes reforman y amplían el castillo, siendo la última de estas familias, Condes de Benavente, quienes le dan la definitiva fisonomía que posee, realizando el recinto amurallado exterior y el foso ya desaparecido, así como su célebre pozo interior de más de 30 metros de profundidad, rodeado de 120 escalones, obra única en su género en toda Castilla junto con el de Casasola en la Comunidad de Madrid.
Estructura
Se componía de 2 recintos defensivos separados por un estrecho pasillo o liza de no más de 5 metros en su parte más ancha, con objeto de estorbar la colocación de las máquinas de asalto. El recinto exterior, más bajo, es de planta casi cuadrada, de 50 metro de lado flanquedado por gruesos torreones cilíndricos en sus esquinas y algún intermedio. En tres lados de este recinto, se abrían tres puertas defendidas por sendos torreones con matacanes.
El recinto interior más alto, es casi una repetición del anterior en planta, de 36 metros de lado, con cubos circulares en sus esquinas excepto en una de ellas donde se ubica la austera torre del homenaje, de 28 metros de altura. En este segundo recinto se abría una puerta que, mediante trazado en zig-zag y después de rebasar un rastrillo (cuyas guías se conservan), y otros obstáculos, desemboca en un patio interior o patio de armas. A este patio daban los aposentos palaciales, conservándose aún una hilera de columnas y arcos que formaban una galería de 6 metros de altura, habiendo existido otras 2 idénticas, enfrente y a un lado, derribadas el año 1940 y arrojadas sus piezas al interior de un pozo (esas piezas fueron recuperadas por la asociación Amigos de los Castillos en la década de los 80).
Pozo
En el centro de este patio existe le ya mencionado pozo que alumbra agua a una profundida de 30 metros, al fondo del cual se llega mediante una original y única en su género escalera de caracol de 120 peldaños, que se desarrolla alrededor del perímetro del pozo y desembocando, en distintos niveles, a tres cámaras abovedadas de pequeñas dimensiones con nichos excavados en sus paredes cuya misión se ignora con certeza, aunque se atribuye a la probable de mazmorras.
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Torre del Homenaje
La torre del homenaje, de 13 metros de lado y con muros de más de 3 metros de espesor, posee un estancia baja abovedada con arcos fajones ojivales de claro estilo gótico, que según la tradición encerró en ella a Don Álvaro de Luna. Por encima de ella existieron dos pisos más de madera, hoy perdidos.
Prisión de Estado
La historia de este castillo es célebre, más que por sus hechos de guerra, por sus prisioneros, ya que fue prisión del Estado. En él estuvieron encerrados el propio monarca Juan II, retenido por el Conde de Castro, y del que se escapó con el pretexto de una cacería, ayudado por su valido. Igualmente estuvieron, el Conde de Benavente, Suero de Quiñones (el de paso honroso), Enrique Enríquez (Conde de Alba y Aliste). El conde de Benavente escapó también mediante soborno al carcelero. El último y más conocido fue el valido del rey, el condestable Álvaro de Luna, que estuvo allí 2 meses en capilla hasta que el 1 de junio de 1453 salió de Portillo para ser ajusticiado, 2 días después, en la ciudad de Valladolid.
Hoy
Hoy en día el castillo es propiedad de la Universidad de Valladolid y se encuentra bastante completo pero en ruinas. No tiene un destino concreto, pero es visitable solicitando entrada en el Ayuntamiento de Portillo; los sábados y domingo es atendido por la Asociación Española "Amigos de los Castillos".
Referencias
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