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Casa Gómez Acebo
La Casa Gómez Acebo en la Moraleja, obra temprana de Rafael Moneo construida entre 1966 y 1968 es donde se entiende decididamente la obra de Moneo como ecléctico equilibrio de cuestiones arquitectónicas diferentes, e incluso dispares, que conviven ordenadamente en ella.
En esta casa de diseño complicado, matizado; en ella se hace patente el método de puesta en juego de elementos dispares. Pertenece, desde un punto de vista, a una idea de casa pregnante, voluntariamente emparentada con la imagen de templo y filtrada por la utilización tradicional y popular del lenguaje clásico. Casas en pabellón con ideas parecidas las tantearon también en aquellos años Luis Peña (recuérdese la casa Imanolena, en Motrico) o Higueras, y anuncian y se anticipan a la fuerza que la idea de pabellón pregnante, derivado de las reglas tradicionales, tendrá en los disciplinares años setenta.
La estructura de hormigón, vista, pero comportándose como si fuera de madera, y los pilares revestidos de ladrillo, juegan un papel equívoco entre la arquitectura rural y el templo dórico, y hacen que aparezca, como problema universal y permanente, la vieja polémica del material desconocido del templo, que sería, en este caso, de piedra-artificial-colocada como madera. Era el punto de vista de Choisy.
Pero dentro de esta cáscara constructiva (imagen absoluta de la casa, y cuyo volumen —por la disponibilidad de los arquetipos— sirve de túnel para el coche, mientras su parte trasera se vuelve más doméstica con el empleo de recursos organicistas) hay un interior que exhibe su independencia, incluso más que su riqueza o variedad. Parecería que, apurando las virtudes del pabellón tradicional, se encontraría la libertad total del interior que Le Corbusier buscaba para la planta. Así, la planimetría de la casa se independiza de la rigidez del pabellón, garantía de libertad: el interior se libera en planta y en sección proponiendo un espacio wrigthiano, pero sin la conversión en diferentes volúmenes exteriores que el maestro americano hacía. La estructura, acentuando el carácter de sustituto de la madera que recibe el hormigón, organizará fuertemente el techo como en los palacios rurales, dando lugar a lucernarios causantes de una iluminación del espacio muy alejada del carácter tradicional. La contribución del mobiliario hace que el interior tenga también un fuerte acento loosiano.
Tal vez sea demasiado para una casa; si es así, esto sería lo que tiene aún de obra juvenil, demasiado apretada de intenciones y deseos de síntesis. Esta densidad, sin embargo, al tiempo que el método de la combinación de diversos y contrarios, representan bien un modo de hacer que para Moneo será frecuente.
Planos
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Referencias
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[http://oa.upm.es/2523/2/CAPITEL_ART_1982_01A.pdf Antón Capitel: Apuntes sobre la obra de Rafael Moneo] |