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Bruno di Giancarlo Braccaio
Bruno di Giancarlo Braccaio (s. XV y XVI) fue un arquitecto natural de Las Marcas (Italia)
En algunos documentos españoles de principios del s. XVI que lo mencionan, se dice que era urbinés y tenía unos setenta años, lo que significa que debió nacer en torno a 1430.
De origen humilde se le asocia muy joven con Francesco di Giorgio Martino a las órdenes del rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo, trabajando en las fortificaciones de Nápoles. Se le encuentra posteriormente en su tierra natal Urbino junto a Laurana, luego en Mántua y también en Florencia con Sangallo. En relación con este último, el profesor Thomas Switt de la universidad de New Linz mantiene que es de hecho la mano ejecutora -aunque la paternidad de la idea sería de Sangallo- de las tres tablas sobre la Ciudad Ideal del Renacimiento conocidas como las Tablas de Urbino que actualmente se encuentran dispersas en los museos de ésta misma ciudad, de Baltimore y de Berlín. Con esta atribución el profesor Switt cree haber zanjado definitivamente la polémica que, desde hace más de un siglo, enfrenta a historiadores e investigadores. De ser cierta esta hipótesis Bruno di Giancarlo habría demostrado un dominio magistral del arte de la perspectiva, una agudeza extraordinaria sobre el debate arquitectónico de la segunda mitad del s. XV y una especial capacidad para la escenografía, ya que resulta probado que la finalidad de estas tablas era la de servir como modelos para escenarios teatrales.
Lamentablemente estas serían las únicas obras que conservamos del Giancarlo dado que han desaparecido todos los ejemplos de su actividad como arquitecto, si es que realmente llegó a ejecutar algo en su vida. Aún así, su atribución como autor de las pinturas de la Ciudad Ideal sigue siendo muy dudosa.
Por lo que sabemos, sus construcciones en Nápoles fueron abandonadas, cuando apenas se habían iniciado, tras el terremoto que siguió a la erupción del Vesubio en 1456. Sus proyectos de fortificaciones para Urbino los rechazó el duque de Montefeltro siguiendo los consejos de sus asesores militares que los tacharon de costosos y vulnerables. El diseño de capilla funeraria para los Gonzaga en la iglesia de Sant’Andrea en Mántua fue agriamente ridiculizado por Alberti, y no pasó de los primeros esbozos. Nada se conoce de sus trabajos en Florencia.
Esta sucesión de fracasos pudo ser el motivo que le empujó a abandonar Italia pasando los últimos años de su vida en España, donde le encontramos a principios del quinientos colaborando con Gil de Siloé en la catedral de Burgos, sin que tampoco se haya podido deslindar claramente su participación.
Dada su avanzada edad no es probable que se embarcase hacia América huyendo de nuevos fracasos y frustraciones, como han insinuado algunos investigadores. En consecuencia, atribuirle el proyecto clasicista para la catedral de Santo Domingo (isla de la Española) del que existen referencias pero no trazas, en el Archivo de Indias de Sevilla, y que tampoco se llegó a construir, resulta una afirmación carente de fundamento.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
J. Calduch Cervera: 99 ADIS: Diccionario de Arquitectos Desconocidos, Ignorados y Silenciados, Papeles de Arquitectura S.L. ISBN 978-84-86828-42-4 |