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Arquitectura neomudéjar
La arquitectura neomudéjar es un movimiento que surge a finales del siglo XIX en Madrid y se prolonga hasta principios del siglo XX. Su desarrollo está unido al nacimiento de la filosofía y del movimiento historicista, enmarcándose dentro de las corrientes imperantes en Europa.
En España el estilo neomudéjar fue reivindicado como estilo nacional, por estar basado en un estilo propiamente hispánico. Arquitectos como Emilio Rodríguez Ayuso vieron en el arte mudéjar algo únicamente español y empezaron a diseñar edificios utilizando rasgos del antiguo estilo, entre ellos las formas abstractas de ladrillo y los arcos de herradura. El nuevo estilo historicista se asoció especialmente en construcciones de carácter festivo, de ocio y placer, como en salones de fumar, casinos, estaciones de tren, plazas de toros o saunas.
En efecto, frente a los otros revivals que se podrían catalogar como internacionales (entre ellos el neorománico, el neogótico, el neobarroco, etc), el neomudéjar representa una producción exclusiva de España. Esta particularidad hizo que en 1873, para el pabellón que iba a representar a España en la Exposición Universal de Viena, fuera éste el modelo elegido, según proyecto realizado por Lorenzo Álvarez Capra, autor asimismo de la iglesia de la Paloma de Madrid.
El neomudéjar es el único de los historicismos europeos ligado a la utilización de un material concreto, el ladrillo, material muy utilizado en el siglo XIX, pero con inspiración mudejar, y con una peculiar disposición del aparejo, a tizón, que con el tiempo se denominó aparejo a la española. Este tipo de aparejo apareció por primera vez en el siglo XIX en la Plaza de Toros de Madrid, y a partir de aquí su uso se extendió a toda la arquitectura de ladrillo.
Obras
Pabellón Mudéjar de Sevilla
Iglesia de la Paloma, Madrid
Campo Pequenho, Lisboa