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Arquitectura románica en Italia
La arquitectura románica italiana cubre un período de producción arquitectónica más amplio que el de otros países europeos: desde los precoces ejemplos de los últimos decenios del siglo XI hasta, en algunas regiones, todo el siglo XIII.
Características generales
Como en todo el románico, muchos elementos arquitectónicos son usados no solo funcionalmente sino también simbólicamente (12 columnas que representan a los doce apóstoles, eje largo de la nave con una ligera inclinación que indica la cabeza de Jesús inclinada en la cruz al morir, etc.). Sin embargo, también hay elementos propios que se derivan de la situación geográfica y circunstancial de Italia: el hecho de que Sicilia estuviera en manos de los musulmanes y que buena parte del sur de Italia fuera parte de Bizancio implicó una serie de influencias que son propias de esta península.
Otro elemento propio es la reutilización y uso de templos paleocristianos o basílicas de la Antigüedad adaptándolos a los modos de la arquitectura propiamente románica. De ahí la mayoría de las iglesias de una sola nave con el esquema básico de los monumentos funerarios usados por los primeros cristianos.
Dada la creciente veneración de reliquias, el templo románico suele contar con una cripta normalmente bajo el presbiterio. Se construían corredores subterráneos con nichos para colocar las velas. Sin embargo, estos corredores se fueron llenado progresivamente de otros elementos como altares laterales, depósitos de ofrendas y limosnas y otros accesorios.
Un elemento común a las iglesias románicas es el campanario situado al lado de la fachada o en la zona del ábside.
Variantes regionales
El panorama artístico es muy variado, con “románicos” regionales de características propias, en especial por las tipologías constructivas. Gran variedad se da también por los materiales usados que dependían mucho de la disponibilidad local, ya que las importaciones resultaban muy costosas. De hecho, en Lombardía el material más usado fue el ladrillo, dada la naturaleza arcillosa del terreno. Sin embargo, esto no vale para Como que, en cambio, tenía mayor disponibilidad de piedra. En la Toscana no son raros los edificios de mármol blanco de Carrara con injertos de mármol Serpentino verde; en Apulia se usa la clara toba caliza. Aparte del caso de Apulia, desde Roma hacia el Sur el románico tiende a desaparecer dejando sitio a influencias bizantinas o árabes.
Así, las principales zonas de desarrollo de arquitectura románica son:
- La zona lombarda y emiliana, que influyó a buena parte del norte de Italia, desde el Véneto continental hasta Liguria
- Venecia, con características peculiares influídas por el Arte Bizantino.
- La zona de influencia pisana: Toscana septentrional hasta Pistoia y Cerdeña
- El románico florentino o Protorenacentista.
- Las Marcas, Umbría y el Alto Lacio, con influjos de otras corrientes
- Roma;
- La zona campana;
- La zona de Apulia;
- Sicilia y Calabria.
Arquitectura románica lombarda y emiliana
La Lombardía, entendida como unidad territorial entonces más amplia que en nuestros días, comprendía Emilia y otras zonas vecinas. Fue la primera región que recibió las novedades artísticas de más allá de los Alpes, gracias al movimiento de artistas lombardos a Alemania y de los mismos alemanes que llegaban a la zona.
Estas influencias fueron reelaboradas siguiendo esquemas típicamente italianos, como los de la Abadía de Pomposa (del Maestro Marzulo), consagrada en el año 1026, con un campanario iniciado por el Maestro Deusdedit en el año 1063. Se puede ver allí una decoración original en dos colores, a través del uso de ladrillos blancos y rojos, y, por primera vez en Italia, la fachada aparece decorada por esculturas, en este caso por bajorrelieves esculpidos finamente y calados, con viñas y animales inspirados a las Estofas Sasánidas de Persia. También el campanario es precoz sea por tipología (aislado en relación con el cuerpo de la iglesia, según un modelo que luego se hizo típicamente italiano), sea por el estilo de las decoraciones, con Bandas verticales (llamadas bandas lombardas) y lesenas (o arquillos rematando los muros, que dan la impresión de movimiento de los muros, perforada por la apertura de ventanas con arcos cada vez más amplios. Se piensa que estas características han sido importadas del mundo bizantino y armeno.
Más cercanas a modelos germánicos son las iglesias de Santa María Mayor en Lomello (1025-1050) y de San Pedro en el monte en Civate (con un doble ábside contrapuesto).
Importante es el precoz ejemplo de la Basílica de San Abundio en Como, con cinco naves cubiertas de vigas de madera, donde está presente un doble campanario al estilo de los Westwerk alemanes y una decoración del adorno externo con arcos ciegos y lesenas, además de un notable corredor escultórico de los «Comacini magistri».
Entre fines del siglo XI e inicios del XII, en estilo románico ya maduro, se reconstruyó la Basílica de San Ambrosio en Milán, dotándola de bóveda de arista con costillas y un diseño racional, con una perfecta correspondencia entre el diseño en planta y los elementos alzados. El aislamiento estilístico de Sant'Ambrogio no debía ser mayor que el actual en relación con la época de la reconstrucción, cuando existían otros monumentos que se han perdido o que han sido modificados ampliamente a través del tiempo (como la Catedral de Pavía, de Novara, de Vercelli, etc.).
Otros desarrollos han quedado testimoniados por la Basílica de San San Miguel (San Michele Maggiore) en Pavía, con la fachada constituida por un único y gran perfil pentagonal a doble vertiente, dividido en tres partes mediante contrafuertes verticales, y, en la parte alta, decorado por dos galerías simétricas de arcos sobre columnas, que siguen el perfil de la cubierta; el fuerte desarrollo ascensional queda subrayado también por la disposición de las ventanas, concentradas en la zona central. El modelo de esta iglesia se tomó también de las iglesias de Pavía como San Teodoro y San Pietro in Ciel d'Oro (consagrada en el año 1132), y fue desarrollado en la Catedral de Parma (a fines del siglo XII o inicios del XIII) y en la Catedral de Piacenza (iniciada en el año 1206).
La Catedral de Módena es uno de los testimonios que nos han llegado de manera más coherente de toda la arquitectura románica. Fundado en el año 1099 por obra del arquitecto lombardo Lanfranco, fue construida en pocas decenas de años y por ello no presenta influjos góticos significativos. Con tres naves privadas de crucero y con tres ábsides, estaba cubierta antiguamente por cerchas de madera, que fueron sustituidas por bóveda de arista solo en el siglo XV. La fachada con pendientes refleja la forma interna de las naves, y está dividida en tres por dos poderosas pilastras mientras el centro está dominado por un pórtico avanzado de dos pisos que se sostienen en columnas sobre leones. El rosetón y los portales laterales son más tardíos. La serie continua de galerías a la altura del «matroneo», encerradas por arcadas ciegas que rodean la Catedral, crean un efecto de claroscuro, muy copiado en construcciones posteriores.
Importante es el conjunto escultórico compuesto por los relieves de Wiligelmo y sus alumnos. La Basílica de San Zenón de Verona es el ejemplo más directo de derivación a partir de la catedral de Módena.
En el Piamonte las influencias lombardas se sumaron a las del románico francés, provenzal en la Sacra di San Michele o en la Colegiata de san Orso en Aosta. En la Liguria el lenguaje estilístico lombardo fue filtrado y mezclado con influencias pisanas y bizantinas, como en la Catedral de Ventimiglia o en las iglesias genovesas de Santa Maria delle Vigne y la san Juan de Prè.
Venecia
En Venecia la obra maestra arquitectónica de este período fue la construcción de la Basílica de San Marcos. Fue iniciada por Domenico Contarini en el año 1063 sobre un palacio preexistente, funcionaba como capilla palatina del Palacio Ducal y no dependía del Patriarca de Venecia. La basílica pudo concluirse solo en el siglo XIV, pero el estilo se mantiene unitario y coherente entre las diversas experiencias artísticas a las que ha estado sujeta a lo largo de los siglos.
La basílica es una conjunción única entre arte bizantino y occidental. La planta es de cruz griega con cinco cúpulas distribuidas en el centro y a lo largo de los ejes de la cruz, rodeadas de grandes arcos. Las naves, tres por brazo, están divididas por columnatas que confluyen hacia los pilares que sostienen las cúpulas; no se hicieron como un bloque único de muro sino articulados a su vez con cuatro pilares y una cúpula más pequeña.
Elementos de origen occidental son la cripta, que interrumpe la repetitividad de una de las cinco unidades espaciales y la colocación del altar no en el centro de la estructura (como en los martyrion bizantinos) sino en la zona absidial este. Por este motivo, los brazos no son idénticos sino que en el eje este-oeste tienen la nave central más amplia, creando así un eje longitudinal principal que dirige la mirada hacia el altar.
El exterior fue decorado tras la toma de Constantinopla de 1204, con placas de mármol, columnas polícromas y estatuas robadas de la capital bizantina. Más o menos durante el mismo período se realzaron las cúpulas, para que pudieran ser visibles desde fuera, y se diseñó la plaza porticada de San Marcos. El interior está cubierto por mosaicos que fueron realizados en un arco de tiempo que va desde el inicio del siglo XI hasta el XIII (sin contar los arreglos que se hicieron en el Renacimiento y los añadidos a la fachada del siglo XVIII y XIX).
El resto del Véneto estuvo dominado por influencias bizantinas que llegaban desde Venecia, pero una citación de modos lombardos se encuentra en dos órdenes de columnatas a lo largo de la zona del ábside en la Iglesia de los santos María y Donato en Murano. Verona en cambio, como se ha dicho, estaba en la esfera de influencia emiliana.
Arquitectura románica en Toscana
El románico pisano
El románico pisano se desarrolló en Pisa en tiempos en que era una poderosa república, de la segunda mitad del siglo XI a la primera del XIII, e irradió a los territorios controlados por la República de Pisa (Córcega y Cerdeña también) y a una zona de la Toscana septentrional, desde Lucca hasta Pistoia. El carácter marítimo de la potencia pisana y la peculiaridad de los elementos estilísticos propios de su estilo permitieron que la difusión del románico pisano se extendiese más allá del área de influencia política de la ciudad. Influjos pisanos se encuentran en diversos puntos del mediterráneo, además de Cerdeña, como por ejemplo en las iglesias de la costa del mar Adriático (Apulia e Istria).
La primera realización fue la Catedral de Pisa, iniciada en el 1063 por Buscheto y continuada por Rainaldo, que fue consagrado en el 1118. Como en Venecia, la arquitectura pisana recibió influencias de Constantinopla y de Bizancio en general, pues la república mantenía fuertes contactos comerciales con ellos. Elementos de posible influjo bizantino son los «matroneos» y la cúpula elíptica con coronamiento de bulbo, puesta a la manera del románico lombardo. Pero los elementos orientales fueron reinterpretados según un preciso gusto local, llegando a formas artísticas de notable originalidad. Por ejemplo, el interior en cinco naves con columnatas (antiguamente de cruz griega, ampliado a planta latina por Rainaldo), inspirado en la desaparecida catedral románica de San Martino en Lucca, tiene una distribución de espacios típicamente paleocristiana.
Elementos típicos del románico pisano son el uso de las galerías de columnas, inspiradas en la arquitectura lombarda, pero multiplicadas hasta cubrir enteras fachadas, y de arcadas ciegas, el tema del rombo, una de las características más reconocibles, derivado de modelos islámicos norteafricanos, y la Bicromía alternada, derivada de modelos de España musulmana.
Otros ejemplos en Pisa son la célebre Torre (iniciada en el 1173), el primer anillo del Baptisterio (iniciado en 1153), la Iglesia de san Paolo a Ripa d'Arno (fines del siglo XII o inicios del XIII) y la Iglesia de San Michele in Borgo.
Desde Pisa el nuevo estilo llegó a Lucca influyendo al primitivo románico de allí que se conserva en la Basílica de San Frediano y en la Iglesia de Sant'Alessandro Maggiore. La Iglesia de San Michele in Foro, la de Santa María Forisportam, la fachada de la Catedral de San Martino (concluida en el año 1205), por obra del grupo del Guidetto da Como representan una evolución del estilo pisano a formas todavía más ricas en cuanto a la decoración, sacrificando la originalidad arquitectónica. En Pistoya el uso del mármol serpentino unido a bandas alternadas de mármol blanco creó efectos de bicromía (véase Iglesia de San Giovanni Fuorcivitas del siglo XII). Decenas de parroquias esparcidas por el campo siguen el estilo pisano adaptándose a la disponibilidad económica de las poblaciones.
En Cerdeña se nota el influjo de la arquitectura románica pisana en la Catedral de Ottana y en la Iglesia de la Trinidad de Saccargia (ambas del siglo XII) y otras semejantes se pueden encontrar en Liguria y en Córcega.
El románico en Florencia
En Florencia entre el siglo XI y XII se usaron algunos elementos comunes del románico pisano pero con un sello muy diverso, caracterizado por una serena armonía geométrica que recuerda las obras antiguas. Evidente se nota en el Baptisterio de San Juan el sentido del ritmo en el modo de disponer los elementos exteriores, a través de uso de recuadros, pilastras, arcadas ciegas, etc. siguiendo un esquema preciso y modular que se repite en ocho lados. La datación del baptisterio se ha discutido largamente (¿edificio romano transformado en basílica? ¿edificio paleocristiano? ¿edificio románico?), también por escasez de documentación escrita. Excavaciones recientes efectuadas después del año 2000 demuestran que los cimientos están dos metros por encima de la pavimentación romana y por lo tanto, la edificación no podría ser anterior al siglo IX. El paramento interno con mármol polícromo, inspirado en el Panteón de Agripa, se concluyó a inicios del siglo XII. Los mosaicos del pavimento se datan en el 1209 y los del ábside rectangular en 1218, mientras la primera fase del revestimiento externo se cree que es del mismo período.
Otros ejemplos del estilo florentino son la Basílica de San Miniato al Monte (iniciada en 1013 y completada gradualmente hasta el siglo XIII), que presenta una muestra de fachada bícroma y una estructura rigurosa inspirada en el románico lombardo. La pequeña Iglesia de San Salvatore al Vescovo, la Colegiata de Sant'Andrea en Empoli y el paramento incompleto de la fachada de la Abadía Fiesolana junto a un modesto número de parroquias e iglesias menores, completan el cuadro.
Si el estilo florentino no tiene la difusión del románico pisano o lombardo, su influencia fue determinante para el desarrollo sucesivo de la arquitectura, a modo de base sobre la que tomaron inspiración Francesco Talenti, Leon Battista Alberti, Filippo Brunelleschi y otros arquitectos que dieron forma a la arquitectura renacentista. Por este motivo se habla también aunque impropiamente de proto-renacimiento.
El panorama toscano es rico también de influencias tramontanas. La Abadía de Sant'Antimo (mediados del siglo XII) forma parte de una exigua clase de iglesias italianas inspiradas en modelos franceses con naves de ritmo obligado (alternancia columna-pilastra), presbiterio con columnas, deambulatorio de capillas radiales. La enorme difusión de este tipo en Francia (cientos de ejemplos, casi siempre alineados a lo largo de vías de peregrinación) hace difícil determinar una filiación directa.
Arquitectura románica en Umbría, las Marcas y el Alto Lacio
También en Umbría algunas iglesias muestran influencias lombardas, aunque combinadas con elementos más clasicos tomados de los vestigios antiguos que han sobrevivido en la región. Es el caso de las iglesias de Santa María Infraportas en Foligno, San Salvatore en Terni o Santa María la Mayor en Asís.
Parecidas entre sí son las soluciones más originales de la Catedral de Asís (San Rufino, de la mitad del siglo XII), de la Catedral de Spoleto (iniciada en 1175) o de la Iglesia de San Pedro extra moenia siempre en Spoleto, caracterizadas por una repartición en recuadros en un esquema nítido. En San Pedro los recuadros fueron decorados por preciosos relieves de mármol con escenas bíblicas y alegóricas.
En las Marcas los modelos ofrecidos por la arquitectura emiliana son reelaborados con originalidad y combinados con elementos bizantinos. Por ejemplo, la Iglesia de Santa María de Portonovo junto a Ancona (mitad del siglo XI) o la Catedral de San Ciríaco (fines del siglo XI) presentan una planimetría de cruz griega con una cúpula en la cruz de los brazos y un pórtico avanzado en la fachada que encuadra un portal fuertemente abocinado.
Un ejemplo más fiel a los modelos bizantinos es la planta de cruz griega dentro de un cuadrado de la Iglesia de San Claudio al Chienti (siglo XI-XII) o de la Iglesia de San Víctor alle Chiuse en Genga (siglo XI), donde hay también una cúpula central y cinco ábsides (tres al fondo y dos a los lados).
En el Lacio septentrional los influjos lombardos filtrados a través de la Umbría fueron fecundados por la ininterrumpida tradición clásica: en Montefiascone con la Iglesia de San Flaviano (inicios del siglo XII), en Tarquinia con la Iglesia de Santa María a Castello (iniciada en el 1121), en Viterbo con varias basílicas (Santa María Nueva, San Francisco a Vetralla, la catedral, la San Sixto, San Juan in Zoccoli), todas decoradas probablemente por maestros lombardos que en algunos casos participaron también en la definición de la arquitectura.
Particular es la iglesia de Santa María Mayor de Tuscania, construida en dos fases desde el siglo XII hasta 1206, donde el portal fuertemente abocinado presenta columnas sobre leones y la representación de la Sedes Sapientiae (la Virgen sentada con el Niño en las piernas) esculpida en el arquitrabe, donde las piernas de la Virgen penden literalmente de la superficie esculpida. También en Tuscania se yergue la iglesia de San Pedro, caracterizada por un rosetón obra de los «comacini magistri».
Roma
En Roma se produjo una etapa de continuidad respecto a las basílicas paleocristianas, con figuras de pontífices fuertes como Pascual III, Honorio II e Inocencio II. En Santa Maria in Cosmedin (del siglo XII aunque reedificada) fueron usadas pilastras alternadas con columnas, pero estas últimas sin función portante. Más interesante del panorama arquitectónico fue el de la pintura y el mosaico, con grandes canteras para la decoración interna de la Basílica de San Clemente, de Santa María en Trastévere y de Santa María Nueva, donde prevalecieron todavía motivos constantinopolitanos.
Una impronta duradera dejaron en este período los maestros de mármol en el estilo «Cosmatesco» (las célebres familias de los Cosmati o de los Vassalletto) cuya actividad superó también los confines del Lacio. Sus elaboradas taraceas con mármol de color y teselas de varios materiales de piedra fueron aplicados en pavimentos y arreglos litúrgicos como púlpitos, ciborios, altares, cátedras, candelabros pascuales, etc. Alguna vez se emplearon para decorar espacios arquitectónicos más complejos y variados como el claustro de San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros (primera mitad del siglo XIII), con las parejas de columnas de fustes alternadamente lisos, en espiral o mezclados y con número variable de mosaicos.
Arquitectura románica en Campania
Una de las más importantes canteras en Campania en la época románica fue la reconstrucción, querida por el abad Desiderio (luego Papa Víctor III) de la Abadía de Montecassino, de la cual hoy no queda nada. La basílica fue construida según el modelo de las romanas y el único eco que queda de ella está en la Iglesia de Sant'Angelo in Formis, erigida por encargo de Desiderio desde 1072.
También se retomaron los motivos paleocristianos (naves divididas por columnatas, presencia del transepto) en la Catedral de Sessa Aurunca (1103), en la iglesia del Crucifijo en Salerno (siglos X y XI) y en la Iglesia de San Rufo en Capua.
En cambios, en los edificios del siglo XII y XIII se encuentran fuertes influjos árabo-sicilianos y moriscos, como en la Catedral de Caserta Vecchia (con ventanas de hierro en el transepto y arcos cruzados que se apoyan sobre columnas en el tiburio, en el Claustro de los Capuchinos (1212) y en la catedral (1266-1268) en Amalfi. En Salerno son notables las obras de mosaicos y aplicaciones cosmatescas con influencias islámicas.
Románico de Apulia
Apulia y sus puertos eran usados por los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y fueron también el punto de partida para muchos cruzados en 1090. El gran flujo de personas determinó la recepción de una gran variedad de influjos que se manifestó también en la arquitectura.
Uno de los edificios más representativos es la Basílica de San Nicola en Bari, iniciada en 1087 y terminada hacia fines del siglo XII. Externamente se presenta con un aspecto macizo, como una fortaleza, con una fachada cerrada a los lados por dos torres incompletas. El motivo de las dos torres recuerda los ejemplos de más allá de los Alpes, y es explicable también por la presencia normanda de los Altavilla. La decoración con galerías de arcos y la presencia de un (poco pronunciado) pórtico avanzado con columas sobre leones en la fachada recuerdan las características lombardo-emilianas.
La catedral de san Valentín en Bitonto es considerada la expresión más completa del románico de Apulia.[1] Construido entre el siglo XI y el XII, según el modelo de la Basílica de San Nicola en Bari, presenta una fachada tripartita por pilastras y decorada con arcos pensiles. Arriba se yergue un rosetón de dieciséis brazos rodeado de dos esfinges. Bajo la basílica hay una cripta datable entre el siglo V y VI.
Importante es también la Catedral de Trani concluida hacia la mitad del siglo XIII. Fue construida también según el modelo de la basílica de San Nicola, cerca del mar como un punto de referencia luminoso gracias a la blancura de la toba caliza empleada. La fachada recuerda el perfil de la de san Nicola, pero no está dividida en tres por lesenas ni presenta torres o pórtico avanzado.
Notables son también en Barletta la basílica del Santo Sepulcro (de matriz borgoñona) y la catedral (iniciada en 1126).
Otras influencias se encuentran en la Iglesia de los santos Nicola y Cataldo en Lecce, del año 1180 (con ecos borgoñones), o en la Catedral de Troya de 1119 (con influjos pisanos en el registro inferior, armenios en los relieves del arquitrabe, musulmanes en los capiteles y bizantinos en las puertas de bronce).
Arquitectura románica en Calabria y Sicilia
La Catedral de Cefalú, vista aérea
Palermo y Sicilia en general muestran durante este período muchas influencias diversas debidas a las circunstancias históricas, políticas y religiosas que sucedieron en aquellos siglos: dos siglos de dominio árabe (IX y X), la conquista normanda (1016 - 1091) y el nacimiento del Reino de Sicilia fueron eventos que produjeron un proceso de compleja estratificación cultural.
Típicamente árabes en Palermo son los edificios como la Zisa (1154-1189) que presenta también una decoración con bóvedas de alveolos, la Cuba (1180), o bien las cúpulas semiesféricas de la Iglesia de San Giovanni degli Eremiti (alrededor de 1140), con planta cruciforme, o de San Cataldo (alrededor de 1161).
Más bizantinas son las iglesias de Martorana (1143) y la capilla palatina de Palermo, en el Palacio de los normandos (1143), cubiertas por mosaicos. En la capilla palatina se unió la planta de cruz griega para el presbiterio y el cuerpo basilical en la nave. Los mosaicos presentan un esquema más original con respecto a la estrecha observancia de la Martorana. En la sala de Rogelio I en el Palacio de los normandos se encuentra también un ciclo profano con escenas de jardines y de caza, diversiones preferidas por los soberanos, que retoma una iconografía típica de los palacios árabes.
Otros importantes ejemplos de edificios de la época son las catedrales de Cefalú (1131-1170) y de Monreale (1172-1189). En ambas se encuentran mezcladas diversas influencias, que van desde las experiencias cluniacenses en la zona del ábside, a las galerías de arcos típicamente lombardas (en Cefalú), a los cruzados (en Monreale) de influencia árabe, a las dos torres en la fachada que recuerdan modelos transalpinos, introducidos por los normandos.
En Calabria la producción artística está completamente dirigida a Bizancio, como atestigua la iglesia llamada Cattolica en Stilo (Provincia de Reggio Calabria), de los siglos X y XI, mientras que en la Basilicata se encuentran presentes algunas influencias sicilianas como en la Catedral de Gerace.
Referencias
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