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White U
La casa White U diseñada por Toyo Ito para su hermana mayor, cuando ésta, con treinta y ocho años de edad y dos niñas pequeñas, perdió al marido enfermo de cáncer, fue construida entre 1975 y 1976 en Nakano-ku, Tokio y demolida en 1997.
La familia vivía en una torre de apartamentos de lujo en la ciudad. Tras la pérdida del marido, la viuda dejó de sentir atracción por aquel apartamento y comenzó a percibirlo como un lugar frío y desangelado. Le pidió entonces al arquitecto que le proyectase una casa para que ella y sus hijas pudiesen estar directamente en contacto con la tierra y las plantas. También le indicó que esa casa debería de tener forma de L para permitir a todos los miembros de la familia tener un contacto visual entre ellos. Casualmente, el solar junto a la casa del arquitecto estaba en venta, el mismo en donde la viuda había vivido antes de su matrimonio. Fue como si ella quisiese recuperar memorias que le ayudasen a reunificar la familia en tan difícil momento.
En sus conversaciones con el arquitecto, el énfasis en organizar los espacios de un modo funcional desapareció poco a poco, y en su lugar surgieron valores simbólicos del espacio. Así la casa pasó de tener forma en L a ser una construcción de hormigón en forma de U, provocando mayores efectos de luz y fuertes relaciones entre sus habitantes.
La Casa U consistía en dos largos corredores, uno de los cuales acababa en las habitaciones de las niñas y el otro atravesaba la cocina y el aseo hasta llegar al dormitorio de la madre. Ambos corredores eran oscuros y conducían a la luz, un gran ventanal en el arco de la U. Este espacio multiuso - utilizado para jugar, cenar y meditar - tenía sus paredes y techo de yeso pintado de blanco y el suelo cubierto con una moqueta también de color blanco. La luz de este espacio era difuminada y ofrecía suaves texturas, mientras una abertura en el techo dirigía la luz del día como una línea diagonal perfectamente trazada. Los potentes efectos de luz estaban reforzados por la inmaculada blancura del interior, que parecía plano y sin tridimensionalidad alguna. Era como una pantalla en donde se proyectaban las imágenes y las sombras en movimiento de la familia. Era un espacio de proyección del ser humano más allá de su cuerpo.
Tuvieron que pasar veintiún años desde la construcción de la casa para que la familia estuviese dispuesta a restablecer sus lazos con el mundo exterior. La primera en abandonar la vivienda fue la hija mayor. Ella nunca se cuestionó si fue o no agradable vivir allí, aunque habla de la casa como de una caja cerrada. Esa misma impresión quizá había surgido en los numerosos animales de compañía que tuvo y que se negaban por completo a estar solos en el patio. La madre se mudó más tarde a un pequeño piso, pero como musicóloga había disfrutado de su afición en el eco de las desnudas paredes. La hija más joven fue la última en dejar la casa en donde había desarrollado cierta sensibilidad estética que se reflejó en su interés por Kandinsky y, más tarde, como directora de un museo.
Lo último que conocemos de la historia de la casa es por medio de una impresionante imagen: la fotografía que muestra su demolición. Nos explica Toyo Ito: “¿Qué significa la 'casa' para esas tres personas que han comenzado vidas fragmentadas en los espacios fragmentados de Tokio? Ya no necesitan una casa para estar juntas... ¿Es posible que yo, como arquitecto, pueda diseñar esta Casa Virtual? No puedo hacerlo. Sólo puedo imaginar que la Casa Virtual se encuentra en la combinación de las conciencias de las tres mujeres.” La demolición de la casa no debe interpretarse como la destrucción de la vivienda. Ésta es un signo que ha marcado una nueva etapa que deja atrás el mero aspecto físico de la que fue una vivienda para una familia en duelo.
Planos
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Referencias
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http://historiasdecasas.blogspot.com.es/2005/06/la-casa-u-de-toyo-ito.html |