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Torres de Meirás
Las Torres de Meirás están situadas en el término municipal de Sada, en la provincia de La Coruña (España).
Las Torres de Meirás se sitúan próximas a la parte central de una gran propiedad, cerrada sobre sí en la zona elevada de una ladera que domina un amplio valle. El edificio muestra una solidez de formas semejante a la de las estructuras medievales.
Rodea el conjunto un fuerte muro de piedra que forma ángulo recto en los límites norte y este, y que se adapta al trazado de la carretera Meirás-Santa Cruz por el oeste. En el momento en que se construyó el cierre existían tres parcelas que no habían sido añadidas a la propiedad entre las que se encuentra la de la Casa de las Conchas, por lo que el remate por el margen sur se aleja de la carretera, que discurre paralela al frente norte a una cota inferior.
B) Los accesos: Se accede a la finca a través de un portalón de hierro forjado delante del que se conserva una de las garitas de control de cantería. Desde aquí, un camino conduce por el interior hasta la casa de los caseros y continúa entre una masa arbolada y bordeada de elementos decorativos, cara a la fachada oeste del Pazo. Además de esta entrada existe otra de similares características en el extremo noroeste de la parcela, que comunica con la fachada norte de la edificación principal.
Finalmente, cerca de la Casa del Guarda, en el frente sur que da a la carretera, se sitúa un portón de madera entre dos pilares de hormigón que sustituye el elemento que, posiblemente en una época relativamente reciente, constituía una tercera entrada orientada a la fachada principal sur de las Torres. Desde ella se accede a la parte inferior de la finca y al camino que discurre pegado al muro de cierre que llega a la antigua granja. Está en la cota más baja de la parcela, de la que parte el primer montículo que va ascendiendo con una ligera pendiente hasta llegar a la escalinata situada en el frente de la fachada sur, y que desembarca en la cota de la explanada sobre la que se yergue el edificio.
Desde esta misma entrada se inicia otro camino delimitado por un muro de piedra que contiene el terreno de este segundo montículo, en el que se sitúa la edificación principal. Apoya sobre uno de sus tramos un emparrado, a partir de él el camino está empedrado con losas y bordeado de magnolios. En la parte más alta, antes de llegar a la explanada de la casa de los caseros, se deja a la izquierda el espacio donde aún se conservan las fuentes del antiguo jardín de la granja de Meirás. Este acceso confluye con el que hoy está en uso y que lleva al edificio principal.
C) El edificio principal:
El volumen: La construcción que se denomina Torres o Pazo de Meirás forma un vasto polígono irregular, en el que se elevan tres torres cuadradas en esquina, de distinta altura y almenadas. Las dos torres de la fachada oeste están unidas por un cuerpo más bajo que acoge la capilla; entre las torres de la fachada sur existe otro cuerpo, también de menor altura, en el que está la portada principal de acceso, que aloja el vestíbulo.
El edificio se implanta sobre la finca descrita anteriormente, con la fachada principal orientada cara al sureste, en cuyo extremo se yergue la llamada Torre de la Quimera. Se trata de una construcción con planta en L en cuanto a su funcionamiento interior, al que se le añade un cuerpo por el extremo norte de proporciones similares al que alberga la escalera, y entre los que se crea un pequeño patio a través del que se iluminan y ventilan fundamentalmente las dependencias del servicio.
La planta y las cubiertas: Las estancias se distribuyen en dos plantas a excepción de las torres de poniente (con tres alturas) y la de la Quimera (con cuatro). Se cubren a cuatro aguas al igual que el volumen añadido por el frente trasero que además tiene una bufarda orientada cara a la fachada norte. El cuerpo de la capilla tiene un pequeño faldón a un agua y el resto cubierta curva. Sobre el vestíbulo de entrada y la escalera principal hay dos planos de cubierta en banzos, con pendiente y desagüe cara a la fachada principal. El resto de la cubierta es a dos aguas con faldones de distinta dimensión en función de la geometría de la propia planta.
Las fachadas: El frente principal del Pazo de Meirás, orientado al sureste, ve alterada su simetría por la diferencia de altura entre las dos torres que lo componen. El material empleado para su cerramiento es el granito, aunque existe una gran variedad en los tipos de aparejo, reservándose las mejores piezas de cantería para las esquinas, los vanos, remates y piezas singulares. En el cuerpo bajo se centra la puerta principal ornamentada, con los muros cubiertos por buganvillas que descuelgan desde la cubierta. Al no estar al nivel de la explanada que circunda el pazo, se accede a ella subiendo por una pequeña escalinata.
En ambas torres, aunque de forma desigual, se busca la composición de los vanos. Todos ellos son de proporciones verticales y carpinterías de dos hojas, unos rematados con arco de medio punto y otros con dinteles horizontales. Incluso aquellos que se disponen corridos, siguen este mismo criterio separados por esbeltas columnas con sus capiteles, remarcando la verticalidad. Entre ellos destacan las elegantes ventanas de una de las torres, formadas por una triple arcada apoyada en columnas y balaustrada corrida del segundo piso, y los huecos en esquina de la siguiente planta bajo dinteles de cantería rematados en arco labrado en la misma pieza y apoyados sobre tres esbeltas columnas con capiteles.
El balcón cubierto de la Torre de la Quimera es otro de los elementos singulares de esta fachada. Está soportado por tres poderosas ménsulas o modillones, con balaustrada de remate macizo sobre pequeñas columnas, en las que apoya la doble arcada que soporta la cubierta y en la que no faltan los elementos decorativos de épocas anteriores.
La fachada este, abrazada por las hiedras que substituyen a los elementos decorativos, está integrada con el paisaje. Presenta la imagen de torre con un cuerpo pegado, en el que las partes macizas se ven interrumpidas por los numerosos vanos practicados para servir a las estancias de la zona noble, perfectamente orientadas en la planta primera que acoge los dormitorios.
No es posible apreciar la calidad de las fábricas pero si el orden compositivo de la fachada, con huecos y carpinterías de las mismas proporciones, sencillos todos ellos, con una sola singularidad: el balcón corrido con baranda de hierro que asoma discretamente centrado en este cuerpo bajo.
Hacia el norte la fachada de las dependencias del servicio, ofrece en apariencia una imagen de fábrica de cantería de pequeño tamaño, probablemente un aplacado. Existe una clara diferenciación entre los dos cuerpos del ala este: el de cubierta a dos aguas y el que podría haber sido añadido en algún momento para ampliar las torres y dotarlas de un área destinada a la servidumbre dentro de la propia casa. Al igual que sucede con el volumen prismático de la chimenea que parte de la cocina apegado a esta fachada salvando coherentemente los vanos practicados en ella; o el pequeño tiro de la cocina necesario, por otra parte, para ir adaptando el inmueble a las nuevas necesidades. Poco hay que decir sobre la organización de los huecos en este frente, de proporciones similares alineados por plantas en la supuesta ampliación y puede que reorganizados en la baja en el momento en el que la cocina fue remodelada.
La única torre que tiene fachada al norte, aparentemente de cantería, cuenta con un único vano centrado en la primera planta que ilumina y ventila un dormitorio. En el piso siguiente, un vano en esquina, simétrico al de la otra torre. Finalmente cara al oeste, se presenta el lateral del área de servicio y el patio interior cerrado por una reja metálica, sin variación en la fábrica empleada ni en cuanto a proporciones y organización de vanos.
En la fachada oeste, entre las torres, avanza el volumen de la capilla. Su frente está proyectado, con similar criterio constructivo, compositivo y ornamental que la fachada principal. Variedad en el tipo de aparejo, ordenación y tipología de vanos, elementos decorativos y escudos conforman su imagen. Alineados con el cerramiento de la fachada este y con el del cuerpo de servicio por el lado oeste, hay dos portadas, o pórticos exentos, que cierran la explanada que circunda el edificio por el frente trasero, organizándose así un pequeño patio al que se sale desde esta área de servicio. La situada al oeste parece que fue trasladada desde el muro que delimita la propiedad en el lugar en el que hoy hay un portón de madera, referido anteriormente como tercera entrada.
Los espacios interiores: De los departamentos de Meirás, es el vestíbulo el más destacable. Está centrado por un arco ante el que arranca la ancha escalera de granito, y el pasamanos de piedra, que se abre en dos ramas, torciendo en la derecha, para resolver la distinta altura de las dos alas del edificio, y desembocar en la galería que rodea el vestíbulo. Sobre el primer descansillo se encuentra una vidriera de colores. En el cuadrado posterior del vestíbulo, donde se situaban en otro tiempo parte de los numerosos volúmenes de la biblioteca de doña Emilia Pardo Bazán, un friso de madera y mobles de época, cuadros, tapices, armas y pergaminos.
Las Torres de Meirás responden al esquema de dos alturas y fallado, dos torres con tres plantas, incluida la baja, y la de la Quimera con un tercer piso. Reservadas estas para alguno de los dormitorios, escritorios, bibliotecas, o salas de la familia, podríamos diferenciar en el resto de los espacios, la zona noble de la destinada a la servidumbre. Al oeste de la planta baja encontramos las dos torres de menor altura unidas por la capilla. A una de ellas se accede desde el vestíbulo al que en otra época era un despacho y hoy está habilitado como dormitorio. Tras él, un distribuidor previo al cuarto de baño y desde aquel, el acceso a la escalera interior que sube a la planta primera de esta torre. Desde este dormitorio tenemos el único acceso interior a la sacristía y a la capilla. En esta merece mención el interesante retablo de madera que encuadra a San Francisco. El techo es abovedado, con tribuna a la que se accede desde la planta superior de la otra torre. En la planta baja de esta se sitúa una biblioteca con acceso desde el vestíbulo que envuelve la solemne escalera. Los paramentos verticales están paneleados en madera barnizada, sobresaliendo los anaqueles llenos de libros y documentos cuyo valor se desconoce. El techo tiene una banda de artesonado perimetral y viguería y apontonado de madera a la vista.
En el ala este se distribuyen, en el espacio destinado a la zona noble, dos «salones de respeto», y el comedor, rematando este cuerpo en un office y la cocina, ya vinculados al ámbito de la servidumbre. Estas dependencias están comunicadas por el interior y sólo se accede, desde el cuerpo principal, a las dos primeras salas. En el muro que las separa, coincidente con la base del lado norte de la Torre de la Quimera hay dos chimeneas de cantería con la cambota apoyada sobre columnas con capiteles esculpidos al igual que su cornisa. Una puerta a la derecha de la escalera principal da paso a un pequeño distribuidor en el que se sitúa el cuarto de aseo de cortesía y el ascensor cuyo volumen sobresale en el extremo sureste del patio. A partir de aquí se sitúa el amplio corredor de la zona de servicio, en la que en simetría con la cocina y office está la zona de lavado, dos estancias –en una de ellas está el cuadro eléctrico y la otra habilitada como dormitorio–, cuartos de aseo y la escalera que comunica con el área de servicio del primer piso.
El esquema de la planta primera es idéntico a la descrita. Se mantienen el perímetro y en general los muros de carga transversales que van delimitando los cuerpos de la edificación. Por la escalera de servicio que acabamos de nombrar accedemos a los dormitorios de la servidumbre. El volumen de la capilla de mayor altura, es accesible a esta cota a través de la tribuna, y el cuerpo de la entrada principal, a doble altura, rodea el doble departamento que forma el vestíbulo.
En una de las torres hay un despacho con acceso directo a la escalera de bajada al dormitorio que tiene acceso directo a la capilla. Encima de la sacristía, la escalera de subida a la planta segunda de la torre con acceso directo desde el corredor perimetral. Desde aquí otra puerta de entrada a la escalera de la tercera torre, que en este piso está ocupada por un dormitorio y su cuarto de aseo. Desembarcando por la rama de la derecha y salvando cinco peldaños, llegamos al distribuidor del ala este. En el encontramos la puerta del ascensor y desde él pasamos al amplio corredor a través del que se accede a las dependencias nobles de esta planta. Dormitorios y cuartos de aseo se distribuyen de una forma similar. En el extremo sur, pegada a la Torre de la Quimera, una escalera previa a la entrada de la única sala que en esta planta ocupa la superficie de esta torre. Ya en el segundo piso, las torres con su correspondiente dormitorio con cuarto de baño y el remate de as escaleras. En el caso de la Torre de la Quimera, en la que esta sigue subiendo, existe una pequeña variación con respecto al representado en la planta en lo tocante al núcleo de comunicación vertical. En este rellano hay una puerta que comunica con el fallado. En él se perciben parte de los daños del incendio sufrido por el pazo en el año 1978. Se ve la estructura de cubierta de cerchas metálicas roblonadas y el falso techo de la planta inferior colgando de la antigua estructura de madera, con los nuevos forjados de hormigón que debieron de sustituirla en el área afectada, fundamentalmente esta ala este.
Referencias
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