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Templo de La Unión (Clavijo)
El Templo de La Unión situado en Clavijo (La Rioja, España) fue construido en 1965 bajo la dirección del arquitecto logroñés y sacerdote, Gerardo Cuadra, Galardón a las Bellas Artes Riojanas 2004.
Se trata de una iglesia rural que consta de un espacio principal para la celebración del culto; un espacio secundario, ligado al anterior, para la devoción privada eucarística; una pequeña zona de sacramentos penitenciales (bautismo, confesión); un pequeño atrio; sacristía y campanario exento.
En el proyecto y posterior realización de la iglesia destacan tres apartados que han sido especialmente cuidados –nos comenta el propio autor, Gerardo Cuadra-, y son: la jerarquización de espacios y volúmenes, la valoración de los distintos elementos por la luz y la integración de la nueva arquitectura en el entorno rural.
“En cuanto al espacio principal –añade- se ha estudiado de tal modo que el interés se concentra sobre el presbiterio y, dentro de él, sobre el altar. A ello colabora, por un lado, la forma trapezoidal de la planta, con sus líneas principales convergiendo en el presbiterio y, por otro lado, la solución dada a las cubiertas, especialmente a la del volumen principal, resuelta por una serie de bóvedas de ladrillo visto, bóvedas de doble curvatura que se despliegan en abanico, con una parte más desarrollada en planta a los pies del templo y lo más concentrada junto al presbiterio. Completa esta tendencia a concentrar el interés en el presbiterio –indica- la linterna cilíndrica, que subraya con su luz blanca cenital la importancia del altar como centro litúrgico fundamental”.
Por lo que respecta a la luz en su interior, el arquitecto Gerardo Cuadra dice que “ha sido estudiada procurando que sirva para diferenciar los distintos ambientes”. De este modo, sobre el ambiente ligeramente dorado que prevalece en todo el volumen de la asamblea, destacan la iluminación morada de la zona pemitencial y la luz roja asobre el rincón de la Eucaristía. La iluminación del batisterio es blanca y cenital. “El presbiterio, sin más luz que la que, con un cierto efecto dramático, cae verticalmente desde la linterna cilíndrica, queda envuelto en los tonos grises del hormigón, sobre los que, en las celebraciones destaca el color litúrgico de las vestiduras sacerdotales”.
Su autor subraya que el edificio mantiene un diálogo con el pequeño núcleo rural de La Unión, del que toma prestadas escala, materiales o las cubiertas de grandes faldones de teja árabe a dos aguas; e, incluso un material que por sus características de textura y color se integra perfectamente en el conjunto: el hormigón visto con huella de encofrado de madera en dinteles, remate de muros y, sobre todo, en la torre y en los cuerpos de linternas. El mismo material domina todo el interior. Las zonas bajas de los muros y las bóvedas son de ladrillo claro.