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Templo de Artemisa (Éfeso)
El Templo de Artemisa fue un templo ubicado en la ciudad de Éfeso, Turquía, dedicado a la diosa Artemisa, denominada Diana por los romanos. Su construcción fue comenzada por el rey Creso de Lidia y duró unos 120 años.
De grandes dimensiones y hermosa arquitectura, era considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, tal como lo describió Antípatro de Sidón, quien elaboró la famosa lista:
"He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande"
Antípatro de Sidón Antología Griega (IX.58)
El templo estaba compuesto por numerosos edificios, que los arqueólogos denominaron con letras sucesivas. El edificio más antiguo e importante era el D. El Templo de Artemisa fue destruido por un incendio en el año 356 a. C.
Ubicación
El templo de Artemisa se encontraba en la antigua ciudad de Éfeso, a unos 50 km al sur de la moderna ciudad portuaria de Izmir, en Turquía, en el valle a los pies de Ayasoluk.
Artemisa de Éfeso
Artemisa, hermana de Apolo, era la diosa griega de la Luna. En Éfeso se le rendía un culto en cierto modo pre-helenístico, representando más la fertilidad que la virginidad que significaba para los griegos. A la diosa se la representa con una corona amurallada, símbolo de Cibeles, y, al igual que ella, la Artemisa de Éfeso era servida por esclavas llamadas megabyzae.
Una inscripción votiva mencionada por Bennet (ver enlace más abajo), que data probablemente del siglo III a. C., asocia la Artemisa de Éfeso a Creta:
"Al sanador de los desastres, a Apolo, dador de la Luz a los mortales, Eutyches le ha erigido en ofrenda (una estatua de) la Señora cretense de Éfeso, la Portadora de la Luz."
La costumbre griega del Sincretismo asimiló todas las deidades extranjeras bajo alguna forma de las deidades del Olimpo, y está claro que en Éfeso, la identificación con Artemisa que hicieron los colonos jonios no era muy apropiada.
Historia
El lugar sagrado de Éfeso era mucho más antiguo que el templo. El geógrafo Pausanias afirmó que existía muchos años antes de la inmigración Jonia y que era, incluso, más antiguo que el culto al Oráculo de Apolo en Dídima. Los anteriores habitantes de la ciudad eran legeles y lidios.
El lugar en el que se fundó el santuario de Artemisa había sido ya objeto de veneración por las poblaciones locales que practicaban allí el culto a la Gran Madre o Cibeles, culto al que después se asimiló el de Artemisa.
Las excavaciones de la Escuela Británica permiten seguir las fases principales de la evolución arquitectónica del conjunto.
La gran abundancia de exvotos, desde el siglo VIII a. C., demuestra un lugar de culto. El edificio más antiguo que corresponde a la primera fase, se trata de un altar, al que siguió la construcción de algunos templos de pequeñas dimensiones (naískois). De éstos, el que precede al templo arcaico fue levantado hacia el 600 a. C. Medía 14 x 28 m y estaba rodeado por un muro de cierre.
La construcción del edificio requirió muchísimo tiempo. Plinio el Viejo y Vitruvio afirman que los trabajos prosiguieron durante 120 años. y que fueron varios los arquitectos que los dirigieron. La primera construcción del templo data del siglo VIII a. C., y fue destruido por los Cimerios.
El templo fue diseñado por el Arquitectura griego Quersifrón, de la ciudad cretense de Cnosos y construido alrededor del año 550 a. C. a expensas de Creso, el poderoso rey de Lidia. Fue terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón, con ayuda de Teodoro, el arquitecto del Hereo de Samos. Se eligió un terreno rocoso como precaución frente a terremotos, según Plinio el Viejo. El templo se convirtió en atracción turística, visitado por mercaderes, reyes y viajeros, que pagaban tributo a Artemisa en forma de joyas y otros bienes. Su esplendor también atrajo adoradores que formaron el culto de Artemisa.
El templo era respetado como lugar de refugio, tradición que se trasladó al mito con las amazonas que se refugiaron allí tanto de Hércules como de Dioniso.
El templo de Éfeso fue destruido por un incendio provocado por Eróstrato el 21 de julio del año 356 a. C., la noche que, se dice, nació Alejandro Magno. Según la historia, su único fin fue lograr fama a cualquier precio.
"Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero"
Valerio Máximo
Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera recordado. Sin embargo, éste ha llegado a través de Estrabón.
Alejandro Magno nació la noche en la que el templo ardía. Plutarco sentenció que Artemisa estaba demasiado preocupada por este hecho como para salvar su propio templo en llamas. Más tarde, Alejandro ofrecería a los efesios costear su reconstrucción, a lo que aquellos se negaron. Sin embargo, el templo fue restaurado tras su muerte, en el año 323 a. C. La reconstrucción del templo es atribuida por algunos autores al rodio (o según otros, macedonio) Dinócrates, el que realizó las mediciones para la fundación de la ciudad de Alejandría, en Egipto.
Sin embargo, esta reconstrucción sería arrasada por los Godos en el 262, en tiempos del emperador Galieno.
"Respa, Veduc y Thuruar, líderes de los godos, embarcaron y navegaron a través del Helesponto hacia Asia. Allí arrasaron varias populosas ciudades y prendieron fuego al renovado templo de Diana en Éfeso"
Jordanes en Getica (xx.107)
A lo largo de los dos siglos siguientes la mayoría de los efesios se convirtieron al Cristianismo y el antiguo templo perdió su interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del edificio y reutilizaron los materiales para otras construcciones.
El lugar del templo fue redescubierto en 1869 por una expedición del Museo Británico. Aún pueden verse varias esculturas y artefactos, aunque de la séptima maravilla del mundo solo queda en pie una columna.
Arte y arquitectura
La mayoría de las descripciones físicas del templo provienen de Plinio el Viejo, aunque hay discrepancias en torno al tamaño. Plinio describe el templo como de 377 pies de largo (115 m) por 180 pies de ancho (55 m), realizado principalmente en mármol, es el más grande de todo el mundo griego. Constaba de 127 columnas, cada una de 60 pies de alto (18 m), igual a 12 veces el diámetro de la base.
Tenía tres filas de columnas en la fachada occidental (con un total de 36), divididas en tres hileras de ocho columnas, dos columnas a los lados de las antas y una doble fila que dividía el gran pronaos en tres naves.
La cella era alargada y estrecha, como en los templos arcaicos, y al fondo había un baldaquino, en el que se hallaba la estatua de culto, sobre los restos del altar del siglo VII a. C.
En la fachada posterior las columnas eran 9, y 21 a los lados.
Tras el incendio provocado del 356 a. C., la obra de reconstrucción debió durar mucho tiempo, si el propio Alejandro Magno, en el 334 a. C., ofreció a la ciudad los medios financieros para poder terminar los trabajos. Oferta, que según Estrabón, rechazaron los efesios, aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad.
La planta y las proporciones del nuevo edificio se mantuvieron groso modo iguales a las del anterior, salvo por el añadido de un crepidoma (la plataforma sobre la que se eleva el templo) escalonado (12 gradas) de 2,68 m de altura. Tenía columnas esculpidas en la parte inferior (sólo las 16 de las dos primeras filas de la fachada occidental), mientras que una veintena de dados esculpidos sostenían las columnas in antis. Las columnas, según Plinio, medían 60 pies de altura (17,65 m), aproximadamente 10 veces el diámetro de la base. Se ha pensado que el arquitecto del nuevo templo fue Dinócrates, que estuvo influido por Piteo, el autor del templo de Atenea de Priene.
Con las excavaciones austriacas de 1965 se sacó a la luz el altar, de mármol y de 22 x 32 m.
El templo albergaba varias obras de arte: esculturas de los renombrados Polícleto, Fidias, Cresilas y Fradmon, pinturas, y columnas forradas de oro y plata. Varias de esas esculturas se referían a amazonas que, según la leyenda, se habían encontrado en esa región.
Plinio comenta que trabajó esculpiendo relieves y decorando las columnas Escopas de Paros, que también había intervenido en el mausoleo de Halicarnaso.
Culto e influencia
El templo de Artemisa se encontraba en una próspera región, que cruzaban viajeros y mercaderes de toda Asia Menor. Fue influenciado por varias creencias, y era un símbolo de fe para mucha gente. Los efesios adoraban a Cibeles, e incorporaron gran parte de sus creencias al culto de Artemisa. El duo Artemisa-Cibeles distaba mucho de su equivalente romano Diana.
El culto de Artemisa atrajo miles de adoradores de todas partes del mundo conocido.
Enlaces externos
- Templo de Artemisa, Éfeso, objetos en el Museo Británico
- Página del templo de Artemisa de UnMuseum
- Siete Maravillas: Templo de Artemisa
- Florence Mary Bennett, cultos religiosos asociados a las Amazonas: (1912): Chapter III: Artemisa de Éfeso (texto)
- The Seven Ancint Wonders World (en inglés)
La mayor fuente de información histórica sobre el templo son:
- la obra Naturalis Historia de Plinio el Viejo: XXXVI.xxi.95.
- Vida de Alejandro Magno, de Plutarco: III.5 (enlace externo).