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Simón Neftalí
En la Biblia (Ezequiel 40,41,42) se recoge la revelación hecha al profeta de la forma y dimensiones del templo de Jerusalén transmitida por “... un personaje de aspecto semejante al bronce, que tenía en la mano una cuerda de lino y una vara de medir...”. Sin embargo, en las tradiciones talmúdicas sefardíes de Toledo se conserva una versión distinta que los rabinos ortodoxos consideran apócrifa. Según esta versión (Pseudoezequiel, 26,27) la revelación fue hecha “... por un anciano de barba y cabellos largos y plateados que emitían luz y que dijo llamarse Simón Neftalí”. Y el texto continúa: “ Este personaje vino hasta mí diciendo ser enviado de Dios y hablándome así: ‘Esto es lo que tienes que decir a Israel: Levantarás un nuevo Templo de figura circular de manera que entrando por el pórtico situado hacia el Oriente, se ascienda por una doble espiral, una siguiendo el recorrido hacia el norte y la otra siguiendo el recorrido hacia el sur, hasta que ambas confluyan ante la puerta del santuario emplazado en la cúspide y que se abrirá hacia el ocaso. Ante esta puerta, en sus lados, se levantarán sendas columnas torsas de manera que Jaquin, situada a la derecha, tendrá una espiral de guirnaldas de ramas de cedro que ascenderá por ella girando hacia la izquierda, y Boaz, situada a la izquierda, tendrá una espiral de guirnaldas de ramas de olivo que ascenderá por ella girando hacia la derecha. Porque Yahvé dice: Mi templo está en el Oriente y en el Occidente, en el Cenit y en el Nadir, y a él se llega por caminos contrapuestos que se cruzan”.
De acuerdo, por lo tanto, con esta tradición, considerada herética por los teólogos, el Templo de Jerusalén sería una construcción que, en cierta medida, recordaría a un zigurat, y las columnas llamadas salomónicas atribuidas a Hiram, el arquitecto de Salomón, deberían llamarse realmente simónicas ya que este personaje es el único al que se le relaciona claramente con este tipo de columnas.
Sin duda alguna los jesuitas Juan Bautista Villalpando y Jerónimo del Prado conocían esta versión del Pseudoezequiel cuando empezaron a elaborar sus planos sobre el Templo de Jerusalén, ya que existen croquis con la figura del zigurat guardados en los archivos secretos de la Compañía de Jesús en Roma. Se especula que tal vez los conocieron a través de Juan Bautista de Toledo (de familia judeoconversa), que había convencido al rey Felipe II para levantar el Escorial siguiendo este modelo. La muerte del arquitecto en extrañas circunstancias en 1563 se ha interpretado como un castigo divino por su atrevimiento al querer emular la casa sagrada de Dios poniéndola al servicio de un monarca. Al margen de estas especulaciones, lo cierto es que su sucesor Juan de Herrera abandonó esa idea y propuso un palacio-convento basándose en el cubo, del que era un convencido admirador, por sus propiedades cabalísticas, como recoge en su “Discurso sobre la figura cúbica” (1585). Este puede ser el motivo por el que los jesuitas elaboraran su versión definitiva del Templo de Salomón publicada en 1604 según un esquema reticular más fiel a la versión ortodoxa de la Biblia.
En los ritos secretos de ciertas logias masónicas vinculadas al Gran Oriente, se conoce a Simón Neftalí como “el viejo Simón”, “el maestro del Arquitecto Primero” y también como “el medidor del Artífice” y el “constructor Primus”.
Referencias
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