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Puerta cortafuego
Las puertas cortafuego son puertas de metal, madera o vidrio que se instalan para evitar la propagación de un incendio mediante un sistema de compartimentación y para permitir una rápida evacuación del edificio. También se las conoce como puertas RF (Resistentes al Fuego).
Las puertas metálicas son más eficaces contra el fuego, pero menos estéticas. Normalmente están fabricadas con dos chapas de acero y paneles de lana de roca en su interior. Las puertas de vidrio son más exclusivas y suelen encontrarse en edificios singulares.
A las puertas cortafuego se les realizan pruebas para verificar si realmente resisten un incendio. Esas pruebas son distintas según el tipo de puerta: pivotante, abatible, corredera, guillotina o enrollable.
Las puertas más comunes son las pivotantes metálicas. En estas puertas se ensaya que la temperatura de la hoja no pase de 140 grados centígrados de media y que el marco no pase de 360 grados y por otro lado se comprueba que no pase la llama. Esta explicación es muy resumida y para conocerla con más detalle se debe consultar la norma UNE-EN 1634-1.
Según el tiempo que resista el ensayo se clasificará en RF-30, 60, 90, 120, etc. minutos.
Si durante el ensayo pasa la temperatura pero no pasa la llama, la puerta se clasifica como parallamas "PF".
Para la fabricación de estas puertas aún no se exige el marcado CE, por lo que se debe prestar especial atención a su instalación y su mantenimiento. En la instalación hay que fijarse en el recubrimiento del marco y en la holgura que queda entre la puerta y el marco. En cuanto al mantenimiento se debe comprobar que la puerta cierra completamente cuando se deja suelta y que el burlete termoexpandente sigue adherido.