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Preventorio de Aguas de Busot
Se conoce como el Preventorio de Aguas de Busot al edificio del Siglo XIX situado en el municipio de Aguas de Busot, en la provincia de Alicante (España). Para llegar a él hay que dirigirse a los Baños de Busot, zona colindante del acuífero termal del Cabezón de Oro, también llamado Sierra de Hombre.
Historia
La historia del preventorio no es conocida con mucha precisión cronológica. En el siglo XV fueron concedidos salvoconductos a los moriscos, siendo conocidas las aguas desde la antigüedad.
El documento más antiguo conocido es un privilegio firmado el 30 de noviembre de 1596, dando la propiedad de las aguas a la ciudad de Alicante, que la ostentará hasta el año 1816.
El edificio principal que actualmente se conserva fue construido en 1838 por el ingeniero y arquitecto Pedro García Faria, mientras el Conde de Casas Rojas embellecía los terrenos adyacentes con pequeñas casas alejadas del balneario para quienes no quisieran estar cerca del bullicio. El balneario fue conocido hasta 1936 con el nombre de Hotel Miramar
Posteriormente, empezaría un conflicto entre el Ayuntamiento de Alicante, la familia del Marqués de Bosch y el Conde de Casa Rojas. Hasta el año 1865 no se resolvería el litigio, reconociendo el Juzgado de Jijona al Conde de Casa Rojas como legítimo proprietario.
Hacia 1973, el Patronato Nacional Antituberculoso, hizo un proyecto para rehabilitar y ampliar el edificio, pero quedó en el papel.
En 1989 la empresa Prognosis adquirió el edificio con la intención de reformarlo. En 1993 firmó un convenio urbanístico con el Consistorio para desarrollar el proyecto de construcción de dos hoteles y un balneario. Tras una cascada de pleitos entre esta empresa y el Ayuntamiento de Aguas de Busot, el Balneario fue comprado por Valentín Botella (Presidente del Hércules CF) en el 2006.
Estado actual
En los últimos años, el balneario de Aguas de Busot ha sufrido un deterioro acelerado debido a su privatización. Desde que pasó a manos privadas se ha buscado la vía de revalorizar la inversión desde el punto de vista especulativo y no desde el enfoque de puesta en valor del patrimonio histórico. De esta forma, se ha dejado que se vaya arruinando para así tener la excusa perfetca de la demolicón y consiguiente reurbanización. Se ha permitido que el lugar sea visitado sin control alguno por numerosas personas, unas con fines lúdicos -incluyendo actos vandálicos-, y otras con el fin de llevar a cabo investigaciones esotéricas.
A finales de 2005 fueron instaladas unas vallas para detener estos actos, a la espera de llevar adelante el proyecto de rehabilitación del edificio, situado en un enclave de gran belleza paisajística. De momento no se ha producido rehabilitación alguna y sí la demolición de casi la mitad del complejo que databa del siglo XIX a fin de construir unos mil bungalows y una carretera de asfalto que cruza el bosque.
Referencias
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