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Pabellón de Venezuela en la Interbau
El Pabellón de Venezuela para la exposición Interbau de Berlín desarrollada en 1957, obra del arquitecto Guido Bermúdez y del ingeniero Johannes Johannson, es una hoja plegada que evoca lo básico del habitar.
Venezuela, único país con pabellón propio dentro de la exposición, desplegaba su modernidad tropical, exhibiéndose entre obras de los arquitectos modernos más importantes.
Este edificio, producto de un proceso operativo, representa conceptos arquitectónicos fundamentales como los que propuso Gottfried Semper para explicar la evolución de la arquitectura. También ejemplifica el desarrollo de la arquitectura venezolana en el momento de mayor expansión del Movimiento Moderno.
El pabellón se abría hacia el edificio principal de la Interbau, El Pabellón Ciudad del Mañana, al otro lado de la calle Altonaer. El eje de este espacio, definido por el entresuelo rectangular, prácticamente coincide con la orientación norte-sur, por lo que el sol, en su trayectoria perpendicular a esta implantación, definía sombras precisas. Al mismo tiempo, la plegadura de la cubierta ofrecía su escultórico lateral a los visitantes que accedían al recinto expositivo por la puerta de la Columna de la Victoria, desde cuyo mirador la angulosa edificación blanca contrastaba dramáticamente con el verde orgánico del bosque.
El acceso se resolvía con una pasarela de madera, al igual que en las estructuras palafíticas. Este elemento salvaba el desnivel entre la calle y el descanso de la escalera que conectaba las dos plantas. Debajo, un jardín con flores y alguna planta tropical, era una concesión a la imagen bucólica del país. La falta de una conexión vertical en el extremo sur del pabellón obligaba al visitante a regresar sobre sus pasos para acceder al nivel superior cruzando los itinerarios de entrada y salida.
En el interior de la cubierta, las lámparas triangulares con ángulos redondeados recreaban una constelación geométrica que evidenciaba la profundidad del espacio y la torsión de la membrana de apenas 12 cm de espesor. Bajo este cielo abstracto, en la planta superior, una barra americana con algunas sillas cumplía las funciones de restauración, junto al núcleo de servicios y depósitos que se repetía en ambas plantas entre dos paredes blancas. Otro muro levantado en ladrillo, la mitad de largo que el dibujado en la versión metálica primigenia, cerraba las vistas hacia el interior al tiempo que soportaba el balcón del piso superior y el rótulo en letras minúsculas con el nombre del país. Por su material, técnica, color y dimensión, se contraponía horizontalmente al juego dinámico de líneas y planos quebrados que emergían detrás de él.
Planos
Otras imágenes
Referencias
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https://www.academia.edu/12822603/EL_PABELLÓN_DE_VENEZUELA_EN_LA_INTERBAU_BERLÍN_1957._PLIEGUE_Y_DESPLIEGUE_DE_LA_MODERNIDAD_TROPICAL |