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PFC: Mercado de La Encarnación (Juan Francisco Gil)
- Autor: Juan Francisco Gil Ballester
- Escuela: E.T.S.A. Sevilla
Texto
Partimos de la única zona de la Encarnación accesible: la placita entorno a la cual paran los aurobuses. Esta zona es tierra firme. Es la única conocida. ,Aquí se dispone el mercado, en el muelle, como si de un almacén portuario se tratara. Mercado que recoge el carácter de mobiliario urbano que esbozaba el antiguo e invita a ser atravesado. Se crea de esta manera una nueva plaza tras el mercado. Plaza que hace de antesala del nuevo espacio de la Encarnación. De la avenida hacia el norte se encuentra un terreno ahora inaccesible para el peatón, un lugar cercano, sin vida, muerto. El mar. Este terreno se ganará para la ciudad. En éste, a modo de barco atracado en el muelle, se dispone un edificio de los aparcamientos con una formalización clara y sencilla. A modo de una nave de gran calado, con tres plantas bajo el nivel de flotación (cuatro niveles de sótano), con capacidad para 500 vehículos, su cubierta transitable se configura como una nueva plaza urbana. En ésta se sitúan los puestos de flores, los ascensores de acceso a los aparcamientos y una grna marquesina que da cobertura a las paradas de los autobuses. Esta plaza longitudinal quiere alinearse con la embocadura de la calle Regina, continuando así el recorrido comercial que comienza en la calle Feria y, pasando por la Encarnación, llega hasta el Salvador.
El resto de esta zona no ocupada por los aparcamientos es un terreno ganado a un mar hace tiempo ya desaparecido. En él crecen toda clase de árboles, formándose un jardín. Aquí se permite la manipulación de la topografía, creándose una plaza hundida de estancias agradables. Así la luz natural llega hasta el sótano del mercado donde se disponen los andenes de carga de las mercancías. El borde norte de la calle Imagen al pasar por la Encarnación se configura a modo de embarcadero, con escaleras que bajan a la plaza y pilares volados que soportan una acera algo elevada y construida en madera. Abajo, el combate de las aguas en el casco de la nave encallada ha abierto huecos, donde se ha instalado un pequeño restaurante.