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Oráculo de Dódona
El Oráculo de Dódona (en griego Δωδώνη, Dôdốnê) fue el más célebre de la Antigüedad, después del Oráculo de Delfos. Dódona es un lugar que se encuentra a 80 km al este de la isla de Corfú, en la región de Epiro, al pie del monte Tomaros, en los montes Pindo, cerca de la actual (año 2004) frontera Grecia-Albania, en una zona montañosa que dominaron y controlaron los molosios en el siglo V a. C. Los molosos o molosios eran los habitantes de la antigua ciudad de Molosia, en Epiro.
Este santuario estaba dedicado al dios Zeus y fue el más frecuentado desde tiempos muy antiguos. Su situación era privilegiada, cerca del Río Aqueloo, el más caudaloso de Grecia, incluso navegable durante algunos km. Se sabe que el lugar tenía ya una gran actividad en los tiempos de la Edad de Bronce, pero después no se conoce una continuidad en el culto.
Homero y Herodoto[editar]
El oráculo de Dódona aparece citado por Homero en su obra La Ilíada, en XVI, 233-35. El poeta lo relaciona con el mundo de los Pelasgos, aquel pueblo primitivo considerado como el primero que ocupó Grecia y que habitó en la ciudad de Dódona entre otras. En su obra la Odisea, XIV 327-330 también habla del lugar sagrado y de la importancia que tenía el árbol, el roble de Zeus. Al llegar el héroe Ulises a Dódona, pidió un consejo al follaje divino del dios del oráculo (Zeus), para poder regresar a su tierra de Ítaca.
Homero cuenta también que lo sacerdotes del oráculo no se lavaban los pies y que dormían en el suelo. Ellos eran quienes interpretaban los murmullos que producía el viento en el gran roble sagrado.
Por su parte Herodoto (c. 484 a. C.|484 - 425 a. C.), habla también del pueblo pelasgo y asegura que el oráculo de Dódona era el más antiguo que hubiera tenido nunca Grecia, y en su época era además el único. Herodoto cuenta que el oráculo de Dódona estaba relacionado con el de Tebas de Egipto y ofrece dos versiones:
- En Tebas fueron raptadas por los fenicios dos sacerdotisas. A una de ellas la mandaron a Libia donde fue vendida y a la otra a Dódona. Se supone que estas dos sacerdotisas fueron las primeras que instituyeron oráculos en estos dos lugares: el oráculo de Amón en Egipto y el oráculo de Zeus en Dódona.
- Sobre la ciudad de Tebas volaron dos palomas. Una se dirigió a Libia y otra a Dódona. La paloma de Dódona se posó sobre un roble y desde allí expresó con voz humana que era necesario fundar en ese mismo lugar un oráculo al dios Zeus.
Demón[editar]
A mediados del siglo IV a. C., el ateniense Demón añadió una nueva tradición sobre el oráculo de Dódona: contaba que el santuario estaba delimitado por un cercado de calderos de bronce dispuestos sobre trípodes. El viento golpeaba los calderos por medio de una cadena y su sonido era el que tenía que ser interpretado por los sacerdotes o las sacerdotisas.
Sacerdotes e intermediarios[editar]
Según cuenta Homero, los sacerdotes de Dódona no se podían lavar los pies y tenían que dormir en el suelo. Es éste un simbolismo relacionado con los árboles y el roble sagrado del santuario. Los llama selloi (o helloi) y eran intérpretes del oráculo.
Por su parte Herodoto da mucha más importancia a las sacerdotisas o Pitias o pitonisas, intermediarias de los signos que el oráculo daba en contestación a las preguntas.
El oráculo[editar]
El santuario estaba consagrado al dios Zeus, representado aquí como el dios uraniano, el dios de los cielos y el dios del monte Tomaros (que está a 2.000 m de altitud). Se le representaba con el rayo en una mano y con la presencia del águila. En el centro se hallaba el árbol sagrado, el gran roble de este dios que hacía las veces de palomar. Las señales que los sacerdotes debían interpretar venían del grito de las palomas, el rumor de las hojas de los árboles y los ecos sonoros que el viento conseguía al hacer golpear unas cadenas emplazadas allí, sobre los calderos.
La arqueología ha dado mucha información al hallar en este lugar bastante material sobre las preguntas hechas al dios, es decir sobre el oráculo. Se han encontrado abundantes láminas de plomo sobre las que están grabadas con estilete las preguntas de los consultantes. Sin embargo el material encontrado con las respuestas es bastante escaso; se supone que los consultantes se llevaban consigo la respuesta escrita que les serviría como testimonio de la merced divina.
Desde antiguo el oráculo de Dódona fue consultado por gentes sencillas, gente del lugar, de zonas bastante cercanas o de zonas más remotas del norte. Desde el centro de Grecia venían pocos peregrinos. Las consultas halladas se refieren por lo general a asuntos cotidianos y domésticos, preguntas sobre la elección de matrimonio o de celibato, sobre la fecundidad o esterilidad, sobre la duda de que el hijo recién nacido sea legítimo, sobre el hecho de emprender un viaje a Siracusa, etc.
También se ha encontrado material sobre las preguntas hechas por los Estados en épocas determinadas, además de las noticias que ha podido dar el escritor Plutarco que cuenta cómo Agesilao II (c. 444 a. C.|444 - c. 360 a. C.), rey de Esparta indagó con su oráculo sobre la oportunidad de lanzarse a una gran guerra contra los persas, o cómo los espartanos viajaron a Dódona para asesorarse antes de la batalla de Leuctra, en el año 371 a. C.|371, contra Tebas. Los corcirios (de la ciudad de Corcira en la isla de Corfú) también interrogaron para poder conseguir la paz y los caonios consultaron si era bueno desplazar el templo de Atenea.
Algunos escritores de la antigüedad cuentan que en los primeros tiempos, el oráculo ordenaba sacrificar una víctima al río Aquelous, cada vez que contestaba una pregunta. Hesíodo en su Teogonía habla del culto que se daba también a Dione, la amante de Zeus Naios, pero sin que esta diosa ocupe un lugar destacado.
El santuario[editar]
Los edificios del lugar fueron escasos y pobres hasta llegar a la época helenística. Después de la muerte de Alejandro Magno y en tiempos de Pirro de Epiro se construyó el teatro. Encima del teatro se encuentra la acrópolis amurallada y en la parte de abajo se han descubierto las ruinas de un estadio.
El santuario fue destruido en el año 218 a. C. durante la guerra con los etolios. Los arqueólogos creen que después fue restaurado. Han salido a la luz bastantes ruinas, algunas reconstruidas en el siglo XX.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
El arte griego. José Pijoan. Colección Summa Artis, volumen IV. Espasa Calpe S.A., primera edición 1932. |
Monde Grec. Roland Martin. Editorial Office du livre, 1964. ISBN 2-8264-0124-6 |
Atlas histórico de la Grecia clásica. Pierre Cabanes. Editorial Acento, 2002. ISBN 84-483-0719-4 |