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Monasterio de la Cartuja
El Monasterio de la Cartuja, cuyo nombre verdadero es Monasterio de Santa María de las Cuevas, situado en la margen del río Guadalquivir, a su paso por Sevilla.
Historia[editar]
Antes de pasar a ser terreno monástico, los almohades en el siglo XII le dieron uso ubicando en el lugar hornos alfareros de cocción aprovechando su situación junto al río y dada la existente abundancia de arcillas que la extraían labrando cuevas (más tarde continuarían con la extracción de arcilla también los alfareros de Triana), y existe una leyenda de alrededor del año 1248 que cuenta que se halló una imagen de la Virgen María en una de las cuevas (se supone que la escondieron durante la época musulmana), a partir de entonces se construye la Ermita Santa María de las Cuevas para venerar el icono, a finales del siglo XIV, era dirigida por la Orden Franciscana. Con el tiempo aumentó la devoción hasta llegado el año 1400 que cambia a Monasterio, fundado por el entonces Arzobispo de Sevilla, don Gonzalo de Mena (fallecido al año siguiente debido a una epidemia) ayudado por el noble Ruy González de Medina, los franciscanos fueron trasladados al Aljarafe y al terreno se añadieron extensas propiedades. Al ser miembro de una de las familias de más renombre dejó huella en el monumento plasmando el escudo heráldico familiar en las entradas y principales estancias.
La muerte del Arzobispo deja el conjunto en una difícil situación pues los fondos donados por Gonzalo de Mena fueron utilizados por el regente don Fernando de Antequera (durante la infancia de Juan II) para sufragar sus campañas militares.
Años más tarde, otro miembro de la aristocracia sevillana, el Adelantado Mayor don Perafán de Ribera (Casa de Pilatos), subvencionó la construcción de la iglesia y se responsabilizó del mantenimiento del monasterio siempre que tuviera derecho a ser enterrado en el edificio y sus armas heráldicas ocuparan el lugar de las del Arzobispo. También la familia de los Veraguas aportó bienes para su supervivencia.
A finales del siglo XV se establece en el monasterio la Orden de San Bruno (fundador de la primera cartuja en 1084).
El mortífero Terremoto de Lisboa de 1755 también afectó gravemente al edificio.
Hasta comienzos del siglo XIX, la Cartuja fue un monasterio más donde se practicaba la oración, ayuno y el silencio (reflejado en los cuadros de Zurbarán –Museo de Bellas Artes–), era austero en sus cenobios, pero destacaba su gran decoración que fue aportada por sus benefactores desde los principios de su existencia, hasta que se sucedieron los hechos de la invasión por tropas francesas.
En 1810 durante la invasión fue saqueada, haciendo desaparecer todo rastro decorativo, y utilizada por el ejército extranjero como cuartel general. La iglesia la convirtieron en cuadra.
Los cartujos fueron expulsados durante la invasión, huyeron a Portugal para regresar en 1812, una vez que pasaron todos los hechos revolucionarios, durante la regencia de María Cristina de Borbón (madre de la reina Isabel), entre 1835 y 1836 se produjo la expulsión de los monjes de manera permanente, finalizando con cuatro siglos de vida en comunidad, era el periodo de Desamortización de Mendizábal que decretó la extinción de las órdenes religiosas.
Fábrica de loza[editar]
El comerciante Carlos Pickman, procedente de Liverpool y afincado en Sevilla para continuar con el negocio familiar, alquila primero el monasterio, que estaba abandonado y maltrecho, en 1838, comprándolo en 1840, para transformarlo en 1841 en lo que más fama y renombre ha dado al lugar, una fábrica de loza y porcelana china decorada a la manera inglesa haciéndose en poco tiempo la preferida por la clase acomodada, ya fuera para darle un uso particular como para adornar alacenas de todo el mundo, piezas que aún hoy día se pueden encontrar en perfecto estado de conservación en muchos casos. Al principio de su funcionamiento la fábrica se adaptó al edificio siendo respetuoso con el mismo, pero la demanda de producción de loza terminó por utilizar todos los restos edificados sin piedad. En esta fecha es cuando se levantan los diez hornos de botella que dan originalidad al conjunto monumental de los que sólo quedan en pie cinco y unas cuantas chimeneas. La fabricación de loza y porcelana estuvo funcionando en el monasterio hasta 1982, fecha en que es desalojado.
Fue declarado Monumento Nacional en 1964 y expropiado por el ministerio de Obras Públicas transfiriéndose en 1982 al gobierno de Andalucía para su rehabilitación.
El monasterio[editar]
La distribución de las cartujas estaba dispuesta de la siguiente manera principalmente: celda del prior, iglesia y estancias de uso común (refectorio y Sala Capitular).
Desde su levantamiento, el recinto ha sufrido varias reconstrucciones, en gran parte debido a la proximidad del río Guadalquivir, sus regulares subidas inundaron y dañaron el monasterio en múltiples ocasiones. Así, se pueden apreciar las distintas tendencias artísticas que lo componen como los restos mudéjares existentes en el claustrillo, los góticos de la iglesia y la sala capitular, renacentistas en zona de la celda del prior y algunas obras de escultura y restos barrocos por todo el recinto sin menospreciar la colección de cerámicas que produjo en su época de “fábrica”.
La construcción de la iglesia está fechada en la misma época que la de la Catedral de Sevilla, tiene fachada de esquema abocinado gótico con decoración mudéjar y plateresca, rematada con pretil de bellos azulejos. Su interior consta de una sola nave cubierta con bóveda de crucería, destaca la zona del presbiterio, allí la bóveda es de tipo abanico. La decoración interior que se conserva proviene de una reforma cometida en 1614.
Desde la nave de la epístola se puede acceder al claustrillo, que permite el acceso al refectorio (destaca su magnífico techo mudéjar de lacerías y piñas y su púlpito gótico desde donde los monjes continuaban sus enseñanzas durante las comidas). Opuesto al claustro se aprecia la Capilla de la Magdalena, primer templo del monasterio en el que todavía se conservan restos de frescos y azulejos de la época renacentista. La siguiente estancia es la sala capitular (destaca su bóveda con numerosas esculturas decorativas góticas y tumbas de la principal familia benefactora, Ribera).
Mediado el siglo XVIII se realizan bastantes reformas gracias al Maestro Mayor de la Cartuja, Ambrosio de Figueroa, entre ellas cabe destacar el muro defensivo circundante del recinto, la portada de ingreso, la Capilla Pública y la portada del frente este. La Capilla Pública conserva parte de la sillería del coro, incompleta porque el resto fue llevado a la Catedral de Cádiz, fue obra de Agustín de Perea en el año 1697.
La portada que se ve desde el río tiene en el remate pináculos vidriados y decorados con azulejos que datan del siglo XVII y otros más actuales que detallan la fecha de su efímera restauración, el año 1759.
Bibliografía[editar]
- ANTEQUERA LUENGO, Juan José (1992). La Cartuja de Sevilla: historia, arte y vida. Madrid. Editorial: Anaya: Quinto Centenario. ISBN 84-207-4725-4
- SOCIEDAD ESTATAL PARA LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL SEVILLA 92 (1988). La Cartuja de Sevilla: ribera, monasterio, fábrica, corta y recinto. Sevilla. Editorial: Sociedad Estatal para la Exposición Universal de Sevilla 92.
- CUARTERO Y HUERTA, Baltasar (1988). Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, de Sevilla, y de su filial de Cazalla de la Sierra. Madrid. Editorial: Turner. ISBN 84-7506-221-0
- SANTOS TORRES, José (1992). El Monasterio de la Cartuja en la historia de Sevilla: 1400-1992. Sevilla. Editorial: Rodríguez Castillejo. ISBN 84-87041-96-5
Referencias
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