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Monasterio de Santa María de Ripoll
El monasterio de Santa María de Ripoll es un monasterio benedictino situado en la localidad de Ripoll (España). Es una de las mejores muestras del arte Románico de la zona.
Historia[editar]
Wifredo dejó a su hijo Radulfo a cargo del monasterio, para que fuera criado y educado según las normas monásticas. Radulfo fue años más tarde abad de Ripoll y obispo de Urgel. Poco después, Wifredo hizo algo parecido con su hija Emma para la que fundó el monasterio de San Juan de las Abadesas, cercano al de Ripoll. El monasterio creció y prosperó rápidamente. Fue consagrado de nuevo en el 935, 977 y 1032.
Santa María de Ripoll fue un importante centro cultural, en parte gracias a su colección de escritos. A mediados del siglo X el monasterio contaba con 66 manuscritos. En el 1008 ya eran 121 que se convirtieron en 246 a la muerte del Abad Oliva en el 1046. La mayoría de estos manuscritos se copiaban y reproducían en el propio monasterio en el scriptorium. El ejemplar más valioso de la colección es el conocido como la Biblia de Ripoll con numerosas ilustraciones y una serie de textos introductorios que la convierten en una especie de Enciclopedia del texto sagrado. Aquí se escribió también a finales del siglo XIII la Gesta Comitum Barcinonemsusm que está considerada como la primera historia de Cataluña.
Oliva fue también el encargado de expandir los dominios de Santa María gracias a la creación de nuevos monasterios como el de Montserrat o el de San Martín del Canigó.
A partir del año 1070 el monasterio pasó a depender del de San Víctor en Marsella, dependencia que duró hasta el año 1169. Santa María de Ripoll continuó siendo el principal centro religioso de Cataluña hasta el siglo XV en el que inicia un lento pero imparable declive que empieza con la pérdida del control sobre el monasterio de Montserrat en el año 1402.
El 2 de febrero de 1428, un fuerte terremoto asoló la comarca del Ripollés. El sismo, de intensidad IX en la Escala de Mercalli fue uno de los más intensos sufridos en la historia de Cataluña. Destruyó completamente uno de los campanarios del monasterio y dejó el resto del edificio muy afectado. Las partes deterioradas se reconstruyeron siguiendo un estilo gótico.
El final de la vida monacal en Santa María de Ripoll llegó con la exclaustración de 1835. Los monjes abandonaron el monasterio que fue arrasado e incendiado. El edificio poco a poco se fue derrumbando: en 1847 desapareció una parte del claustro; y en 1856 la torre del palacio abacial. Además, el palacio abacial, la alhondiga y otros edificios monacales quedaron considerados como cantera y sus piedras fueron vendidas a particulares.
En 1886, el obispo Morgades, por entonces obispo de Vic, ordenó la reconstrucción del cenobio, tarea que encargó al arquitecto Elies Rogent. La restauración, financiada en gran parte por las aportaciones particulares, finalizó el 10 de julio de 1893 con una nueva consagración de la basílica. La restauración, sin embargo, cambió notablemente el aspecto original del edificio ya que el arquitecto añadió algunos elementos inexistentes en el original como un cimborrio o una serie de columnas que sirven de separación de las naves laterales. En 1931 el monasterio de Santa María de Ripoll fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
El edificio[editar]
La iglesia que se conserva en la actualidad es fruto de la reconstrucción en el siglo XIX de Elies Rogent basandose en la obra de los principales abades de Ripoll: el abad Arnulfo (que la ideó) y el abad Oliva (que la construyó) . Arnulfo ordenó construir una iglesia de cinco naves con cinco ábsides acabada con bóvedas de cañón, Oliva amplió a siete los ábsides. La iglesia tiene unas dimensiones de 60 metros de largo por 40 metros de ancho.
Oliva fue el encargado de añadir a la iglesia un transepto y siete ábsides; ordenó también abrir la cripta y enmarcó la entrada con un pórtico decorado con dos campanarios a cada uno de los lados. Las obras de ampliación del abad Oliva terminaron en el 1032. La reconstrucción realizada en 1830 redujo las naves de la iglesia de cinco a tres. En el transepto de la basílica están enterrados los restos mortales de los Condes de Besalú y algunos de los Condes de Barcelona desde Guifré el Pilós hasta Ramón Berenguer IV.
El claustro consta de dos pisos. La construcción del primer piso se inició alrededor del 1180 aunque no se terminó hasta principios del siglo XV. El piso superior se edificó entre los siglos XV y XVI. Está formado, en cada lado, por trece arcos semicirculares con capiteles inspirados en el estilo corintio. Cada uno de los capitales tiene un dibujo original con temas que van desde la mitología clásica a los temas cotidianos. Los capiteles fueron hechos por los escultores Pere Gregori y Jordi de Déu.
La portada, de aproximadamente un metro de grosor, está compuesta por una serie de bloques de piedra adosados a la pared de la iglesia. Quedó muy deteriorada con los incendios ocurridos tras la exclaustración y las obras de restauración de este siglo. Sin embargo, es una pieza magnífica cumbre de la escultura románica catalana. A pesar de la complejidad del conjunto de imágenes que lo componen, la representación de las mismas es de una notable sencillez.
La parte frontal de este pórtico está cubierta por un relieve realizado a mediados del siglo XIII (se corresponde estilísticamente con el sarcófago de Ramón Berenguer III y un ala del claustro así que necesariamente ha de ser posterior a la muerte de éste Conde). Está dividido en siete franjas horizontales. En las dos superiores se presenta a Dios en el trono Pantocrátor y a su alrededor se pueden ver los símbolos de los cuatro evangelistas, las franjas se completan con los bienaventurados y los ancianos del apocalipsis que han obrado con sabiduría y justicia por lo que pueden dedicar la eternidad a adorar a Dios, es el futuro del mundo. Las dos franjas centrales están dedicadas a la Historia de David y Salomón (las de la izquierda) y la de Moisés en la derecha. A la altura de los ojos se presenta por un lado (izquierdo) a David entre los músicos y a la derecha Dios da las tablas de la ley a Moisés, Aaron, un príncipe sin identificar y a un obispo. En la parte inferior se pueden apreciar diversos animales míticos comúnmente identificadas con las visiones del profeta Daniel.
El pórtico está franqueado por dos estatuas, prácticamente destruidas, dedicadas a San Pedro y San Pablo, guardianes de la puerta de la basílica. Alrededor de ellas se muestran diversas escenas, el ciclo de Caín y Abel, el de Jonás... .Completa el conjunto una representación de los doce meses del año.
Bibliografía[editar]
- Pladevall, Antoni, Els monestirs catalans, Ediciones Destino, Barcelona, 1970 ISBN 8423305112
- Tomás Bonell, Jordi, Descobrir Catalunya, Premsa Catalana, Barcelona, 1994.
- Rabuñal, Anxo et alt. Imatges de Catalunya, El País Aguilar, Madrid, 1995, ISBN 8403596316
Referencias
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