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Modelos urbanísticos y cultura de las ciudades (Monclus y Guardia)
Como no podía ser menos, la preocupación por los procesos de globalización domina -del mismo modo que en otras disciplinas- el debate urbanístico internacional. Sin duda, los procesos de globalización refuerzan el papel de las ciudades, pero al mismo tiempo modifican sustancialmente la estructura y la dimensión cultural de las mismas, poniendo en crisis los esquemas habituales de análisis y de intervención urbanística. No se trata de una simple revisión disciplinar, sino de enfrentarse a situaciones nuevas, cuyos límites y consecuencias se nos escapan. Son necesarias nuevas perspectivas. No conviene, pues, encerrarse en marcos disciplinares consagrados, ni circunscribir nuestra atención a los lugares habituales. En esta fase, en la que ignoramos nuestras ignorancias, se hace necesario ampliar el campo de exploración, establecer puentes de diálogo y de debate, incorporar otros puntos de vista, otras problemáticas y otros lenguajes. Esta ha sido, desde siempre, la función de los congresos: romper los compartimentos estancos, facilitar los intercambios y la puesta en común, abrir espacios de debate...
El undécimo Congreso de la International Planning History Society (IPHS), que se celebrará el 14-17 de julio del 2004 en Barcelona, tiene ante todo esta función y se inscribe, además, en una tradición consolidada de colaboración interdisciplinar en el análisis de los fenómenos urbanos y del utillaje del urbanismo. Al tiempo que su carácter internacional ha perseguido siempre superar las barreras culturales y lingüísticas. Puede servir como recordatorio trazar brevemente el itinerario desde sus primeros pasos. El Planning History Group, constituido en 1974, sobre el terreno abonado por el fenómeno de la “Urban History”, auspiciada por H. J. Dyos desde los años sesenta, nació justamente en el momento de crisis definitiva del modelo fordista, y fue impulsado inicialmente por dos investigadores procedentes de campos disciplinares distintos y cuya aproximación no resultaba para nada habitual. Por un lado Anthony Sutcliffe, un historiador interesado en los fenómenos urbanos y el urbanismo. Por el otro, la de Gordon E. Cherry –fallecido en 1996-, un geógrafo y urbanista que, después de dirigir el Centre of Urban and Regional Studies de la Universidad de Birmingham, pasó a ser el presidente del máximo órgano de los urbanistas británicos, el Royal Town Planning Institute. Los veinte años de existencia del órgano de expresión del grupo (Planning History), o los dieciocho de la revista de mayor implicación y difusión internacional (Planning Perspectives), dan cuenta de la solidez de un proyecto intelectual y académico singular.
La dispersión geográfica de las sedes de los congresos y la variedad de los colaboradores de Planning Perspectives dan fe de una voluntad de apertura en este largo período de revisión de modelos urbanísticos y procesos urbanos. Desde el primer congreso celebrado en Londres el 1977 se fueron sucediendo otros encuentros sin una periodicidad establecida hasta los de Tokio en 1988 y Birmingham en 1989. Los últimos se producen cada dos años en las ciudades que, previa presentación de candidatura, son seleccionadas para tal fin: Hong Kong (1994), Salónica (1996), Sydney (1998), Helsinki (2000, Londres (2002). La elección de las sedes refleja la voluntad de internacionalizar el debate. Pero se advierte, también, la inscripción en una tradición muy marcada por la influencia británica. Una influencia que puede resultar en nuestras latitudes positiva. Resulta, en este sentido, significativo recordar entre los centros anfitriones de estos encuentros y los centros de procedencia de los participantes, los denominados “Faculty of the Environment” que reúne departamentos de Planning junto a los de Arquitectura o de Geografía. Expresión clara de la voluntad de aproximar unas disciplinas que, aunque mantengan sus puntos de vista específicos, en definitiva se ocupan todas de temas relacionados con el entorno, y en consecuencia extremadamente relacionados entre sí. Disciplinas que desde frentes distintos abordan las mismas problemáticas urbanísticas, paisajísticas y medioambientales.
Hay que reconocer que un planteamiento como éste resulta todavía poco menos que insólito en nuestro país, donde la compartimentación académica y la tradición disciplinar reciente ofrece bases de partida muy distintas. En nuestras latitudes, la formación urbanística, inscrita en las escuelas de arquitectura, ha optado, en las últimas décadas, por un considerable repliegue disciplinar y por actitudes marcadamente profesionalistas. Actitudes que imperan, también, en las asociaciones de urbanistas. En estos ambientes, aunque existen relevantes excepciones, existe un interés limitado hacia la perspectiva histórica y las visiones integradoras; carencia preocupante en un momento como el actual. En nuestro contexto son quizás los geógrafos los que han mantenido una percepción más comprensiva, y con ella un interés más sostenido por la dimensión histórica de los fenómenos urbanos y del urbanismo. En cualquier caso, tampoco son tan abundantes este tipo de aproximaciones, y el dominio abrumador de las visiones sectoriales no facilita el entendimiento de la naturaleza ni de los procesos urbanos, ni de las formas de intervención urbanística. Frente a las inevitables dificultades del diálogo interdisciplinar, siempre han aparecido reacciones “autonomistas”, es decir repliegues y a veces ensimismamiento en cada disciplina. Siempre parece más seguro situarse en la propia tradición disciplinar que enfrentarse a los evidentes riesgos de dispersión y eclecticismo que conllevan el análisis integrador.
En realidad, las dificultades de abogar por renovadas perspectivas integradoras tienen que ver con cierto temor a la pérdida de identidad de la propia disciplina. Del mismo modo que los procesos urbanos se consideran únicos e irrepetibles en función de la especificidad de las ciudades y los lugares, las aproximaciones "geográficas" o "urbanísticas", por ejemplo, tienden a presentarse de manera exagerada como si cada una estuviera dotada de una metodología propia y exclusiva. Una visión que tiene su manifestación más discutible en la proliferación de manuales o diccionarios de urbanismo en los que los mismos fenómenos son abordados desde ópticas no tanto específicas como manifiestamente sectoriales. Pero, si las ciudades son únicas, irrepetibles y difíciles de someterse a comparaciones, las estrategias y los procesos urbanos sí resultan perfectamente comparables. Precisamente una de las conclusiones más reiteradas del debate urbanístico reciente es la de las similitudes en las estrategias de intervención urbanística, al menos en las ciudades europeas: promoción urbana mediante proyectos urbanos emblemáticos, revitalización de las áreas centrales, recualificación del espacio público, mejoras de la accesibilidad, renovación funcional de las edificaciones históricas, etc.
Sólo si se tienen en cuenta los paralelismos y las especificidades de los procesos urbanos en cada lugar es posible analizar a fondo la tensión entre los nuevos proyectos y los contextos locales, uno de los temas fundamentales del debate. Las interacciones históricas, las sinergias y los conflictos entre los modelos urbanísticos y la cultura de las ciudades se convierten así en un objeto central de exploración por parte de todos aquellos interesados en averiguar hasta qué punto el urbanismo tiene un papel decisivo en la modelación del entorno.
El undécimo congreso de la International Planning History Society (IPHS) que se celebrará en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (BBBB), una institución que tiene como eje temático la ciudad y ajena a la compartimentación universitaria, ofrecerá un cauce de intercambio internacional que, de forma colateral, puede impulsar un diálogo, hasta ahora bastante limitado en nuestro marco de trabajo. En cualquier caso, sus principales objetivos se plantean en el horizonte internacional de la globalización, que obliga a tratar de superar cuanto antes la percepción eurocéntrica (o excesivamente anglosajona o "latinoeuropea"…). En un mundo urbano cada vez más interrelacionado, pero sometido a procesos globales que inciden sobre realidades con trayectorias, tradiciones y culturas muy distintas, con efectos también diferentes, los modelos explicativos que nos sirven para orientarnos ante estos nuevos fenómenos se han elaborado a partir de pocos ejemplos escogidos entre los principales centros urbanos del mundo occidental. La Planning History Society ha hecho un esfuerzo sustancial para superar las tendencias habituales hacia el eurocentrismo, pero de forma natural ha seguido la lógica de los vínculos lingüísticos y con ellos las trazas de la memoria colonial (británica). Esto ha permitido una presencia relevante del mundo oriental y del área Pacífico. Este es un puente muy necesario para nosotros, dados los pocos vínculos que mantenemos con es región del globo. Con todo éste es un puente todavía insuficiente y frágil. O al menos ése es el mensaje del profesor Watanabe, en la Gordon E. Cherry Memorial Lecture del décimo congreso de la IPHS que se celebró en Londres[1]. Planteaba allí la necesidad de ampliar el área de intereses, en términos de occidente y oriente, para que la IPHS se convierta en realidad en una sociedad realmente de naturaleza internacional. En esta misma conferencia abogaba por la búsqueda de un marco para una historia realmente mundial del urbanismo. Según el profesor Watanabe, esto obligaba a no considerar el urbanismo al margen de la base social sobre la que opera y del entorno construido sobre el que interviene. Abogaba por una aproximación comparada de los diferentes “mundos urbanísticos”, y se planteaba si actualmente basta con una simple difusión de los modelos occidentales, tal como ha venido sucediendo en los últimos cien años, o son necesarias otras respuestas.
Resultan todavía patentes las dificultades para ampliar el debate a escala realmente internacional: así, la abundante literatura generada por la historiografía y los estudios urbanos en el sur de Europa todavía resultan poco conocidos y asimilados en la producción académica inglesa o norteamericana. Y si eso ocurre en relación a la "unificada" Europa, es fácil suponer lo que ocurre respecto a los estudios generados en el área latinoamericana. Como contrapartida, tampoco los trabajos sobre los temas centrales propuestos para el congreso - la formación y difusión de los modelos urbanísticos- parecen ser tenidos muy en cuenta en Latinoamérica, tal como observa Arturo Almandoz en relación a las aportaciones de Peter Hall, Stephen Ward o Anthony D. King en la historiografía anglosajona[2]
El congreso de Barcelona puede, únicamente, servir como contribución parcial a estos objetivos. La secuencia de las sedes de los congresos de la IPHS evidencían todavía ausencias muy significativas. Salónica ha sido la única sede en el mediterráneo, y no se ha celebrado nunca ningún congreso en un país latino. Se propone, por esta razón, contribuir a la proyección de estos congresos hacia el mundo latino y el continente iberoamericano, y potenciar la participación de los estudiosos de esta procedencia.
Por último, es interesante comprobar cierta continuidad y también cambios importantes en la temática abordada en los encuentros de la IPHS. Así, el congreso de Salónica de 1996 se centró en el urbanismo de las ciudades capitales (“The Planning of Capital Cities”), mientras que en el de Sidney de 1998 se optó por una acotación cronológica dentro de un abanico temático más amplio que daba cabida a todos los interesados en el urbanismo del siglo XX (“20th Century Planning Experience”). Quizás el de Helsinki de 2000 representara una apuesta más innovadora al abordar más directamente los procesos de globalización ("Centre-Periphery-Globalization, Past and Present"). El de Londres-Letchworth de 2002 parecía volver a poner el acento en los temas que dieron origen al colectivo de urbanistas e historiadores del urbanismo en los años 70, al centrarse en la naturaleza del urbanismo de las décadas del cambio de siglo (del XIX al XX), con la Ciudad jardín como movimiento emblemático ("Cities of Tomorrow. Shaping the future: theories into practice").
Como ha señalado Rob Freestone, actual presidente de la IPHS, sería muy oportuno si, más allá del discurso académico tradicional, las consideraciones sobre la historia del urbanismo fueran capaces de ser integradas en los debates contemporáneos sobre políticas urbanas, patrimonio construido o habitabilidad. El campo de estudios en el que se producen las aportaciones de esa asociación internacional no ha estado nunca limitado al de los estudiosos del pasado del urbanismo. En esa línea se inscribe la propuesta inicial para el 11 congreso de la IPHS al enunciar algunos subtemas bajo el título genérico de los "modelos urbanísticos y cultura de las ciudades": patrimonio cultural y modelos urbanísticos; economía cultural; culturas urbanísticas y teorías urbanísticas; urbanismo y medio ambiente; espacio y sociedad; espacios urbanos, paisaje y urbanismo; innovación e infraestructuras; historiografía urbana y urbanismo en Latinoamérica. Todas ellas son áreas temáticas tan relevantes para el entendimiento del pasado urbanístico como para el debate actual en torno a la naturaleza y las formas de intervención urbanística.
En este sentido, el encuentro de Barcelona podría suponer también un paso más en el camino hacia una mayor integración de aproximaciones entre "urbanistas" y "estudiosos urbanos".
[1] Shun-ichi J. Watanabe, “Searching for the Framework for a 'World History' of Planning", Perspectivas Urbanas / Urban perspectives, n. 2, 2003.
[2] Arturo Almandoz, "Notas sobre la historia cultural urbana", Perspectivas Urbanas / Urban perspectives, n. 1, 2002.
Referencias
- Autores
- Francisco-Javier Monclús, Profesor de Urbanismo, Universitat Politècnica de Cataluña,
- Manel Guardia, Profesor de Composición, Universitat Politècnica de Cataluña