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Luis de Portales y Cienfuegos
Luis de Portales y Cienfuegos (1730, Santiago de los Caballeros (Nueva España) – 1786 Roma) fue hijo de un Superintendente de la ciudad de Santiago de los Caballeros (actual Antigua en Guatemala) estudió en la universidad de su ciudad ingresando posteriormente en la Compañía de Jesús. Allí se dedicó preferentemente a la reconstrucción y refuerzo de la iglesia de la Residencia de la congregación local, que se encontraba gravemente dañada por los sucesivos y frecuentes terremotos que habían afectado a su seguridad. Demolió las bóvedas de cañón, muy vulnerables a los movimientos sísmicos, sustituyéndolas por cúpulas rebajadas sustentadas por potentes pilastras enanas que, al cambiar bruscamente de sección, eran capaces de resistir con garantías los impactos de los temblores. Aunque el resultado final no respondía a las proporciones clásicas ni a la esbeltez recomendada en los tratados de arquitectura, sin embargo, se reveló como la solución ideal para las condiciones específicas de aquel lugar, por lo que se aplicaron soluciones similares en los conventos locales de Nuestra Señora del Pilar, San Francisco, el Carmen y La Recoleta.
Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767 permaneció secularizado en la ciudad hasta su devastadora destrucción en 1773, tras la cual, el virrey ordenó su abandono definitivo y el traslado de la capital a un nuevo emplazamiento. Sin embargo, un grupo de exjesuitas, entre los que se encontraba Luis de Portales, se negaron a emigrar. Desde la rebeldía y la clandestinidad, y aprovechando los conocimientos prácticos adquiridos en la construcción, organizaron cuadrillas de carpinteros y albañiles ayudados por indígenas de la comarca que, desobedeciendo abiertamente las órdenes del virrey, reconstruían de noche los edificios dañados, facilitando su reutilización. Todo esto supuso que la ciudad, lejos de quedar abandonada, siguiera teniendo una vitalidad cada vez más creciente, a pesar de haber perdido la capitalidad.
Acorralado por las milicias del virrey se trasladó clandestinamente a Roma. Allí completó su experiencia sobre la influencia de los cataclismos naturales en la arquitectura de los templos visitando las excavaciones de Pompeya en el reino de Nápoles. Estos estudios le dieron una visión más amplia y general sobre el problema de los terremotos y le animó a escribir un tratado que pensaba titular: “De los muros, fábricas y bóvedas indestructibles” dedicado a Santa Rosa de Lima (abogada contra los cataclismos naturales) y que dejó incompleto a su muerte.
Las anotaciones y dibujos destinados a este texto se dispersaron y sólo quedan algunos folios inconexos conservados en la Biblioteca Secreta de la Casa Matriz de los jesuitas en Roma. Hace unos años el padre Arrupe, General de la Compañía, estaba favorablemente dispuesto a su publicación, pero su muerte impidió que viese la luz lo que se podría considerar como el primer texto de la historia que aborda el problema de la arquitectura sismorresistente.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
J. Calduch Cervera: 99 ADIS: Diccionario de Arquitectos Desconocidos, Ignorados y Silenciados, Papeles de Arquitectura S.L. ISBN 978-84-86828-42-4 |