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João Povoa de Lanhoso
João Povoa de Lanhoso (s. XV) fue un arquitecto natural de Coimbra (Portugal).
De origen noble cultivó la poesía galante, los relatos de caballerías y la música. Viajó por Europa, quedando particularmente deslumbrado por el esplendor, elegancia y sofisticación de la corte de Borgoña.
De regreso a Portugal sedujo con sus ideas a las nobles cortesanas las cuales, de un modo soterrado, empezaron a modificar sus maneras rudas y torpes por actitudes más refinadas. João decía que la costumbre de la corte portuguesa de alojarse en viejos conventos de Jerónimos y en rústicos castillos pensados para la guerra y no para las fiestas, hacía imposible que se pudiera manifestar el lujo, la opulencia y la delicadeza que adornaban otras monarquías europeas menos importantes que la portuguesa. La arquitectura debía ser el adecuado vestido para poner de manifiesto la galanura del rey y su séquito. En su opinión, lo que ocurría en su país era como si a un cuerpo de doncella ágil y esbelto se le colocase un hábito tosco y burdo para ocultarlo. Como si un talle cimbreante se cubriese con una pesada loriga. Como si los tonos sonrosados que colorean unas lozanas mejillas se velasen con un negro manto. Defendía que un bello cuerpo debe multiplicar sus encantos con delicados encajes, sutiles tejidos de tisú bordados con hilos de oro, sedas orientales adornadas con perlas y preciosas diademas de gemas y zafiros cinceladas por expertos orfebres. Del mismo modo, el esplendor de un reino triunfante y poderoso como Portugal no podía quedar constreñido por la arquitectura de toscos conventos y casonas fortificadas, sino que sólo podría manifestarse con justicia en ricos palacios adornados con encajes de piedra, puntillas talladas en las fábricas, celosías y ajimeces que, como etéreos velos o ricos tapices, se colocasen sobre los muros.
Sus prédicas hicieron mella en el joven infante Don Manuel que, tras subir al trono en 1495 empezó a enriquecer sus construcciones reales con ornamentación profusa y desbordante, como intentando vestir el seco estilo tardo gótico con chorreras rizadas, mandiles de Holanda, tocas valonas de hilo fino laboriosamente bordadas, cintos trenzados con flores, copetes de plumas y otros adornos similares.
Estamos ante un caso que reclama la revisión de las interpretaciones vigentes. La historia de la arquitectura ha definido este estilo como manuelino y ha querido encontrar en su barroquismo la huella de las riquezas que afluían a Portugal desde sus colonias de ultramar y donde las descripciones de los navegantes estimulaban la imaginación de los canteros que, de este modo, trasladaban a sus trabajos las formas inauditas de lejanos lugares. Pero lo cierto es que la relación de la arquitectura elegante con la elegancia en el vestir, tal como la postulaba João Povoa, parece más próxima a la realidad de lo ocurrido.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
J. Calduch Cervera: 99 ADIS: Diccionario de Arquitectos Desconocidos, Ignorados y Silenciados, Papeles de Arquitectura S.L. ISBN 978-84-86828-42-4 |