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Gran Teatro del Liceo de Barcelona

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Gran Teatro del Liceo de Barcelona

El Gran Teatro del Liceo de Barcelona, conocido como «El Liceo», es el teatro en activo más antiguo y prestigioso de la Ciudad condal, especialmente como teatro de ópera, entre los que es considerado uno de los más importantes del mundo.

Situado en La Rambla de Barcelona, ha sido escenario, desde hace más 150 años, de las más prestigiosas obras, interpretadas por los mejores cantantes del mundo. Durante décadas, ha sido símbolo y lugar de encuentro de la aristocracia y burguesía catalanas.

Historia

En el año 1837, un Batallón de la Milicia Nacional, con Manuel Gibert Sans al frente, creó, en el Convento de Montsió, que se encontraba en los alrededores del actual Portal del Ángel, el Liceo Filodramático de Montesión.

La finalidad de la nueva entidad era, por una parte, promover la enseñanza musical (de aquí el nombre de Liceo) y, por otra, la organización de representaciones escénicas de teatro de ópera, por parte de los alumnos.

En 1838, la entidad cambió el nombre por el de Liceo Filarmónico Dramático de S.M. la Reina Isabel II.

La falta de espacio y las presiones de las monjas, antiguas propietarias del convento, que habían recuperado unos derechos que habían perdido, y reclamaban volver, motivaron que el Liceo Filarmónico Dramático de S.M. la Reina Isabel II abandonara el Convento de Montesión.

A cambio, le fue concedida la compra del edificio del Convento de los Trinitarios, situado en el centro de la Rambla de Barcelona. Inmediatamente se iniciaron los trabajos de demolición de este convento para edificar un nuevo edificio capaz de acoger todas las actividades del Liceo.

A diferencia de otras ciudades europeas, donde la monarquía se hacía cargo de la construcción y mantenimiento de los teatros de ópera, en Barcelona la construcción del Gran Teatro del Liceo se tuvo que hacer mediante las aportaciones de accionistas particulares, según una estructura similar a una sociedad mercantil. Este hecho condicionó hasta la estructura del nuevo edificio, falto, por ejemplo de palco real.

Los gestores del Liceo Filarmónico Dramático de S.M. la Reina Isabel II encargaron a Joaquim de Gispert d’Anglí un proyecto que hiciera viable la construcción del nuevo edificio. Este proyecto preveía la creación de dos entidades: la Sociedad de Construcción y la Sociedad Auxiliar de Construcción. Los accionistas de la primera obtenían, a cambio de sus aportaciones económicas, el derecho de uso a perpetuidad de algunos palcos y butacas del futuro teatro. En cambio, los de la segunda aportaban el resto de dinero necesario a cambio de la propiedad de otros espacios del edificio.

La Sociedad Auxiliar de la Construcción sería el origen del Círculo del Liceo. Miquel Garriga i Roca fue el arquitecto encargado de la construcción del Liceo. Las obras se iniciaron el 11 de abril de 1845, y el Teatro se inauguró el 4 de abril de 1847.

Actualmente, tras la reordenación jurídica que se acordó en 1994 para poder afrontar su rehabilitación, el Liceu es un teatro de titularidad pública, propiedad, a partes iguales, de las cuatro principales administraciones presentes en Barcelona: la Generalidad de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura de España.

La administración es gestionada por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que ha contado con la incorporación, además de las citadas instituciones, del Consejo de Mecenazgo y la antigua Sociedad del Gran Teatro del Liceo.

El edificio

La Sociedad del Gran Teatro del Liceo tiene el origen en el año 1837,pero no fue hasta el año 1844 cuando Joaquim Gispert, socio impulsor de la sociedad Liceo Filarmónico de Montesión, compró el antiguo convento de los trinitarios descalzos de la Rambla para construir un nuevo teatro.

La primera autoría arquitectónica mantiene algunas incógnitas, pero se sabe que intervinieron Joaquim Gispert, su hijo Frederic, que era ingeniero, el maestro de obras Francesc Batlle, Francesc d'Assís Soler, Miquel Garriga, Josep Oriol Martí y, finalmente, el arquitecto Josep Oriol Mestres.

La historia arquitectónica y social del edificio es convulsa y variada, como reflejo de las circunstancias y variaciones de la sociedad de cada momento.

El edificio fue destruido en gran parte por el incendio del año 1861, y reconstruido en sólo un año bajo la dirección de Josep Oriol Mestres. Después sufrió el atentado anarquista de 1893 y, más recientemente, el gran incendio de 1994. Fue reconstruido posteriormente siguiendo el proyecto y la dirección de los arquitectos Ignasi de Solà Morales, Xavier Fabré y Lluís Dilmé, y se volvió a inaugurar en el año 1999.

Hasta el año 1980 el edificio y las actividades que tenían lugar en el mismo fueron mantenidos totalmente por la sociedad civil. En este año se construyó el Consorcio del Gran Teatro del Liceo, en el que actualmente participan la Generalidad de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, la Sociedad del Gran Teatro del Liceo, la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura.

Debe remarcarse también la existencia del Círculo del Liceo, una sociedad civil privada independiente creada en el año 1847, propietaria de un sector del edificio que no ha sido afectado por ninguno de los incendios y que conserva su decoración modernista como ejemplo de la implicación de la burguesía catalana en las actividades culturales.

Desde el punto de vista arquitectónico cabe destacar el vestíbulo, la escalinata, el Saló dels Miralls y la reconstrucción de la sala, mientras que desde el punto de vista urbanístico el edificio se puede considerar uno de los hitos arquitectónicos más relevantes de la Rambla de Barcelona.

El Liceo tiene doce niveles, tres fachadas y una medianera, y dispone de una cubierta plana en el extremo triangular de las Ramblas con la calle de Sant Pau y otras cubiertas planas a diferentes niveles en el resto del nuevo edificio.

Se deben evaluar las tres fachadas, entendidas como elemento principal que define el espacio público y urbano, como el diálogo y el ejercicio de una evolución culta y trabajada y donde se han utilizado unos materiales y una relación de lleno/vacío que confieren una enorme actualidad al debate que supone trabajar con el pasado y sus preexistencias. Una vez más se ha hecho realidad la posibilidad de establecer un diálogo y no una confrontación mimética entre el pasado y el presente.

El monumento debe considerarse como una unidad artística a pesar de las diversas fases y épocas de construcción y reconstrucción a las que ha estado sometido desde el año 1844 y hasta el año 1999.

Es importante saber que estamos ante un caso singular, porque se debe tener presente hasta qué punto toda la ampliación que ha sufrido el edificio ha pasado a tener la condición de indisociable respecto a todos aquellos fragmentos originales del siglo XIX que no sufrieron las consecuencias de los distintos incendios. Por lo tanto, se ha establecido el criterio y el concepto de unidad en todo el edificio y en toda la arquitectura que responde, sirve y acoge toda la funcionalidad del Gran Teatro del Liceo.

La nueva arquitectura, los nuevos espacios, responden a un funcionamiento que como primera finalidad tiene el óptimo desarrollo de todos los actos que se realizan en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

Incidentes en el teatro

Durante los primeros años treinta años de vida del teatro, la rivalidad con el vecino Teatro Principal—el teatro más antiguo de la ciudad y, hasta el momento, el teatro de ópera más importante—fue motivo de incidentes diversos (peleas entre aficionados, "contraprogramación" de óperas, carreras por estrenar uno antes que el otro...). Una popular obra de teatro de Frederic Soler, "Liceístas y cruzados" retrata esta competencia.

En 1893, el anarquista‏‎ Santiago Salvador tiró una bomba en la Platea‏‎ del Liceo que causó 20 muertos.

Otro incidente histórico afectó al teatro a comienzos de la guerra civil española cuando, en 1936, el Liceu fue expropiado, nacionalizado y convertido por las autoridades republicanas en Teatro Nacional de Cataluña. En 1939, a principios de la Dictadura franquista, volvió a los antiguos propietarios en el mismo régimen de siempre.

El Liceo ha sufrido dos incendios que lo han destruido totalmente. El primero el 14 de abril de 1861, que destruyó totalmente la sala y el escenario, y que obligó a tener cerrado el teatro, por las tareas de reconstrucción, durante un año y seis días.

El segundo el 31 de enero de 1994 (mismo día del cumpleaños de Gaudí), y ha sido reconstruido y mejorado, respetando su decoración y estilo originales, responsables de su apreciada sonoridad, pero con importantes mejoras tecnológicas que lo convirtieron en uno de los teatros más modernos del mundo.

El incendio de 1994

Entre las diez y media y once menos cuarto de la mañana del 31 de enero, mientras dos operarios trabajaban en la reparación del telón de acero que, en caso de incendio, tenía que impedir que el fuego pasara del escenario a la sala (otra ironía del destino), las chispas de su soplete prendieron en los pliegues del cortinaje fijo de tres cuerpos que escondía la parte alta del escenario. Algunos trozos encendidos de ropa cayeron al suelo, y aunque los trabajadores se apresuraron en apagarlos y se bajó el telón de acero, todo fue inútil: las llamas ya habían saltado al telón de terciopelo y subían hasta el telar y el techo.

El fuego era ya incontrolable cuando los bomberos llegaron minutos después de las once. Puede que un poco demasiado tarde, porque mientras, según parece, los trabajadores habían tratado de apagar el fuego con los medios a su alcance en vez de llamar inmediatamente a los servicios de extinción.

El incendio causó una gran conmoción en la sociedad catalana y en el mundo de la ópera en general. Gracias al apoyo de las instituciones, al patrocinio de empresas, y a las donaciones particulares, fue reconstruido en un tiempo récord, pudiendo de nuevo abrir sus puertas en 1999.

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.

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  BOE Nº 285 de fecha 29 de noviembre de 2006 (texto).


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Alberto Mengual

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