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Fritz Höger
Johann Friedrich Höger, más conocido como Fritz Höger (Bekenreihe, 12 de junio de 1877 – Bad Segeberg, 21 de junio de 1949) fue un arquitecto alemán. Se formó con Schumacher y se interesó por el expresionismo, empleando un lenguaje de clara inspiración goticista. Su obra más conocida e importante es el Chilehaus, construido entre 1922 y 1924 en Hamburgo para el importador de nitrato de potasio Henry Sloman.
En toda la obra de Höger existen proyectos modernistas con rasgos estilísticos que se diferencian claramente de lo acostumbrado en el verdadero Höger: construcciones de mortero y hormigón armado, o de acero y cristal, bloques de pisos y sobrios edificios para la administración, el tráfico o la industria, así como construcciones en madera y ladrillo macizo (klinker) con pesadas cubiertas y ornamentos llenos de simbolismo que no se corresponden con una determinada época, sino que se reparten irregularmente a lo largo de su obra. Son proyectos que en las exposiciones de entonces, bien quedaron totalmente excluidos, bien sin comentario ni ilustración, marginalmente mencionados como trabajos de jóvenes colaboradores o, sobre todo, definidos como imperativos del programa o del promotor.
Es el “arquitecto del ladrillo” por excelencia, el regionalista bajoalemán y el máximo representante de una moderna tendencia que se ha presentado a sí misma como anclada en el pueblo, la raza y la tierra, como en una directa emanación de aquél. La obra de Höger además se ajusta perfectamente a los mitos de la arquitectura alemana del siglo XIX con su ya pronto centenaria “guerra de los tejados”, con la altamente politizada equiparación de forma y contenido, que ha conducido a una separación entre los buenos modernistas y los malos tradicionalistas.
En relación a otros proyectos contemporáneos de los años treinta Höger se sustrae a las simples clasificaciones estilísticas. En conjunto, su obra no cabe en la categórica polarización entre moderno y tradicional, o entre regional e internacional, pues junto a sus proyectos para Atlantropa, desde su misma asignación indiscutiblemente modernos, o el diseño de reordenación de la orilla del Elba en Hamburgo, se encuentran otros que parecen intencionadamente dirigidos a reproducir el cliché del patriotismo reaccionario, como el centro cultural nórdico destinado a un lugar desconocido, y las grandes granjas que diseñó durante la guerra. Entre unos y otros se encuentra también la serie de proyectos, que no se pueden clasificar ni como bajoalemanes ni como modernos, elaborados en el verano de 1937 durante su estancia en Irán.
La Roseliushalle y las granjas diseñadas durante los años de la guerra aparecen como sucesoras hipertrofiadas de las típicas haciéndolas bajoalemanas. Sus construcciones se orientan hacia la tradicional carpintería artesana, independientemente de que se realicen en madera o en hormigón armado, y el enorme peso de sus tejados evoca la familiar sensación de aquellos modelos rurales.
Para la Roseliushalle Höger busca la analogía con siluetas familiares. Gracias a su cubierta, la sala desde lejos produce la impresión de ser un corral de pueblo y sin embarg se trata de un moderno salón de actos cuya composición, pese a la analogía de formas, sigue las reglas de una específica y genuina arquitectura monumental desarrollada por Höger a lo largo de más de veinte años, desde sus diseños de edificios burocráticos en Hamburgo.
El efecto monumental de la Roseliushalle se debe al extremadamente reducido número de elementos que la componen y a la simplicidad abstracta del extenso cuerpo constructivo.
En la serie de proyectos para grandes granjas en las marismas, realizados años más tarde, durante la guerra, el objeto es quien relata por sí mismo la historia deseada y Höger no reinterpreta y redimensiona el conocido tipo constructivo para los nuevos fines, sino simplemente los adapta a las nuevas necesidades de la actividad agraria y sus modernas técnicas. La casa típica de Halle ofrece la suficiente flexibilidad, y su aspecto exterior facilita a Höger la escenificación tanto de la buscada impresión bajoalemana como del gesto de monumentalidad arquitectónica.
Algo totalmente distinto es la sala nórdica diseñada por Höger en 1936 para Lübeck. Es, como la Roseliushalle, una construcción monumental, pero en un contexto no rural, sino urbano. A pesar de su alto tejado, se trata, más que de una casa bajosajona, de un klump nórdico. Su apariencia externa no se corresponde con analogías tipológicas o formales de construcción tradicional alguna, sino con su unidad, con el escalonamiento de su fachada y con el equilibrio característico entre los elementos verticales y horizontales que la articulan.
Con la intermediación del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y el Banco Melli Irán, Höger trabajó entre el verano y el otoño de 1937 durante cuatro meses en Irán. El motivo era la redacción del proyecto para una moderna Bolsa en Teherán, para lo cual Höger realizó diversos bocetos, ninguno de los cuales pasaría a la fase de proyecto; también, un hotel, el edificio administrativo de una hilandería de algodón, una casa en la provincia de Mazandarán y el diseño de la plaza del Meidan Darwaze Dorlat en Teherán.
Höger expuso con frecuencia en sus discursos y escritos su idea de cómo se debía proporcionar a la arquitectura el carácter monumental. Este credo de Höger, puramente arquitectónico y sin ideología popular ni de género alguno, nos ayuda a seguir el hilo al conjunto de su obra. Proyectos que desde la misma asignación del encargo pueden parecer heterogéneos, vistos desde un punto de vista desvinculado de todo eso, pueden contemplarse y valorarse como la arquitectura de un autor con unas pretensiones estilísticas concretas. Además, nos permite preguntarnos hasta qué punto es fiel a su propio credo, y nos da la posibilidad de considerar sus construcciones y proyectos, al margen de la toma de partido en un conflictivo período histórico, básicamente como expresiones artísticas y como arquitectura, y no como posicionamientos políticos.
El mismo Höger designa el Chilehaus como piedra angular de su carrera, y ve en él la única ocasión de su vida en que, aún joven arquitecto, pudo realizar una obra poniendo a prueba los medios básicos de su arte en un gran formato y con el correspondiente éxito. Su trabajo antes del Chilehaus debe interpretarse, según él, como un camino hacia ese gran éxito, y lo posterior, siempre como nuevos ensayos de los principios arquitectónicos más importantes de esa obra en tareas siempre distintas. El Chilehaus, con toda su grandiosidad y reconocimiento, es la primera ejecución de su deseo de desarrollar una arquitectura monumental actual, la cual ha de hallar su hueco en el mundo moderno y, especialmente, en la gran ciudad contemporánea.
La capacidad de Höger de encontrar soluciones monumentales aun para las más sencillas tareas se desarrolla al principio paso a paso, a través de distintas experiencias. No es sólo el Chilehaus lo que le convierte en un maestro, sino también otros grandes proyectos, como el Klöpperhaus, los experimentos con el edificio de Hapag en el actual Ballindamm, el Sprinkenhof, la construcción para el Hannoverscher Anzeiger, el ayuntamiento de Rüstringen, el Lyzeum Curschmannstraße y la iglesia junto al Hohenzollerndamm en Berlín, así como otros trabajos poco espectaculares, como el panteón para el editor del Hannoverscher Anzeiger, Madsack, y las torres de agua de Nordeney, Bad Zwischenahn y Hohenkirchen. Desde los volúmenes complejamente articulados del principio, se pasa a prismas cada vez más simples, cuya superficie se reduce cada vez más a estructuras desordenadas y lisas. Además se dan algunos, no muchos pero significativos, experimentos con cúpulas de segmentos esféricos, como la del Hannoverscher Anzeiger, y también como forma básica para definir la figura, como en el boceto para el cenotafio imperial de la República de Weimar en Bad Berka, o como forma dominante del proyecto, como en el caso de Atlantropa.
La búsqueda de la monumentalidad obliga a profundizar en la abstracción y la rigidez, lo que supera incluso el fuerte anhelo ideológico por el gesto y el carácter bajoalemán de las construcciones. En el gestualmente determinado tejido arquitectónico de Höger no se contradicen los bocetos estilísticamente heterogéneos surgidos al mismo tiempo, sino que resultan de un único afán. La separación de los trabajos anómalos del conjunto de la obra sólo puede falsear su intención. La Roseliushalle, así considerada, no representa un proyecto más verdaderamente de Höger que el Gauhochhaus. En su búsqueda de la arquitectura monumental contemporánea, Höger aprovechó todos los encargos recibidos e indagó, con todo su repertorio metódico, la solución más ade
Obras destacadas
Edificio de oficinas y comerciales de Henry B. Sloman (Chilehaus), Hamburgo (1922-1924)
Otras obras
- 1912-1913: Edificio de oficina y negocios de la empresa Rappolt & Sons (Rappolthaus) en Hamburgo, Mönckebergstraße 11
- 1912-1913: Escuela en Großhansdorf en Hamburgo
- 1913-1914: Edificio de la Administración para la AG Westfälische Transporte, Emden (Frisia Oriental)
- 1913-1914: Cámara de Comercio (Handelshof), Hamburgo, Lange Reihe 29
- 1913-1919: Rehabilitación y ampliación de las Casas HAPAG, Hamburgo, 25 Ballindamm
- 1919-1920: Edificio de gestión de estaciones electricas en Schleswig-Holstein AG (Schleswag House) Rendsburg, Stormstraße 1
- 1923-1924: Casa de Edye en Hamburgo Alsterblick Wohldorf-Ohlstedt, 1
- 1926-1927: Fábrica de perfumería Scherk en Berlín-Steglitz, Kelchstraße 31
- 1928: Torre de viviendas (casa Günther) en Hannover
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
http://www.unav.es/arquitectura/documentos/publicaciones/pdfs/142.pdf |