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Jacques-François Blondel
Jacques François Blondel (Ruán, 17 de enero de 1705 - París, 9 de enero de 1774), fue un arquitecto, urbanista y teórico francés. Fue el nieto del también arquitecto François Blondel, conocido como François Blondel, el grande, arquitecto de la Villa de París, autor de la Puerta Saint-Denis en 1672, y cuyo curso de arquitectura apareció en cuatro volúmenes en 1683.
Comenzó su carrera como grabador de arquitectura, pero con el tiempo se convirtió en arquitecto. Persona conservadora y reflexiva, con una mente muy racional, contribuyó a ordenar la consolidada tradición clásica francesa y su práctica. Su trabajo «De la distribution des maisons de plaisance et de la décoration en général», que se publicó en París (1737-38) y contenía 155 láminas cuidadosamente grabadas, fue enormemente influyente. Pese a ello fue rechazado en la «Académie royale d'architecture» y lo compensó abriendo en 1743, en París, una escuela privada de arquitectura, la «École des Arts» (que cerrará dos veces para reabrir (1747 y 1754) antes de quebrar en 1754).
En esos años, y los siguientes, una larga nómina de arquitectos franceses se beneficiaron de sus enseñanzas: Étienne-Louis Boullée, Alexandre Théodore Brongniart, Jean-François-Thérèse Chalgrin, Louis Jean Desprez, Charles De Wailly, Jacques Gondouin, Claude Nicolas Ledoux y Jean-Baptiste Rondelet; y algunos otros extranjeros, que llevarían el neoclasicismo a sus países, como el anglo-sueco Sir William Chambers o el danés Caspar Frederik Harsdorff.
Blondel fue el más importante educador francés de arquitectura del siglo XVIII... su objetivo fue establecer los principios del diseño de la arquitectura doméstica, que se correspondían con los principios clásicos ya en práctica de las construcciones civiles.
Millard
Al final, por esta labor y tras la publicación, en cuatro volúmenes, de «L'Architecture française» (1752-56) —una obra que seguía la serie comenzada por el también arquitecto, Jean Marot, en la que realizó un completo estudio de la arquitectura del último siglo y en el que analizó la mayoría de los edificios franceses, elaborando un buen contexto histórico y proporcionando información detallada que de otro modo se hubiera perdido—, fue recibido en la Academia en 1755 y, más adelante, en 1762, llegará a ser profesor de la «École de l'Académie». Este reconocimiento institucional le abrió las puertas de algunos encargos públicos, como la Plaza de Armas de la villa de Metz (1761), con el acondicionamiento de la Plaza del Ayuntamiento (Hôtel de Ville) que incluyó el pórtico clásico añadido delante de la catedral gótica que los alemanes destruyeron en 1905; y el Plan de embellecimiento de la villa de Estrasburgo (1767).
En 1771 comenzó a publicar su «Cours d'architecture ou traité de la décoration, distribution et constructions des bâtiments», que incluía las lecciones impartidas en el curso de 1750 y en años siguientes. Contaba con nueve volúmenes en 1777 (un volumen de láminas cada dos volúmenes de texto), siendo los últimos volúmenes editados bajo la supervisión de uno de sus discípulos, Pierre Patte. Su práctica y enfoque enciclopédico, que hacía caso omiso de los excesos del Rococó, sobreviviría a los cambios de gusto y se mantuvo en la corriente principal de la formación de la arquitectura francesa durante varios decenios más.
Teoría
Si Jacques-François Blondel deseaba «modernizar» la enseñanza de la arquitectura, lo menos que puede decirse es que sus referencias eran por lo menos arcaicas. Su arquitecto de referencia era François Mansart, pero nada decía, por ejemplo, a propósito de los arquitectos contemporáneos, como Jacques-Germain Soufflot, cuyo proyecto y trabajos para la Iglesia de Sainte-Geneviève (futuro Panteón) eran coetáneos de su profesorado. E incluso, nada dice sobre Laugier.
Hay otro medio de llegar a la excelencia; consiste en remontarse a la fuente, imitando a François Mansart, asombrando como Perrault, creando como Jules Hardouin-Mansart, agradando como Bullet, y no afectándolas con el fasto de ornamentos árabes o egipcios y una similitud de miembros arquitectónicos, a menudo tan poco hechos para ir juntos. Si consiguen gustar estas verdades, se persuadirán pronto, de que se pueden hacer todavía, si no nuevas, al menos producciones muy estimables.
Blondel
Deben añadirse a esta lista algunos otros muy respetables, pero, una vez más, un poco anticuados, como su abuelo François Blondel, Germain Boffrand y Libéral Bruant. Aunque resumida, Blondel detiene su Corpus de referencia, tanto teórico como edificatorio, en 1730. Fue una de las cosas que le reprochará su alumno más conocido, Ledoux, en las páginas centrales de «L'Architecture considérée sous le rapport de l'art, des mœurs et de la législation» (publicada en 1804).
Esto era tanto más extraño cuanto que Blondel era uno de los miembros de la «société des gens de lettres» que, bajo la dirección de Diderot y d'Alembert, se ocupaban de redactar la Encyclopédie. D'Alembert le presentó así:
«La Arquitectura de M. Blondel, arquitecto celebre, no solamente por las muchas obras que ha realizado en París y por otras de las que ha dado los planos y que han sido realizadas para diferentes soberanos, sino aún mejor por su Traité de la Décoration des Edifices, en el que ha grabado él mismo las láminas que son muy estimadas. Se le debe también la última edición de Daviler, y tres volúmenes de la Architecture Françoise en seiscientas láminas: estos tres volúmenes serán seguidos de cinco más. El amor por el bien publico y el deseo de contribuir al crecimiento de las Artes en Francia, lo hizo establecer en 1744 una escuela de arquitectura, que en poco tiempo fue muy frecuentada. M. Blondel, además de la Arquitectura que el enseñaba a sus alumnos, hizo profesar en esta escuela por hombres hábiles las partes de matemáticas, fortificación, perspectiva, cantería de piedra, pintura, escultura, etc. relativas al arte de construir. No se podía, desde cualquier clase de mirada, hacer una mejor elección para la Enciclopedia.
D'Alembert.»
Salvo algunos errores materiales —títulos, año de fundación de la École des Arts, atribución de la última edición de Augustin-Charles D'Aviler, que era realmente de Pierre-Jean Mariette, pero que puede que Blondel haya grabado o re-grabado las planchas— la presentación fue evidentemente muy elogiosa. Desbordado por la tarea, o poco interesado en la oportunidad, Blondel recurre frecuentemente a Aviler, errores incluidos.… Abandona la empresa tras la publicación del volumen VII (1757), sin duda porque no temiendo más que peligros, su reciente elección en la Académie d'Architecture (e incluso su acceso a encargos) le impedían asumir cualquier riesgo posterior… Los artículos mejor construidos indican que todo el conjunto sin duda había sido imaginado, si no redactado, si se tienen en cuenta las remisiones a otros artículos propuestas. (Véase el artículo relativo a la albañilería, entre otros.)
La ruptura de 1757 dará la mano a Louis de Jaucourt, caballeroso, infatigable, pero poco dado a las cosas de la arquitectura. Fue él quien redactará por ejemplo los muy indigentes articulos sobre los órdenes arquitectónicos o sobre la situación («situation», termino entonces empleado como emplazamiento («site»). Entre otros colaboradores, Goussier (§ Coupe des pierres), Antoine-Nicolas Dezalliers d'Argenville (en lo concerniente a los jardines), o Edme-François Mallet, el abad Mallet (para el diseño de iglesias). Queda, sin embargo de su contribución, por ejemplo, el articulo «Décoration» que, de todos los hechos, valdría casi para resumir su doctrina:
Décoración. Se entiende bajo este nombre la parte de la Arquitectura más interesante, aunque considerada como la menos útil, en relación, con la comodidad y la solidez. En efecto ¿cuantos édificios públicos y particulares en que la decoración deviene poco necesaria, como cuarateles, hospitales, fábricas, mercados y otras construcciones económicas, levantadas en las ciudades para retiro de las gentes de guerra, alivio de pobres, facilidad de comercio o para alojamiento de ciudadanos destinados al trafico, las artes mecánicas, etc? Pero nos seria cómodo demostrar la inutilidad de la decoración en las construcciones que acabamos de nombrar, y sin embargo, debe parecer importante que la decoración que entendemos aquí, sea de toda belleza, ya que está destinada a caracterizar los edificios sacros, los palacios de los soberanos, la residencia de grandes señores, las plazas publicas, los arcos de triunfo, las fuentes, los teatros, etc. que no pueden atraer el sufragio de las naciones extranjeras, que por los embellecimientos que les procuran la decoración de los exteriores y la magnificencia de los interiores...
Encyclopedie.
Es de destacar que la decoración, aunque la menos útil, era la parte más interesante de la Arquitectura. Las dos palabras maestras eran embellecimiento («embellissement») y carácter —«Esta palabra tomada en un sentido general; significa una marca o una figura trazada en el papel, metal, piedra o cualquier otro material, con la pluma, buril, cincel u otro instrumento, a fin de hacer conocer o designar cualquier cosa». «Las bellas artes que presentan a nuesra reflexión los objetos visibles e invisibles de la naturaleza, deben designar cada una de ellas de manera que se conozca a que genero pertenecen y por que propiedad se distingune de cualquier otro objeto de su especie. El talento de delimitar con precisión los rasgos característicos, es de hecho una de las partes capitales del arte.»<— en la que Blondel centra todo sus esfuerzos teóricos.
El edificio debe de anunciar su destino, lo que Germain Boffrand había sido el primero en afirmar:
La Arquitectura, aunque parezca que su objeto no sea más que el empleo de lo que es material, es susceptible de diferentes géneros que reflejan sus partes, por así decir, animadas por los diferentes caracteres que hace sentir. Un edificio por su composición expresa, como sobre un teatro, que la escena es pastoral o trágica, que es un templo o un palacio, un edificio público destinado a un cierto uso, o una casa particular. Estos diferentes edificios, por su disposición, por su estructura, por la manera en que están decorados, deben anunciar al espectador su destino; y si no lo hacen, pecan contra la expresión, y no son lo que deben ser.
Germain Boffrand. Livre d'Architecture…, p. 16.
Y es por esta teoría del carácter que se puede si no transgredir las reglas de la Arquitectura, al menos adaptarlas, como lo avanzo también Boffrand, diciendo así que las proporciones solas pueden bastar: «Estos ordenes arquitectónicos, en que las progresiones llevan del rustico a lo sublime, tienen proporciones relativas a su carácter y a la impresión que deben hacer: cada uno de estos tres ordenes tiene una elegancia que conviene a su especie únicamente, y no conviene a otra (…) No es siempre necesario para hacer sentir estos caracteres diferentes, emplear en los edificios columnas y pilastras con su entablemento...»<ref>«Ces ordres d'Architecture, dont les progressions montent du rustique au sublime, ont des proportions relatives à leur caractere & à l'impression qu'elles doivent faire: chacun de ces trois ordres a une élégance qui convient à son espece uniquement, & ne convient pas à un autre (... Il n'est pas toujours necessaire pour faire sentir ces caracteres differents, d'employer dans les édifices des colomnes & des pilastres avec leur entablement...». Germain Boffrand, Livre d'Architecture…, p. 25.— o Claude Nicolas Ledoux: «Todas las diferentes especies de producciones que dependen de la arquitectura deben de llevar la impronta del destino particular de cada edificio, todas deben de tener un carácter que determine su forma general, y que anuncie para que es la construcción.» «Se dice, hablando de una construcción, que su arquitectura es simbólica, cuando el estilo que caracteriza su decoración saca el motivo que ha hecho erigir el edificio…»
Como dirá a finales del siglo XVIII Quatremère de Quincy, al principio del articulo que insertó en el «Dictionnaire d'Architecture» de la Encyclopédie Méthodique: «Carácter, s.m. Hay pocas palabras de un uso más frecuente y más familiar que ésta que va ser objeto de este articulo. También hay pocas que hayan sufrido de una manera más sensible la influencia del uso.» Este articulo es el más largo (de los casi 150.000) de ese diccionario.
Publicaciones
- 1737 - De la distribution des maisons de plaisance et de la décoration en général.
- 1752-56 - L'architecture française, una actualización de la serie comenzada por Jean Marot.
- 1771-77 - Cours d'architecture civile, en 9 volúmenes, los dos últimos editados por Pierre Patte.
Principales obras
- Plan de acondicionamiento de la Plaza de Armas de Metz. Blondel construyó el parlamento, el arzobispado, el ayuntamiento y la portada occidental de la catedral de Saint-Étienne, hoy desaparecida.
- Plan de embellecimiento de Estrasburgo, incluida la Abadía y las rejas del coro de la catedral.
- Planta del Château de Vendeuvre en Normandía.
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
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Registros de identidad de Jacques-François Blondel: ISNI: 0000 0001 2136 5605 VIAF: 64099342
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