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Fábricas de metales de Riópar
Las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz denominadas comúnmente Fábricas de metales de Riópar sitas en Riópar (Albacete) representan la primera iniciativa nacional de llevar a cabo un centro abastecedor de latón elaborado íntegramente en territorio español.
La elección del emplazamiento fue motivada por la existencia en Riópar del único yacimiento de calamina descubierto en España, siendo este elemento fundamental en la fabricación de latón. El promotor del proyecto de construcción de las fábricas de Riópar fue Juan Jorge Graubner (1736-1801) ingeniero austriaco quien, en 1771, presentó ante la Junta de Comercio y Moneda, un proyecto para establecer por su cuenta una fábrica de latón, así como el título para la empresa de «Fábrica Real», con todos los privilegios que tal denominación poseía. De esta manera, el rey Carlos III expidió el 19-II-1773 una real cédula que daba vía libre al proyecto de Graubner.
Como empresa privada privilegiada (1772-1775): Entre 1773 y 1774 Graubner, tras elegir el emplazamiento, construyó a orillas del arroyo Gollizo las fábricas de San Juan, productoras de latón en barra. En 1775 se llevo a cabo una sociedad entre Graubner y el Municipio de Alcaraz que se constituyó en socio capitalista, y Graubner quedó como director general de la empresa o socio industrial, terminando así la etapa de la empresa privada e iniciándose un periodo de empresa mixta.
Como Empresa Mixta (1775-1785): Dada la mala situación de las fábricas, en 1779 el Consejo de Castilla decidió emprender su recuperación por un periodo de tres años. A principios de 1782 se concluyeron las obras de instalación casi por completo. Las fábricas se aglutinaron en torno a dos centros, San Juan y San Jorge. El núcleo de San Juan estaba emplazado en la vega de Riópar y reunía cuatro hornos enterrados. El núcleo fabril de San Jorge se ubica a orillas de río Mundo, al pie del cerro llamado Calar del Mundo, próximo a las minas de las que se extraía la calamina o mineral de cinc. En 1784 el Conde de Campomanes propuso un plan conjunto, consistente en la transformación de las fábricas en una manufactura estatal con carácter provisional.
La Empresa Estatal en el siglo XVIII (1785-1801): La estatalización de las fábricas de Alcaraz supuso su consolidación definitiva, así como la normalización de su actividad productiva. La Secretaría de Hacienda llevaba su gestión quedando Graubner como director de las fábricas pero con competencia sólo en los aspectos técnicos. A principios de 1787 la producción comenzó a funcionar con normalidad, empezando a distribuirse los productos por toda España. En enero de 1801 fallece Jorge Juan Graubner, y con su muerte se cierra el período inicial de la historia de las fábricas.
Las fábricas como manufactura estatal en el S. XIX (1801-1823). Las reformas de Larrúmbide (1814-1823):. La crecida del río Mundo motivó que en el invierno de 1812, se destruyera, casi por completo, la fábrica de San Jorge, quedando también este establecimiento (al igual que el de San Miguel) definitivamente abandonado.
Con el fin de conocer a fondo la verdadera situación de las fábricas, se envía a Riópar al Comisionado Larrúmbide, de quien, a partir de este momento, pasaron a depender todas las decisiones tomadas en materia de reforma. Las fábricas quedaron entonces abandonadas a sus propios recursos, pero consiguieron subsistir con muchísimas dificultades hasta que llegó por fin la reprivatización en 1838.
Las Fábricas como empresa privada (1821 en adelante): La reprivatización de las fábricas se llevó a cabo, a partir de esta fecha, si bien debido al bajo rendimiento de la misma, fue vendida en 1846. A finales de siglo XIX, las fábricas comienzan a perder rentabilidad y competitividad, en gran parte debido a su ubicación. En 1936 se hacen cargo de la empresa las fuerzas gubernamentales y dedican la producción a la construcción de material bélico. A partir de 1941 se vuelve a la fabricación de diversos utensilios de bronce, plata y alpaca. A mediados de los cincuenta, se construye un gran taller de naves cubiertas con dientes de sierra y se ha incorporado una central eléctrica que aprovecha el salto de agua del arroyo Gollizo. En 1984 la empresa termina por cerrar, y los obreros la compran pasando a ser una Sociedad Laboral, que logra subsistir hasta 1996. Hoy día, la casi totalidad de las instalaciones situadas en el casco urbano de Riópar son propiedad de FOGASA (Fondo de Garantía Salarial).
Referencias
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