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El Libro Verde
El Libro Verde (‘Hacia una Estrategia Europea de Seguridad de Suministro Energético’) publicado por la UE en 11/2002 hace hincapié fundamentalmente sobre la necesidad de implementar una política energética comunitaria destinada a reducir la elevada dependencia energética de la UE, que en la actualidad depende en un 50 % del exterior para satisfacer sus necesidades energéticas con tendencias crecientes hacia un 70 % en el 2020.
Dependencia energética de la UE
El desglose de la dependencia energética en la UE es de un 76 % para el petróleo, de un 40 % para el gas natural y de un 50 % para el carbón.
En el 2020, estos porcentajes crecerían al 90 %, 70 % y 100 % respectivamente.
En España, la situación es todavía más crítica que en el conjunto de la UE, con una dependencia energética total del exterior del orden del 75 % en la actualidad.
Los dos sectores de mayor peso en el consumo energético de la UE son la edificación (40 %) y el transporte (32 %), sectores que además se encuentran en plena expansión. Respecto a las viviendas, en la actualidad son el mayor consumidor de gas natural (1/3 del consumo total de gas en la UE), abasteciendo el 40 % de la demanda energética de las viviendas.
En estas condiciones resulta evidente la gran importancia que tienen las actuaciones efectivas que consigan limitar y reducir el consumo energético en estos sectores, tal y como pone de manifiesto de forma explícita el propio Libro Verde.
Sin embargo, el propio Libro Verde no es capaz de cuantificar el potencial de ahorro energético en el sector de la edificación y de establecer unas directrices claras y concretas para desarrollarlo.
La introducción en el sector de la edificación e internalización por parte del mismo de la necesidad de desarrollar análisis energéticos detallados de los edificios, al mismo nivel o superior al que se desarrollan los análisis estructurales, es un aspecto fundamental para poder alcanzar estos objetivos.
Regulación y certificación energética
La regulación y certificación energéticas de las viviendas, si están correctamente planteadas, producen este efecto, mientras que de no plantearse adecuadamente pueden llegar a inhibirlo. La situación actual de las propuestas de regulación y certificación, tal y como están planteadas, no proporcionan contribuciones significativas a la internalización del análisis energético en el sector de la edificación.
La regulación energética de viviendas, en la medida de que imponga un umbral de consumo energético significativamente inferior al actual, es una de las pocas medidas con capacidad de influir directamente sobre el consumo energético de las viviendas de nueva construcción.
Sin embargo, el largo periodo de vida útil de las viviendas hace que para que los efectos de una nueva regulación efectiva dejen sentirse debe pasar un periodo considerable de tiempo (del orden de 30 – 50 años), y excesivo para conseguir los objetivos ambientales directos que se plantean en la actualidad. Además, si el proceso regulativo no se estructura e implementa de la forma adecuada, puede que incluso no sea capaz de ejercer control directo alguno sobre el consumo energético en el sector de la edificación.
Algunos especialistas opinan que en nuevo Código Técnico de la Edificación tal y como está formulado en la actualidad, puede conducir hacia un defectuoso control de la demanda energética.
La certificación energética de viviendas, en la medida de que consiga actuar como un motor efectivo del mercado, es una de las pocas opciones para impulsar la reducción de consumo energético más allá de los límites establecidos por la regulación, y además con capacidad de actuar sobre edificios existentes.
La certificación energética de edificios tal y como está planteada actualmente en España va a resultar muy difícil que actúe como motor alguno del mercado inmobiliario, por lo que después de todo el trabajo realizado sobre la misma y todas las esperanzas puestas en ella por la Directiva 2002/91/CE, es muy fácil que se quede en una mera curiosidad sin aplicación real alguna.