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Desurbanismo
El desurbanismo surge entre 1929 y 1930 como una crítica de Mikhail Okhitovich y Moisei Ginzburg a la ciudad capitalista, y su propuesta de abandono de la metrópolis a favor de una planificación territorial en red difusa parcialmente agrícola, pero tecnológicamente avanzada.
A finales de la década de 1920, la atención de los arquitectos constructivistas, en particular los miembros de OSA, fue incrementándose hacia una crítica radical de la propia ciudad, centrada en visiones destinadas a superar la concentración urbana, así como en la introducción de los conceptos de urbanización difusa, ciudades lineales y verdes y, en última instancia, la teorización del concepto de desurbanismo.
El término Desurbanismo fue básicamente el resultado de la polémica con los partidarios del Urbanismo (un término en ruso que difiere de la disciplina técnica que significa concentración urbana). En esta visión, la total liberación de la humanidad de la cadena del pasado no podría lograrse sin suprimir la antítesis entre ciudad y campo. El mantenimiento de la separación entre los estilos de vida urbano y rural llevaría naturalmente a la reproducción de las desigualdades e injusticias de la sociedad burguesa. Los partidarios del desurbanismo teorizaron sobre la dispersión del hábitat a través del territorio, evitando la densidad de la ciudad, usando edificios modulares distribuidos a lo largo de ejes de viabilidad de infraestructura determinados por la ubicación de las instalaciones productivas. Este desarrollo podría ser la consecuencia de la electrificación del país identificado por Lenin como un pilar de la revolución soviética.
El concepto desurbanismo fue propagandizado inicialmente por Okhitovitch y Ginzburg, convirtiéndose en uno de los temas principales de los últimos números de la revista SA. En 1930, Ginzburg y Mikhail Barsch presentaron su radical proyecto "Ciudad Verde" para Moscú, proponiendo el cese inmediato de nuevas construcciones en la ciudad, la transferencia de empresas públicas en lugares externos no urbanizados, la transformación de los espacios liberados en parques, y la dispersión de los ciudadanos de Moscú a lo largo de las carreteras que unían la ciudad con la población rural.
En SA (nº 1/2 de 1930) Barsch y Ginzburg escribieron:
- "Cuando un hombre se enferma, se puede curar con medicamentos adecuados. Sin embargo, sería más productivo y menos costoso evitar la enfermedad preservándose de ella. Sólo en esto consiste la medicina socialista: la profilaxis. Cuando la ciudad es fea, cuando se sabe lo que es, con todos sus atributos: ruido, polvo, falta de luz, sol, aire, etc., nos basamos en medicamentos: casas y villas en el campo, balnearios, casas de reposo, ciudades verdes. Todo esto es la medicina, un medicamento que es necesario cuando existe una ciudad, que no podemos evitar. Pero no podemos cerrar los ojos ante este doble sistema de veneno y antídoto, que es el clásico sistema capitalista de contradicciones. Este sistema debe ser contrastado por el sistema socialista de la profilaxis, el sistema de la eliminación de la ciudad, con todos sus atributos específicos, promocionando una cofradía de asentamientos de personas capaces de resolver los problemas del trabajo, del descanso, de su cultura, como un proceso conjunto e ininterrumpido de la forma de ser socialista ".
La idea de que las ciudades son símbolos de la explotación capitalista del trabajo es mantenida por Nikolái Miliutin, quien declaró en Sotsgorod (La Ciudad Socialista) que las "Ciudades existentes se han creado en los intereses de la clase dominante, los enemigos del proletariado".
Dada la naturaleza explotadora de las ciudades heredada del capitalismo y las malas condiciones de vida en las zonas rurales, apoya la siguiente conclusión de Engels:
- La eliminación de la diferencia entre la ciudad y el campo no es ni más ni menos utópico que la eliminación de la diferencia entre el capitalista y el trabajador ... Sólo una uniforme distribución de la población de la mejor forma posible sobre todo el territorio, sólo una conexión integral entre la producción industrial y agrícola, junto con la necesaria extensión de de los medios de comunicación - presuponiendo la abolición del modo de producción capitalista - será capaz de desgarrar la población rural del aislamiento y estupor en el que ha vegetado durante milenios.
Para Miliutin, lo que Engels dijo es evidente y se puede resumir de la siguiente manera:
- Vamos a tener que resolver el problema de la nueva redistribución de la humanidad después de que hayamos eliminado esa centralización de la producción industrial sinsentido (para nosotros), que da lugar al nacimiento de la ciudad moderna ... la ciudad y el pueblo estiran sus manos una al otro: de este modo se resolverán estos argumentos.
Tomando la proposición anterior como punto de partida, Miliutin desarrolló un proyecto que puede decirse que supuso un hito en la filosofía y la práctica de la ordenación del territorio, tanto dentro como fuera del contexto Soviética, la ciudad lineal que se formula a fondo en su libro de 1930 Sotsgorod, o "La Ciudad Socialista". Su principal preocupación fue la creación de una ciudad racional y económica que actuara como interfaz entre lo rural y lo urbano, y que funcionara como un todo unificado económicamente eficiente, un "sistema de la línea de montaje funcional" en el que los costos de transporte, tanto en lo referente al tiempo como al dinero se minimizaban.
