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Condominio I en Sea Ranch
El complejo de viviendas, conocido como el Condominio de Sea Ranch, fue diseñado por Charles Moore, Lyndon Donlyn, William Turnbull Jr. y Richard Whitaker asociados bajo la denominación de MLTW en 1963-1964, y construido en 1965.
La necesidad de sorprender y ser diferente, la necesidad de crear a pequeña escala recuerdos de arquitectura monumental y la necesidad de formar parte de un proyecto de un conjunto más grande son factores que están presentes en el primer trabajo de Charles Moore. Y todos se aúnan claramente en el famoso condominio de Sea Ranch, cuya realización señaló el comienzo de la primera fase importante de su carrera como arquitecto.
Además, el condominio apareció en un momento en que parece que había quien quería ver su arquitectura convertida en realidad. Por lo tanto, este edificio se convirtió en el de mayor influencia de su década; fue publicado, estudiado, discutido, fotografiado, visitado y copiado. Contribuyó a cambiar la faz de la arquitectura en Norteamérica.
Las sorpresas que inevitablemente mostraba el condominio de Sea Ranch provenían del hecho de que ignoraba abiertamente muchos de los trabajos de la arquitectura de aquel momento del siglo XX. Una excepción significativa la constituía el finlandés Alvar Aalto, a su vez un marginado en los círculos de arquitectura modernista. Su Ayuntamiento de Säynätsalo fue el antecedente más claro del condominio de Sea Ranch.
El resultado, sin embargo, es californiano y recuerda viejos cobertizos y estructuras industriales del país. Su aspecto, además, es amplio, construido con una técnica que había sido tradicional en la realización de proyectos de casas hasta el nacimiento del Movimiento Moderno; la unión de cuerpos individuales de manera que pierdan su propia identidad, con el fin de crear un conjunto arquitectónico más amplio.
La realización de los proyectos tiene doble motivación. Ningún edificio de Sea Ranch, de los cuales éste fue de los primeros, debería despreciar el espléndido y desolado paisaje; no sólo esto, sino que este paisaje iba a ser aprovechado. Lo que se requería era un esfuerzo para captar el entorno natural y, al mismo tiempo, establecer una serie de bases para construir allí otros edificios.
El Condominio I está constituido a partir de diez módulos básicos, casi cuadrados, con ligeras variaciones entre ellos, que se enlazan entre sí generando un volumen reconocible que se adapta a la pendiente del terreno que, con un desnivel importante, se precipita hacia los acantilados desde la carretera de acceso paralela a la costa; por encima de ella la vegetación se hace presente, grupos de coníferas ascienden por la ladera hasta transformarse en un bosque denso.
El conjunto se organiza mediante dos patios, el primero resuelve la entrada, desde el camino de llegada, con dos pabellones destinados al aparcamiento de los vehículos de los residentes, desde este se accede al segundo patio donde se concentran los accesos a la mayor parte de los apartamentos, y mediante su apertura hacia el océano se sale a la pradera para llegar hasta el acantilado.
Los apartamentos responden a la idea de espacio único con ambientes diferentes construida mediante la inserción de un “edículo” que contiene, en un altillo, el dormitorio y el aseo, y debajo de él un lugar caracterizado de la casa. Este edículo se reconoce como un volumen propio dentro del amplio espacio interior que forma el apartamento, con claras referencias a edificios agrícolas. Cada interior se asoma al paisaje mediante una galería o un balcón, que se proyecta hacia el exterior del volumen; el resto de la iluminación se produce cenitálmente desde la cubierta, con especial dramatismo el que se produce encima del dormitorio, que derrama su luz sobre la cama mediante un dosel de tela que desciende desde el techo.
Planos
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Situación
Referencias
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