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Castillo de Santa Catalina (Jaén)
El Castillo de Santa Catalina es una construcción defensiva de origen cristiano medieval, que corona el cerro del mismo nombre, una estribación de la Sierra de Jabalcuz de 820 m de altitud, desde la cual se divisa toda la ciudad de Jaén, los Olivares y las montañas circundantes de la zona.
El nombre le viene dado por la capilla que se construiría en el castillo tras su conquista. La Capilla de Santa Catalina es de estilo gótico, y fue construida entre los siglos Siglo XIII y XIV.
Proceso histórico[editar]
Los íberos[editar]
Los primeros elementos defensivos que se advierten en el Cerro de Santa Catalina datan de la época ibérica; son restos ciclópeos situados en la ladera septentrional del cerro y correspondientes a un oppidum, y relacionado espacialmente con el cercano asentamiento de Puente Tablas, del cual habría absorbido su población tras un primer abandono de este último que se aprecia en la transición entre el siglo IV a. C. y el siglo III a. C.|III. Pero realmente, el origen militar del castillo se remonta a la epoca cartaginesa, cuando Anibal construyó una importante fortaleza para proteger la colonia cartaginesa.[cita requerida]
Los musulmanes[editar]
En Época islámica (a partir del siglo VIII) comienza la reconstrucción del recinto fortificado en la cumbre del cerro, y que sufriría progresivas ampliaciones hasta alcanzar su máximo tamaño entre los siglos Siglo XII y XIII.
Así pues, donde hoy está el denominado Castillo de Santa Catalina, existió una fortaleza de origen árabe (el castillo de Abrehui), de la que aun quedan algunas evidencias.
Los cristianos[editar]
No obstante, la construcción visible actual es de origen cristiano, siendo erigida tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo en 1246, quien por tanto se la arrebató al rey moro Al-Ahmar.
Llegarían pues a existir tres fortalezas, o fortificaciones, que fueron construidas a lo largo de los siglos; el Castillo Viejo, el Alcázar Nuevo y el de Abrehui.
Durante el siglo XV se llevaron a cabo unas reformas impulsadas por el Condestable de Castilla Don Miguel Lucas de Iranzo, que dio lugar a la unión del Alcázar Nuevo y el Alcázar de Abrehuy, separados hasta entonces por una explanada. Estas obras finalizarían con la construcción de la Torre del Homenaje. De ello existe constancia documental pues, en 1529, hubo que gastar 10.000 maravedís en obras urgente en el castillo.[1]
Aunque el Alcázar Nuevo fue mandado construir por Fernando III, fueron Alfonso X y Fernando IV los reyes que intensificaron y culminaron las obras en el siglo XVII.
Las tropas napoleónicas[editar]
En el siglo XIX, cuando Napoleón Bonaparte entra en España y sus tropas llegan hasta la ciudad de Jaén, el Castillo de Santa Catalina fue modificado por las tropas napoleónicas, que destruirían parte del aljibe, con objeto de albergar en su interior un polvorín, donde surgirían dos habitaciones usadas como caballerizas. Un hospital sería construido por los franceses, que se asentaron con gusto en este castillo durante la ocupación francesa, de tal forma que se realizaron varias reformas dentro de las cuales están los pabellones para el gobernador, una plataforma artillera o incluso un área de oficinas.
Edad contemporánea[editar]
- En la actualidad tan sólo se conserva el Alcázar Nuevo, así como resquicios y evidencias de otras construcciones del pasado.
- El 3 de junio de 1931, se declaró mediante un Decreto Monumento Histórico Artístico.
- En 1948 el Ayuntamiento de Jaén compró el castillo, pasando a ser desde entonces propiedad del mismo.
- Sobre los restos que ocupaban las otras dos fortalezas, se construyó en 1965 el actual Parador Nacional de Turismo, cuyas obras destruyeron irreparablemente numerosas estructuras (como la puerta de acceso principal) así como niveles arqueológicos, a la vez que se ocultaban otras tras refuerzos de mampostería.
- El día de Santa Catalina (25 de noviembre), la tradición es subir a pie al castillo y asar sardinas. Además de convertirse en lugar de encuentro y de paseo, el castillo ha dado lugar a varias leyendas populares.
Descripción turística[editar]
El Castillo de Santa Catalina, elemento de identidad para Jaén, se ha transformado en un monumento visitable de interés turístico, en un lugar clave para la ciudad, un símbolo y un espacio cultural donde la historia cobra vida por medio de exposiciones explicativas. De este modo, el visitante saldrá del castillo conociendo la singularidad del Cerro de Santa Catalina a partir del cual se centra la temática, continuando con la ocupación que ha sufrido el mismo a lo largo de la historia, por parte de las diferentes civilizaciones que llegaron a coronar su cima. Del mismo modo se trata de explicar las aportaciones culturales que dejaron aquellos que se asentaron en el cerro, aportaciones que, todavía hoy, están presentes en la vida y tradición de los jiennenses.
Aunque la superficie total del Castillo, incluyendo el Patio de Armas, alcanza los 3000 m², la superficie útil reservada para la exposición, es de unos 525 m² aproximadamente. Para empezar, se describe la Sala de Recepción y Conferencias de la Torre del Homenaje, donde por medio de un audiovisual se ofrece una primera impresión acerca de los contenidos del Castillo. De este modo, se introducen los diversos espacios donde el visitante podrá "viajar al pasado", empezando por entrar en la Torre de las Troneras, lugar donde se alojaban las letrinas, y donde podrá apreciar el sistema de evacuación por gravedad así como el de ventilación. En la Torre de la Vela, se emitirá a través de una pantalla una representación virtual de la fortaleza durante la ocupación francesa. También es visitable la Prisión ambientada en la época de la ocupación francesa, espacio de 60 m² donde se encuentran los calabozos, que tuvieron un importante uso por aquel entonces. Continuando con la visita, la Torre Albarrana cuenta con diferentes sistemas multimedia, por lo que a través de los diferentes dispositivos, paneles interactivos y pantallas táctiles, se introduce el visitante en los aspectos históricos, culturales y sociales de la ciudad de Jaén. Además, un espacio-museo está localizado en la Torre de las Damas, lugar en la que se exponen piezas arqueológicas halladas en el recinto.
La Cruz[editar]
Obligado es dedicar un espacio para la gran Cruz de Santa Catalina. Ubicada a la izquierda del castillo, en el punto más elevado de la ciudad, se observa una gran cruz, famosa no por su valor artístico en sí mismo, si no por ser un perenne símbolo de la ciudad. Se dice que esta cruz monumental hace memoria a la que en aquel mismo lugar mandó colocar Fernando III el Santo tras arrebatar la fortaleza al rey Alhamar, y es que aunque este monumento se reconoce y caracteriza por sus grandes dimensiones, cuenta la leyenda que, en realidad, esta cruz había sido anteriormente de madera, y/o piedra de unas proporciones mucho más pequeñas.
Actualmente, la cruz es una donación de la familia Balguerias, existiendo una lápida donde se inscribe y hace referencia a la cesión de esta cruz para la ciudad de Jaén por parte de la misma. Para la posteridad ha quedado también grabado en la cruz (por el cantero Antonio Prieto), un hermoso Soneto a la Cruz de Antonio Almendros Aguilar, que le da una mayor identidad, si cabe, a este símbolo jiennense.
Plano del castillo[editar]
Referencias
Referencias e información de imágenes pulsando en ellas. |
- ↑ CHAMORRO LOZANO: Guía artística y monumental de la ciudad de Jaén, Jaén, 1971, pág. 56.
Bibliografía[editar]
Eslava Galán, Juan (1999), Los Castillos de Jaén, Armilla: Ediciones Osuna. ISBN 84-89717-41-9. |
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