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Casilla Biblioteca Menéndez Pidal
La Casilla Biblioteca Menéndez Pidal, actualmente conocida como "La Atalaya" situada en los Jardines de Méndez Núñez de La Coruña, fue construida en 1933 con proyecto del entonces arquitecto municipal Antonio Tenreiro
Este edificio, en el que la ciudad refleja sus aspiraciones de urbe cosmopolita y pujante, evidencia la clara vinculación de la arquitectura gallega de los años treinta con las vanguardias históricas.
La relación con el Pabellón de l'Esprit Nouveau de Le Corbusier, que Tenreiro visitó en 1925 en París, integrando, como en el mítico edificio, un árbol existente en el lugar de emplazamiento y dejando que su tronco atraviese la cubierta plana, es una pura anécdota, ya que las pautas creativas del maestro suizo son obviadas por Tenreiro. Para el arquitecto, buen conocedor del panorama arquitectónico francés del momento, resultan mucho más atractivas las obras de Rob Mallet-Stevens o de Michel Roux-Spitz, más amables y conciliadoras que las propuestas de Le Corbusier. Además de esta referencia puntual, que señala la voluntad de aproximación a las formulaciones arquitectónicas más avanzadas, resulta sustancial la impronta compositiva que la óptica cubista y su imaginería dejan en este pequeño edificio coruñés. La concepción compositiva global, simétrica y organizadora de todas las fachadas, es sustituida por las diferentes lecturas ofrecidas por un mismo sólido desde diferentes posiciones del observador.
El complejo programa del edificio ofrece al arquitecto la excusa para mostrar hacia el jardín un palacete abierto y confundido entre la vegetación, mientras hacia el mar se revela una pieza de mayor escala con una apariencia claramente naval. Las diversas maclas de prismas, semicilindros, círculos y cuadrados, constituyen una composición arquitectónica a la manera de las naturalezas muertas de Picasso, Braque o Gris.
En la memoria del proyecto se exponen las tres necesidades que debe satisfacer el edificio: anexo al servicio de jardines, evacuatorios públicos y pequeña biblioteca municipal. A estos usos se incorpora un bar al que no se alude en la memoria, pero que queda claramente reflejado en los planos de proyecto. Tenreiro resuelve el edificio con una interesante propuesta que en términos volumétricos visualizamos como dos piezas esenciales, un prisma alargado, en semisótano y planta, con los extremos semicilíndricos, y un prisma más alto, a modo de pequeña torre que se macla con el primero. Los usos se entremezclan en los dos elementos volumétricos principales, gracias a una serie de ingeniosas soluciones circulatorias que permiten la coexistencia de usos tan dispares en unos espacios reducidos. Este esfuerzo funcional resulta revelador, ya que evita una solución volumétrica más compleja, como cabría esperar para un edificio aislado en un parque. La preferencia de volumetrías compactas sobre las abiertas y disgregadas es una de las más particulares características de la arquitectura gallega de los años treinta. La arquitectura que separa usos en diferentes piezas es completamente ajena a la experiencia moderna en Galicia.
Es interesante observar los recursos compositivos con los que el arquitecto consigue una lectura de volumen compacto y no disgregado. Ese es el cometido del peto de la rampa que da acceso al almacén de jardines y al aseo de caballeros, que se alinea con uno de los laterales de l.i Imiil fundiéndola con el lateral del volumen principal. La amplia escalera de acceso principal a la biblioteca suelda los dos volúmenes. Con el mismo fin de unificar el volumen resultante, se dispone una secuencia de huecos unidos por un revestimiento cerámico en una amplia banda horizontal en la planta noble, forzando la lectura de una secuencia gráfica continua que atenúa el único ángulo en el que la conexión de los dos volúmenes es más evidente. La altura que posee un volumen sobre otro y que marca una dualidad espacial clara, es atenuada por la gran copa del árbol, existente antes de la construcción del edificio, que se mantiene al permitirle atravesar el forjado de la terraza. Por último, una airosa visera circular remata la torre, incrustando un cuarto de su superficie bajo la barandilla de remate, de forma que repite, en el punto en el que el volumen más alto debe afirmarse como elemento autónomo, las formas marcadas por el volumen más bajo. Esta fusión formal, sumada a los demás recursos compositivos, aúnan las masas del volumen del edificio en una unídad.
La voluntariosa modernidad de la Casilla-Biblioteca Municipal, en los Jardines de Méndez Núñez de La Coruña, es justificada por su autor en la memoria de proyecto como el resultado de una opción: "siguiendo las tendencias que privan en la estructura de las edificaciones que se erigen en las grandes ciudades, hemos elegido un tipo de construcción moderna". Es esta idea de la disponibilidad de la imaginería moderna como una opción estilística posible, asumida y consciente, la que genera un juego formal tan libre y creativo, sumado a una inconsistente reflexión constructiva y funcional. Esta doble valoración caracteriza la arquitectura gallega de los años treinta, de la que la Casilla-Biblioteca es uno de sus ejemplos más nítidos.
A lo largo de sus años de existencia este edificio ha sufrido diversas modificaciones y cambios de uso, que han desdibujado su volumen, color y detalles. Hoy es necesario contemplarlo con un esfuerzo de imaginación que le devuelva toda su riqueza arquitectónica original.
Planos
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Situación
Referencias
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VV.AA.: Arquitectura Moderna en Asturias, Galicia, Castilla y León. Ortodoxia, Márgenes y Transgresiones, C.García Braña y F. Agrasar Quiroga Ed. ISBN 84-85665-31-7 |