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Casa de los Azulejos
La Casa de los Azulejos es edificio colonial ubicado en el centro de la Ciudad de México en las calles de Madero, Cinco de mayo y el callejón de la Condesa. Es reconocido por su decorado exterior de azulejos.
Fue construido en el siglo XVI junto a la plazuela de la Guardiola, en terrenos que anteriormente habían pertenecido a Hernando de Ávila, después a Damián Martínez, que se la compró en 1550 en 5.000 pesos oro y luego a Diego Suárez de Peredo a quien se adjudicó la finca en 6.500 pesos oro tomando posesión de la casa y de la Plaza Guardiola el 2 de diciembre de 1596. Posteriormente Don Diego habría de heredarla a su hija Graciana Suárez de Peredo y Acuña quién contrajo matrimonio con Don Luis de Vivero y Luna Ircio, segundo conde del Valle de Orizaba, en una condición deteriorada. Don Luis tenía un proyecto para esta mansión. Su padre, Don Rodrigo, lo había increpado por largo tiempo por su vida mundana entregada a los placeres y una vez que se le hubo acabado la paciencia solamente le dijo: "Hijo recuerda el refrán: el que en gastos va muy lejos, no ira lejos, ni hara casa de azulejos". Eventualmente, Don Luis enmendó el camino, trabajó con ahínco, reunió una fortuna y con la casa que había comprado a Diego Suárez de Peredo se dio a la tarea de probar la frase su padre. La mandó reconstruir y la revistió completamente de azulejos de China (aunque se dicce que en realidad eran de Puebla, en una alfarería de talavera de frailes Dominicos), de colores blanco, Amarillo y azul.
De ahora en adelante se le conocerá como La casa de los azulejos; Uno de los bellos trabajos que mandó hacer en azulejo la Condesa Graciana Suárez de Peredo fue el Escudo de Armas de su familia el cual se encuentra en el descanso de la escalinata que conduce al segundo piso y que reza el siguiente texto "Fuerza ajena ni le toca ni le sorprende solo su virtud le ofende". El resultado fue una casa de estilo único además de ser la más rica y hermosa de la ciudad. A partir de entonces los Condes vivieron allí. Tiempo después, la Quinta Condesa también mandó a remodelar el palacio.
Con la independencia del país el título de Conde fue suprimido junto a los demás. No obstante, los recientemente ex condes siguieron habitando la casa hasta el 3 de diciembre|3 ó 4 de diciembre de 1828. Un oficial, Manuel Palacios, entró a la casa y apuñaló al ex Conde, descendiente de Don Luis de Vivero. El motivo fue que el Conde, Don Andrés Diego Suárez de Peredo, se oponía a que Palacios tuviera relaciones con una joven de la familia. Palacios fue encontrado culpable y ejecutado en la (ahora desaparecida) cochera de el Palacio de la Guardiola contiguo al callejón de la Condesa, aun así los Condes siguieron poseyéndola.
Después del segundo imperio, los Condes decidieron venderla al abogado Don Rafael Martínez de la Torre (1871); cuando este murió (1878), (aunque la ocupo por un tiempo Don Sebastián de Mier) la casa fue adquirida y habitada por Don Felipe de Yturbe y del Villar, quien la dejó a su primogénito Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff quien mandó extender la casa hasta la nueva calle de 5 de mayo, alargándola unos veinte metros construyendo dos fachadas nuevas copiando los azulejos de las fachadas originales de Madero. La familia Yturbe la habitó hasta 1881, cuando la dieron a rentar, pero siguió siendo suya hasta 1978 cuando Corina Calvo de Yturbe (viuda de Don Sergio de Yturbe, hijo de Francisco-Sergio) la vendió a Sanborn Hnos. S.A. De 1881 a 1914 la casa pasó a ser sede del Jockey Club, localizado en la parte superior. En la parte inferior se localizaba una exclusiva tienda de ropa femenina. La tienda parece mencionada en el poema La duquesa Job (1884) de Manuel Gutiérrez Nájera:
Desde las puertas de la Sorpresa
Hasta la esquina del Jockey Club
No hay española, yankee o francesa
Ni más bonita ni más traviesa
Que la duquesa del duque Job
Se ha de entender que a Manuel Gutiérrez Nájera, le llamaban El Duque Job. En 1905 se llevaron a cabo las obras de prolongación de la Avenida 5 de mayo, por lo que se perdieron más de 90 m². La parte nueva posterior del edificio fue construida en el mismo estilo, utilizando en su recubrimiento exterior una imitación de los azulejos antiguos.
Durante la Revolución Mexicana fue ocupada por el ejército zapatista (el de Emiliano Zapata). De esa época son las fotografías de los zapatistas desayunando ante el mostrador de la cafetería; aunque fueron pocas las veces que utilizaron este servicio. En el año de 1915 fue la Casa del Obrero Mundial aunque por poco tiempo. En 1919 se instala el americano Frank Sanborn que coloca en su interior una farmacia y la primera fuente de sodas de México.
En 1925 José Clemente Orozco pinta, por orden de su amigo y mecenas Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff, dentro del inmueble el mural Omnisciencia que presenta una sacerdotisa arrodillada; junto a ella se encuentran hombres alegóricos de la Voluntad y la Virtud; Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff (tío de la Princesa Elena Poniatowska) fue su financiador, además de gran mecenas del muralismo mexicano de esa época.
En 1930 es declarado monumento nacional. Finalmente, en los años setentas, la casa recibió una reestructuración, ya que la estructura había sido dañada por los sismos y por el comportamiento de las obras vecinas. En años pasados se restauró en el segundo nivel el salón original del Jockey Club, rescatando sus colores originales.
Al día de hoy, Sanborns sigue en funcionamiento dentro el inmueble por lo cual resulta fácil hacer una visita, visita la cual es casi obligada para quien viaja a la ciudad de México de paseo.