Inscríbete y crea tu propia colección de obras y artículos
Bolsa de Valores de Turín
La Bolsa de Valores de Turín (Borsa Valori Torino), situada en Via San Francesco da Paola 28, en el centro histórico de la ciudad, importante testimonio de la renovación arquitectónica que tuvo lugar en Italia a principios de la Segunda Guerra Mundial y de la investigación estructural y estética que siguió al racionalismo, fue construida entre 1952 y 1956 con proyecto de Roberto Gabetti y Aimaro Isola.
En diciembre de 1952, la Cámara de Comercio de Turín convocó un concurso para la construcción de una nueva sede de la Bolsa. El nuevo edificio debía levantarse sobre una parcela en esquina en una manzana del centro de la ciudad parcialmente destruida por los bombardeos. Ganaron el concurso los dos jóvenes arquitectos locales, Roberto Gabetti y Aimaro Isola, en colaboración con los ingenieros Giorgio y Giuseppe Rainieri, para quienes constituía su primer trabajo importante. El proyecto definitivo (entregado en mayo de 1953) propone una única sala cuadrada abovedada, de 40 metros de lado, destinada a las operaciones bursátiles; las oficinas, en cambio, están ubicadas en un volumen paralelo a la calle principal.
Los arquitectos cuidaron mucho la estructura de la cubierta de la sala de operaciones bursátiles. La bóveda, de 8,5 metros de altura, está constituida por un entramado de nervios sobre los que se apoyan delgadas bóvedas; a causa de la complejidad de la realización, las obras en hormigón armado se tuvieron que encargar a una empresa especializada, la Dyckeroff und Widmann de Múnich. Esta opción no fue casual en la poética de los dos autores y coincide con intereses culturales en proceso de maduración. Tampoco es casualidad que, en 1955, un año antes de la conclusión de la obra, Gabetti publicara el primero de una larga serie de trabajos dedicados a la historia de la arquitectura contemporánea, Origini del calcestruzzo armato (Orígenes del hormigón armado), texto dedicado a la historia del hormigón armado desde sus primeras aplicaciones hasta las experiencias de principios de siglo. Pero no es sólo el interés por la prestación tecnológica lo que caracteriza al proyecto de este edificio. Gabetti e Isola orientan el proyecto en una dirección que caracterizará su obra en los años posteriores, aunque con resultados distintos. Ambos arquitectos persiguen una experimentación que abarca hasta las formas y el lenguaje estilístico, y que, con la ‘Bottega d’Erasmo’ de 1953-1956 suscitará comentarios y críticas incluso internacionales. El contraste entre el zócalo almohadillado y el volumen revocado del cuerpo de oficinas (puesto de manifiesto por el resalte de la cubierta de la sala de operaciones bursátiles), el detalle de la cadena de hormigón pretensado donde apoya la bóveda y que atraviesa los ventanales a ambos lados del edificio, o el cuidado que se puso en el diseño de la decoración y, en general, de los interiores (como, por ejemplo, las lámparas de contrapeso) revelan un universo de referencias que va desde la construcción urbana neoclásica al art nouveau y al movimiento moderno; desde Auguste Perret a Pierluigi Nervi y Riccardo Morandi.
Planos
Otras imágenes