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Arquitectura arábiga
Con el nombre de arte arábigo se conoce al que desarrollaron los pueblos practicantes de la religión islámica, junto con los estilos diferentes que del mismo se derivan.
Los árabes no carecían de arquitectura más o menos propia y en especial los de la región del Yemen con anterioridad a las conquistas iniciadas por Muhammad en el año 622 en que empieza la era musulmana, según atestiguan los descubrimientos arqueológicos realizados. Y aunque sean escasísimas las obras que a la mencionada época se atribuyen, se descubre en ellas el espíritu de adaptación que tuvo el pueblo árabe para utilizar la cultura de sus vecinos y subyugados acomodándola a sus propios usos y costumbres. Conquistadores rapidísimos y dueños de extensas regiones en Asia, África y Europa, tomaron de ellas sus elementos artísticos y los fundieron en un estilo propio, siempre con las variantes debidas a la región dominada. En cuanto a la arquitectura, les suministraron sus elementos componentes los edificios que hallaron en los aludidos países, sobre todo en Persia, Siria, Egipto y España. Y una vez formado el estilo musulmán en dichos países y extendido a otros ya sujetos a la dominación mahometana, ejerció notable influencia en los estilos cristianos que iban sucediéndose en Europa, llevándoles algunos elementos constructivos y decorativos de Oriente, sobre todo persas, y contribuyendo al progreso de las artes menores e industriales de Europa, singularmente en España. Esta aportación de elementos persas y arábigos en las artes de Occidente ha podido observarse en diferentes estilos arquitectónicos y aún ha de verse repetida con más detalles en la arquitectura mudéjar y en diferentes industrias artísticas.
Estilos arábigos
El estudio completo de la arquitectura musulmana debería hacerse recorriendo los estilos o escuelas siguientes en que se divide:
- la sirio-egipcia, comprendiendo Egipto, Siria y Arabia
- la magrebí o del Magreb que abarca los países de España, Marruecos, Túnez y la isla de Sicilia
- la persa, que incluye Irán (antigua Persia), Irak (antigua Mesopotamia), Armenia, el Cáucaso y el Turquestán
- la turca u otomana, que se extiende por las regiones de Constantinopla (Turquía) y Anatolia o Asia Menor
- la india, que sólo comprende el Indostán
Los estilos arábigos de Occidente propiamente dichos, corresponden a tres grandes periodos del desarrollo del referido arte en España, que es la región donde se manifestó más culto y perfecto y, por lo tanto, se puede tomar como su tierra clásica:
- periodo de formación, con el arte que se conoce como del Califato. Tuvo su centro principal en Córdoba, constituida por Abderramán I como la Meca de Occidente y comprende los siglos VIII al siglo X inclusive.
- periodo de transición, desarrollado por los Almorávides y Almohades. Brilló especialmente en Sevilla y abarca los siglos XI y XII.
- periodo de perfección y florecimiento que corresponde al arte granadino o naserita. Se constituyó en Granada desde el siglo XIII, llegando al siglo XV inclusive y continuando después en el Norte de África.
Los estilos derivados del árabe o vigorosamente influidos por él son:
- el mudéjar o arábigo cristiano con sus variantes
- el mozárabe
Componentes de los estilos arábigos
Los estilos árabes de Occidente ya se trate de construcciones civiles (palacios, baños, colegios o Madrasas), ya religiosas (mezquitas) presentan en común el uso muy frecuente del arco de herradura ya ultrasemicircular, ya de ojiva túmida (además del arco de medio punto) y también el angrelado y el polilobulado, sin excluir otros de distintas formas en la última época del arte. La techumbre suele ser de madera muy decorada y apoyada sobre los arcos y sólo poquísimas estancias se cubren con [[bóveda]s] o [[cúpula]s]. Es también característico el empleo constante de la columna cilíndrica y exenta (alguna vez, pilastra) y asimismo el uso de una ornamentación especial de estuco y yeso labrado figurando con ella arquitos polilobulados y entrecruzados y los adornos llamados [[lacería]s] y arabescos, formas de ornato siempre añadidas y sin relación natural con el paramento decorado. Pero estas decoraciones sólo se aplican por lo general al interior de los edificios, pues el estilo árabe apenas decora los paramentos exteriores, salvo algunas puertas excepcionales de suntuosos palacios y mezquitas.
Tratándose de edificios dedicados al culto, conocidos con el nombre de mezquitas, es clásico en la arquitectura musulmana el disponerlos con planta rectangular, sin ábside saliente o pequeñísimo si lo tiene y orientarlo de modo que la entrada principal esté por el lado opuesto al adoratorio o mihrab, el cual se sitúa en dirección a la Meca, patria de Mahoma. El tal adoratorio consiste en un nicho o pequeña capilla abovedada, semicircular u octogonal, vacía de todo objeto y decorada con profusión de mosaicos o pinturas y de arabescos.