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Arcosolio
Un arcosolio (del latín arcus, arco, y solium, sepulcro, sarcófago) es un arco que, a manera de nicho, alberga un sepulcro generalmente incrustado en la pared. Su uso aparece en la época imperial romana en el arte paleocristiano, utilizándose en las catacumbas.
A partir del siglo XIII se vuelve a utilizar este tipo de tumbas, situadas ahora en las paredes de las iglesias. El nicho en el que se introduce el sarcófago tiene ahora forma de arco ojival y, posteriormente, con la llegada del Renacimiento, de medio punto. En cuanto al sarcófago, sobre su tapa se coloca, a partir de un momento dado, el bulto yacente del difunto; en casos excepcionales, el bulto se representa en posición orante. En los estilos gótico flamígero, plateresco, renacentista y manierista el arcosolio se decora con gran profusión de detalles.