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Arquitectura islámica

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Arquitectura islámica

La Arquitectura islámica comprende los estilos arquitectónicos de los edificios asociados con el Islam. Abarca tanto estilos seculares como religiosos desde la historia temprana del Islam en el siglo VII hasta nuestros días.

La civilización islámica es el resultado del fuerte impulso con el que se manifiesta y difunde una nueva religión, predicada por Mahoma (570-632), junto a la capacidad de sus seguidores para unificar administrativa, económica y culturalmente los pueblos de la península arábiga, y promover desde ésta su expansión. Fue una expansión sin precedentes en su rapidez ya que, en menos de cien años, consiguió abarcar numerosos territorios comprendidos entre la India y el área del Mediterráneo. En sus conquistas, los árabes fueron muy considerados con las religiones, la cultura y el arte de los pueblos invadidos. Adoptaron y adaptaron los elementos y las formas que encontraban para enriquecer con ellas su cultura, a la vez que, con su expansión, favorecían los intercambios y desarrollaban una importante función transmisora del saber. Así, los vestigios artísticos de civilizaciones como la romana, la bizantina y la visigoda, entre otras, no sólo fueron respetados, sino también incorporados al Islam, para producir una cultura en la que participaban y se conjugaban las peculiaridades de cada ámbito geográfico.

A pesar de la diversidad de influencias territoriales es posible encontrar una gama de elementos y caracteres comunes que resultan de las necesidades del musulmán común. Como elemento favorito más común se puede considerar la cúpula y varios tipos de arcos. Los tipos básicos de edificios son las mezquitas, la casa árabe con disposición cerrada, patio y partes separadas para mujeres y hombres, los ivanes , fortalezas y puentes . Menos importantes, pero también característicos, son los baños o las fuentes.

Orígenes y expansión

La expansión del Islam desde el fallecimiento de Mahoma hasta 661 se llevó a cabo de manera descoordinada y caótica y, por lo tanto, no hubo razón para la aparición de obras arquitectónicas que lo definieran. En ese periodo los musulmanes se reunían en edificios ya existentes de las ciudades conquistadas y su actividad constructora la desarrollaron únicamente durante la fundación de las ciudades y tampoco aquí surgió ninguna obra significativa. Con las dinastías omeya (siglos VII-VIII) y abbasí (siglos VIII-IX), el mundo del Islam definió las principales orientaciones religiosas, culturales y artísticas que acompañaron y favorecieron su espectacular proceso de expansión.

La arquitectura islámica temprana estuvo influenciada por los estilos artísticos de los terrenos que conquistaban adoptando los elementos la arquitectura romana, bizantina, persa, mesopotámica y todas las demás tierras que las conquistas musulmanas primitivas conquistaron en los siglos VII y VIII, de los que toman la cúpula, mosaicos y en el caso hispano, tomando el arco de herradura del arte visigodo. Cuando el Islam se extendió al Sudeste de Asia estuvo influenciado por la arquitectura china y mogol.

Posteriormente desarrolló distintas características en la forma de edificios y la decoración de superficies con caligrafía islámica y ornamentos geométricos y estampados entrelazados e inventaron nuevos elementos arquitectónicos como minaretes cilíndricos, muqarnas, arabescos, multifoil.

Período Omeya (661-750)

En el período Omeya el arte y la arquitectura se convirtieron en una parte inseparable de la vida en el imperio, con una profunda influencia bizantina.

A finales del siglo VII se construyó en Jerusalén la Mezquita de la Roca, que está considerada el primer gran edificio del mundo islámico. Este edificio de planta octogonal con una cúpula central que se sitúa muy por encima de un corredor columnar, e influencias romanas y bizantinas, estaba destinado a cubrir la roca que la tradición relacionaba con el sacrificio de Abraham.

Las mezquitas de este período tienen un carácter diverso, generalmente pequeños edificios o reconstrucciones de otros edificios más antiguos. Desde el principio, la mezquita no estuvo estandarizada y se limitó únicamente a las necesidades religiosas. Por orden del Califa Valido se construyeron tres mezquitas, que se convirtieron en los edificios más significativos de este tipo en este período, las mezquitas de Jerusalén y Medina que no se conservan y la Gran Mezquita de Damasco que se construyó a principios del siglo VIII aprovechando un edificio cristiano preexistente, la Iglesia de San Juan Bautista, que nos ha permitido conocer las posibilidades arquitectónicas de esa época que será el modelo a seguir con pequeñas diferencias en mezquitas posteriores. Alrededor del patio hay una columnata en tres lados, mientras que en el lado sur se anexan tres naves . En esta mezquita fue probablemente la primera vez que se utilizó un minarete.

Período Abbasida (750-945)Enlace al artículo "Arquitectura abasí"

En el período abbasida (desde mediados del siglo VIII) las influencias principalmente son mesopotámicas y persas, sobre todo a partir del traslado de la capital de Damasco a Bagdad. Destaca la Gran Mezquita de Samarra, de mediados del siglo IX, posee un curioso minarete cuya rampa de acceso describe un recorrido helicoidal que recuerda a los ziggurats. En Samarra se fija el tipo de mezquita formada por amplios patios cuadrados, rodeados de pórticos y salas divididas en varias naves por pilares.

La Gran Mezquita de Kairuán, del siglo IX, es famosa por el trazado de sus naves en forma de T, al cruzarse la nave central con la que sigue transversalmente a la qibla y tener ambas mayor anchura que el resto. Esta mezquita norteafricana ofrece varios puntos de contacto con la de Córdoba, destacando la utilización del arco de herradura, la distribución del minarete en cuerpos de planta cuadrada y tamaño decreciente en altura y el uso de la bóveda gallonada.

Expansión de la arquitectura islámica



Características

La arquitectura islámica está determinada estéticamente por las prescripciones coránicas, la cultura árabe y las influencias de los países conquistados por el Islam, ya que las tribus árabes que habitaban en la península de Arabia antes de la llegada del Islam eran nómadas y, por tanto, habían desarrollado muy poco la arquitectura; cuando los musulmanes tuvieron que construir sus edificios se inspiraron en los modelos existentes en los territorios conquistados.

Entre las características de la arquitectura islámica cabe destacar:

  • La altura de los edificios suele ser escasa, siendo una constante la armonía e integración del edificio en el paisaje circundante.
  • El edificio más importante es la mezquita, centro de reunión y oración de la comunidad de creyentes (Umma). También se construyen palacios, mausoleos, medersas, etc.
  • Los materiales que se usan son pobres, con mayor frecuencia se utiliza el ladrillo o el mampuesto, el yeso, la madera y, en menor medida, la piedra por sus mayores exigencias técnicas y constructivas.
  • Los edificios suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que destacan las semiesferas de sus cúpulas y las altas torres o minaretes de sus mezquitas.
  • Se focaliza tanto del espacio interior como del exterior de las construcciones.
  • la columna y el pilar mantienen su función como soporte, pero dada la ligereza de las techumbres de madera, generalmente son delgadas. Los capiteles más utilizados son el corintio (más esquemático y menos naturalista) y, más tarde, el cúbico y el de mocárabes.


En cuanto a la decoración cabe destacar:

  • Contraste entre la austeridad exterior y la profusa decoración interior.
  • Importancia de la decoración interior policromada en placas de piedra de escaso grosor o de yeso, que se aplican revistiendo los muros. Esta decoración, abundante y lujosa, se expande en yeserías y estucos (mezcla de cal y polvo de mármol, alabastro o yeso; es un material barato, flexible, se puede colorear y moldear de múltiples formas, mármoles, azulejos, mosaicos y pinturas.
  • Predominio del aniconismo y la abstracción. Se excluyen los temas animados (antropomórficos y zoomórficos), reduciéndose a los de carácter vegetal (ataurique) y geométrico (lacería), usados también de forma repetitiva (arabescos) y el uso de la caligrafía.


Arquitectura religiosa

Mezquitas

Las mezquitas son los edificios más importantes de la arquitectura islámica, su estructura tomó como base la primera residencia de Mahoma en Medina.

Las primeras mezquitas construidas por los musulmanes a medida que se expandía su imperio eran de gran sencillez. A partir de aquellos primeros edificios se desarrolló la mezquita aljama o mezquita del viernes, cuyos elementos esenciales han permanecido inalterados durante casi 1400 años. Su planta general consiste en un gran patio rodeado de galerías con arcos, cuyo número de arcadas es más elevado en el lado orientado hacia la Meca (qibla) que en los otros lados. La Mezquita Mayor omeya de Damasco, cuya planta se inspira en la mezquita del Profeta, se convirtió en el prototipo de muchas mezquitas construidas en diversas partes del mundo islámico. La Mezquita de Córdoba perfecciona la experiencia constructiva de la mezquita de Damasco y sus soluciones constructivas, nacidas de los requerimientos espaciales, acabarán convirtiendo en categoría artística lo que surgió por necesidad.

Las plantas pueden responder a muy variada tipología, y aceptar aportaciones, en principio, casi insólitas, como la basilical. En cualquier caso, los tipos principales son los de la mezquita en T, propia del Magreb, la selchuca (selyukí), cruciforme, con cuatro salas laterales o iwanes, y la turco-anatolia de cúpulas, que alcanza su máximo esplendor con los otomanos, y está directamente emparentada con la Santa Sofía bizantina.

Por lo general se trata de estructuras de una sola planta cuadrada o rectangular, estructuradas en varias zonas:

  • Patio grande a cielo descubierto y normalmente rodeado de una arquería.
  • Minarete, alminar o torre de planta circular o geométrica que, adosada a uno de los lados del patio sirve para llamar a los fieles
  • Iwan colocado entre diversas secciones para dividirlas.
  • Sahn, habitualmente con una piscina central simétrica respecto a uno o varios ejes, donde se realizan las abluciones.
  • Sabil, fuente de abluciones, generalmente bajo un templete.
  • haram, gran sala de oración, dividida en numerosas naves dirigidas perpendicularmente al muro de la quibla, a fin de que los fieles orienten sus rezos al mihrab.
  • Qibla, muro orientado hacia La Meca.
  • Mihrab inmerso dentro de la quibla indicando la dirección a la Meca.
  • Maxura, recinto cercado para el califa o imán situada frente al mihrab y cercana a la quibla.
  • Minbar, púlpito muy decorado desde donde el imán o director de la oración pronuncia su sermón.


Madrazas

Las madrazas destinadas a la enseñanza del Corán surgen a principios del siglo XI, como pequeñas edificaciones con una sala central con cúpula y dos iwans laterales. Posteriormente se desarrolló una tipología con un patio abierto y un iwan central rodeados de galerías y más tarde se transformó en un edificio de planta cruciforme con un patio central rodeado de cuatro iwans.

Con posterioridad fue perdiendo su exclusiva función religiosa y política y comenzó a asumir funciones cívicas más amplias. El iwan fue desapareciendo gradualmente, sustituido por la sala con cúpula dominante. El aumento sustancial en el número de celdas con cúpulas para estudiantes constituye uno de los elementos que caracterizan las madrazas otomanas.

Una de las varias tipologías de edificios que puede relacionarse con la madraza, en virtud tanto de su función como de su forma, es la janqa. Este término, más que a un tipo concreto de edificio, se refiere a una institución que aloja a los miembros de una orden mística musulmana

Mausoleos

La terminología utilizada por las fuentes islámicas para referirse a la tipología del mausoleo es muy variada. El término descriptivo corriente de turbet hace referencia a la función del edificio como lugar de enterramiento. Otro término el de qubba, hace hincapié en lo más identificable, la cúpula, y a menudo se aplica a una estructura donde se conmemora a los profetas bíblicos, a los compañeros del Profeta Muhammad o a personajes notables, ya sean religiosos o militares.

La función del mausoleo no se limita exclusivamente a la de lugar de enterramiento y conmemoración, sino que juega también un papel importante para la práctica "popular" de la religión. Son venerados como tumbas de los santos locales y se han convertido en lugares de peregrinación. A menudo, estas edificaciones suelen estar ornamentadas con citas coránicas y dotadas de un mihrab que los convierte en lugares de oración. En algunos casos, el mausoleo forma parte de alguna edificación contigua. Las formas de los mausoleos islámicos medievales son muy variadas, pero la forma tradicional tiene la planta cuadrada y está rematada por una cúpula.

Arquitectura civil

Palacios

Los palacios tendrán como modelo, sobre todo al principio, a las antiguas villas clásicas que copiaron los Omeyas, a lo que unirán su gusto por el lujo de gusto oriental. Por lo general solían tener una estructura cuadrangular amurallada que separaba el espacio del mundo exterior. En el centro de dicha estructura se disponía un patio a partir del cual se organizaban las distintas dependencias. Normalmente presentan tres zonas claramente delimitadas: mexuar o recibidor; dependencias públicas entre las que destacaba la sala del trono o diwan; y el haren o zona íntima donde vive el señor con sus esposas, cercana a la cual se sitúan los baños, que también fueron público y tuvieron un gran desarrollo.

Los palacios abasíes de Irak, tales como los de Samarra y Ujaydir, responden al mismo esquema en planta que sus predecesores omeyas, pero sobresalen por su mayor tamaño, el uso de un gran iwan, una cúpula y un patio, así como por el recurso generalizado a las decoraciones de estuco.

Los palacios del período islámico tardío desarrollaron un estilo característico diferente, más decorativo y menos monumental. El ejemplo más notable de palacio real o principesco es la Alhambra. La amplia superficie del palacio se fragmenta en una serie de unidades independientes: jardines, pabellones y patios. Sin embargo, el rasgo más sobresaliente de la Alhambra es la decoración, que brinda una atmósfera extraordinaria al interior del edificio.

Los palacios tienen una función a la vez pública y privada, siendo centros de poder y administración a la vez que lugares de descanso, donde la arquitectura se integra con la naturaleza con el uso del agua y de las plantas de los jardines. El agua actúa como espejo, refleja las imágenes multiplicándolas y hace de enlace de los diferentes espacios. Unida a los jardines produce una sensación de reposo y frescor que serán símbolos del Paraíso para el musulmán.

Caravansares

El caravasar suele hacer referencia a una gran estructura que ofrece alojamiento a viajeros y comerciantes. Generalmente es de planta cuadrada o rectangular, y ofrece una única entrada monumental saliente y torres en los muros exteriores. En torno a un gran espacio central rodeado por galerías, se organizan habitaciones para los viajeros, almacenes de mercancía y establos.

Esta tipología de edificio responde a una amplia variedad de funciones, como lo demuestran sus múltiples denominaciones: jan, han, funduq o ribat. Estos términos señalan diferencias lingüísticas regionales más que distinciones funcionales o tipológicas. Las fuentes arquitectónicas de los diversos tipos de caravasar son difíciles de identificar. Algunas derivan tal vez del castrum o campamento militar romano, con el que se relacionan los palacios omeyas del desierto. Otras tipologías, como las frecuentes en Mesopotamia o Persia, se asocian más bien a la arquitectura doméstica.

Arquitectura militar

Las fortificaciones eran prácticamente desconocidas en la Arabia de principios del islam. Por el contrario, los territorios que pasan a dominación del islám a partir de los años 630 poseían una red de fortificaciones densa, que se reutilizó o sirvió de modelo a los musulmanes.

A partir de mediados del siglo VIII, en el momento en que los límites del Imperio se estabilizaron, se hizo necesario defenderlo adoptándose un sistema fortificado en función de que las fronteras a proteger fueran terrestres o marítimas. En las regiones limítrofes del Imperio bizantino, se caracterizaban por una doble línea de fortificación, llamada thughûr para la línea avanzada y ‘awâsim para la más retirada. En el interior de la Península Ibérica se cubrió, a partir del siglo IX, de un hábitat fortificado y elevado, los husûn, que se presentaba bastante a menudo bajo la forma de una sencilla muralla adaptada al relieve y a las líneas de terreno, que servía de refugio a las poblaciones locales, a la vez que estructuraba el espacio.

En las fronteras marítimas se diseña un sistema de defensa compuesto de torres vigía y fortines, que podían comunicar entre ellos o con el interior de las tierras, mediante un sistema de señales luminosas o de humo. Las obras más originales, los ribât, que florecieron en Ifriqîya en el siglo IX se presentaban como establecimientos a la vez militares y religiosos. El edificio, generalmente de piedra, era cuadrado con tres torres angulares redondas y una última que servía de torre vigía. Flanqueaban el centro de las cortinas unos salientes semicirculares.

A partir del siglo VIII, los califas omeyas multiplicaron la construcción de fortines conocidos con el nombre de «castillos del desierto». Estos edificios, generalmente dotados de una muralla cuadrada y torres angulares circulares, controlaban los nudos caravaneros.

A partir de la época abbasí se fortifican los palacios por una vasta muralla de forma geométrica, flanqueada de múltiples torres y precedida de un foso y se fortifican también las capitales.

Con la llegada al poder, a partir de mediados del siglo XI, de príncipes turcos, kurdos y bereberes, se crean nuevas estructuras con formas más estrechas, las ciudadelas, llamadas qasaba en el Occidente musulmán y qal’a en Oriente. Estos edificios fortificados se implantaron generalmente en eminencias que dominaban las grandes capitales del mundo musulmán; tanto en Alep, el Cairo o Túnez, como en Granada, dominada por la famosa Alhambra. Estas construcciones, que controlaban generalmente la muralla urbana, servían tanto para proteger a los príncipes de los peligros exteriores, como de las poblaciones locales, predominantemente árabes, que generalmente les eran hostiles.

Urbanismo

Los califas abasíes fundaron ciudades (Bagdag, Samarra, El Cairo, Kairuán), así como complejos palaciegos que obedecían a una rigurosa planificación bien en retícula, bien a partir de ejes, o bien circular. El núcleo fundacional de Bagdag tiene forma circular, con una doble muralla de adobe que protegía las edificaciones palaciegas distribuidas concéntricamente, y cuatro puertas abiertas hacia los puntos cardinales. En el centro de la plaza se alzaban el palacio del califa y la mezquita. Esta estructura recuerda vagamente al modelo de ciudad propuesto por Vitruvio. La ciudad palatina de Medina Azahara en las cercanías de Córdoba es también otro ejemplo de planificación de los califas omeyas, esta vez siguiendo un patrón reticular.

A partir del siglo X, las ciudades de cierta importancia se dotaron de torres y muros fortificados, con elaboradas puertas urbanas y una prominente alcazaba o palacio fortificado.

La división en barrios de la mayoría de las ciudades islámicas se basa en la afinidad étnica y religiosa, y constituye por otra parte un sistema de organización urbana que facilita la administración cívica. En cada barrio hay siempre una mezquita. En el interior o en sus proximidades hay, además, una casa de baños una fuente, un horno y una agrupación de tiendas. Su estructura está formada por una red de calles y callejones, y un conjunto de viviendas. Según la región y el período, las casas adoptan diferentes rasgos que responden a las distintas tradiciones históricas y culturales, el clima o los materiales de construcción disponibles.

El mercado (suq), que actúa como centro neurálgico de los negocios locales, es de hecho el elemento característico más relevante de las ciudades islámicas. La distancia del mercado a la mezquita determina su organización espacial por gremios especializados. Por ejemplo, las profesiones consideradas limpias y honorables (libreros, perfumeros y sastres) se sitúan en el entorno inmediato de la mezquita, mientras que los oficios asociados al ruido y el mal olor (herreros, curtidores, tintoreros) se sitúan progresivamente más lejos de ella. Esta distribución topográfica responde a imperativos basados estrictamente en criterios técnicos.

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.

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Pablo Álvarez Funes: Tipologías en la arquitectura islámica
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https://www.qantara-med.org/public/show_document.php?do_id=862&lang=es&vi_id=250
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https://fpaa.site/2020/01/13/arquitectura-islamica/
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
http://tom-historiadelarte.blogspot.com/2006/12/la-arquitectura-islmica.html
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Ver artículo aleatorio en:Historia de la Arquitectura.

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