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Diferencia entre revisiones de «Gimnasio Maravillas. "Maravillas" revisado (Miguel Angel Baldellou)»

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Sin resumen de edición
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Una vez establecida la malla de líneas posibles, urdida la trama, las siguientes decisiones llevarían sin dificultad, “tan sólo” manteniendo la atención, a soluciones coherentes. Entre las que mayores aplausos cosecharon está sin duda la que corresponde al diseño del cierre exterior hacia la calle del patio del Colegio. Se resolvió con una forma semejante al perfil gráfico de la sección y parecía “contener el aire”.
Una vez establecida la malla de líneas posibles, urdida la trama, las siguientes decisiones llevarían sin dificultad, “tan sólo” manteniendo la atención, a soluciones coherentes. Entre las que mayores aplausos cosecharon está sin duda la que corresponde al diseño del cierre exterior hacia la calle del patio del Colegio. Se resolvió con una forma semejante al perfil gráfico de la sección y parecía “contener el aire”.


Sin embargo, entre lo que antes parecía simple “maraña” de líneas, anidaba ya la tensión que aún vivifica el mágico espacio del Gimnasio. Sobre la malla fundamental se realiza el ejercicio manie- rista de cuerpos que se asoman al exterior desde los adentros, superando abruptamente la diagonal del bisel del paralepípedo, del “juego sabio” de reflejos del cristal con ángulos complementarios o de los planos verticales de “Viroterm” que se niegan al juego diagonal. Lo mismo da. El fundamento de la sección se refuerza por lo que resulta magistral aunque sea anecdótico.
Sin embargo, entre lo que antes parecía simple “maraña” de líneas, anidaba ya la tensión que aún vivifica el mágico espacio del Gimnasio. Sobre la malla fundamental se realiza el ejercicio manierista de cuerpos que se asoman al exterior desde los adentros, superando abruptamente la diagonal del bisel del paralepípedo, del “juego sabio” de reflejos del cristal con ángulos complementarios o de los planos verticales de “Viroterm” que se niegan al juego diagonal. Lo mismo da. El fundamento de la sección se refuerza por lo que resulta magistral aunque sea anecdótico.


Planteada la sección como protagonista, debe resultar posible su contemplación desde los ángulos que la muestran más patente o sugestiva. Frente al espectáculo del Juego, es preciso potenciar el espectáculo de la Arquitectura. Es decir, de la Sección. Esto explica la posición de los miradores, quebrados y girados respecto de la cancha, en las esquinas de la tribuna, desde los que el gran “vientre colgado” manifiesta toda su potencia suspendida. Esta visión permite percibir la sección transversal e intuir, a su través, la Idea original.
Planteada la sección como protagonista, debe resultar posible su contemplación desde los ángulos que la muestran más patente o sugestiva. Frente al espectáculo del Juego, es preciso potenciar el espectáculo de la Arquitectura. Es decir, de la Sección. Esto explica la posición de los miradores, quebrados y girados respecto de la cancha, en las esquinas de la tribuna, desde los que el gran “vientre colgado” manifiesta toda su potencia suspendida. Esta visión permite percibir la sección transversal e intuir, a su través, la Idea original.
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El solar en el que se construyó el Gimnasio tiene una planta trapezoidal con sus lados opuestos entre sí. Los largos en la dirección de la calle Joaquín Costa. Los cortos, por lo tanto, contra la fuerte pendiente que salva el desnivel, de 12 a 14 m, entre la calle y el Colegio. El incluir en esa planta la geometría de las canchas del Gimnasio sugería dividir el solar en tres partes: un rectángulo cuyos lados mayores se apoyaban en los vértices noreste y sureste del solar respectivamente y dos triángulos laterales, rectángulos e isósceles, con el lado mayor coincidente con el menor del rectángulo central, que en principio asumían, para la organización de la planta, un claro carácter residual. La forma del solar tensionaba las diagonales de forma que apoyando la cancha de juego a la izquierda del plano, se primaban las visiones sesgadas hacia las esquinas del juego. Pero también podía aprovecharse un nuevo rectángulo al este, surgido del desplazamiento de la cancha hacia el frente opuesto, de lado menor paralelo a la calle. El gran vacío que precisaba el Gimnasio se veía limitado por el oeste por un muro medianero ciego en fuga hacia la calle, por el sur por la fachada, y al norte y al este por las gradas y el lado mayor de este nuevo cuerpo rectangular que iba a ser potenciado como elemento sirviente del Gimnasio y conector de los distintos niveles del edificio. En él se ubicarían la entrada, en planta baja, y un grupo de aulas en las plantas primera y segunda orientada hacia la calle y el Gimnasio, dejando un pequeño patio en el triángulo residual del oeste.
El solar en el que se construyó el Gimnasio tiene una planta trapezoidal con sus lados opuestos entre sí. Los largos en la dirección de la calle Joaquín Costa. Los cortos, por lo tanto, contra la fuerte pendiente que salva el desnivel, de 12 a 14 m, entre la calle y el Colegio. El incluir en esa planta la geometría de las canchas del Gimnasio sugería dividir el solar en tres partes: un rectángulo cuyos lados mayores se apoyaban en los vértices noreste y sureste del solar respectivamente y dos triángulos laterales, rectángulos e isósceles, con el lado mayor coincidente con el menor del rectángulo central, que en principio asumían, para la organización de la planta, un claro carácter residual. La forma del solar tensionaba las diagonales de forma que apoyando la cancha de juego a la izquierda del plano, se primaban las visiones sesgadas hacia las esquinas del juego. Pero también podía aprovecharse un nuevo rectángulo al este, surgido del desplazamiento de la cancha hacia el frente opuesto, de lado menor paralelo a la calle. El gran vacío que precisaba el Gimnasio se veía limitado por el oeste por un muro medianero ciego en fuga hacia la calle, por el sur por la fachada, y al norte y al este por las gradas y el lado mayor de este nuevo cuerpo rectangular que iba a ser potenciado como elemento sirviente del Gimnasio y conector de los distintos niveles del edificio. En él se ubicarían la entrada, en planta baja, y un grupo de aulas en las plantas primera y segunda orientada hacia la calle y el Gimnasio, dejando un pequeño patio en el triángulo residual del oeste.


De esta forma la visión de la cancha se subrayaba desde una ele que rodeaba el lado largo de su rectángulo de juego, por la grada inclinada, y el corto por el largo del cuerpo auxiliar que se podía usar así de acceso a los espacios disponibles y también de mirador hacia el Gimnasio. La articulación de estos lados de la ele se podía materializar como balcón en ángulo, acusándose el encuentro en pequeño zig-zag desde el que contemplar el Gimnasio justo desde el extremo de la diagonal más larga del espacio vacío. La percepción de la tensión parecía especialmente asegurada desde ese lugar, repetido en las dos plantas, primera y segunda, del volumen auxiliar. Reforzando esta diagonal, en la planta baja se sitúa una especie de pe-
De esta forma la visión de la cancha se subrayaba desde una ele que rodeaba el lado largo de su rectángulo de juego, por la grada inclinada, y el corto por el largo del cuerpo auxiliar que se podía usar así de acceso a los espacios disponibles y también de mirador hacia el Gimnasio. La articulación de estos lados de la ele se podía materializar como balcón en ángulo, acusándose el encuentro en pequeño zig-zag desde el que contemplar el Gimnasio justo desde el extremo de la diagonal más larga del espacio vacío. La percepción de la tensión parecía especialmente asegurada desde ese lugar, repetido en las dos plantas, primera y segunda, del volumen auxiliar. Reforzando esta diagonal, en la planta baja se sitúa una especie de pequeña tribuna que además regulariza el espacio residual del solar en esa parte.
queña tribuna que además regulariza el espacio residual del solar en esa parte.


Con este esquema, la decisión sobre la situación más adecuada de la conexión vertical principal estaba claramente condicionada. Ocuparía el ángulo opuesto al mirador, en la misma diagonal larga del solar.
Con este esquema, la decisión sobre la situación más adecuada de la conexión vertical principal estaba claramente condicionada. Ocuparía el ángulo opuesto al mirador, en la misma diagonal larga del solar.
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Sin embargo, desde la calle Joaquín Costa, la entrada-salida es un espacio autónomo respecto del Gimnasio, en el que se pueden agrupar los alumnos que esperan el autobús escolar, o formarse una fila de espectadores o atletas que entran al Gimnasio o salen de él. La ventana corrida y doblada hacia dentro, que desde la planta superior permite vigilar este espacio, adquiere así un sentido funcional. El formal se deriva de su capacidad para sugerir la profundidad de ese espacio particular de acceso continuando la piel exterior del edificio hacia su interior, al que se baja para entrar, quiebra la dirección y conduce después la mirada, desde uno de los vértices de la cancha, hacia el Gimnasio.
Sin embargo, desde la calle Joaquín Costa, la entrada-salida es un espacio autónomo respecto del Gimnasio, en el que se pueden agrupar los alumnos que esperan el autobús escolar, o formarse una fila de espectadores o atletas que entran al Gimnasio o salen de él. La ventana corrida y doblada hacia dentro, que desde la planta superior permite vigilar este espacio, adquiere así un sentido funcional. El formal se deriva de su capacidad para sugerir la profundidad de ese espacio particular de acceso continuando la piel exterior del edificio hacia su interior, al que se baja para entrar, quiebra la dirección y conduce después la mirada, desde uno de los vértices de la cancha, hacia el Gimnasio.


El juego dentro-fuera que subraya la ventana sobre la entrada, alcanza quizás su momento culminante en las aulas que se proyectan en voladizo hacia la calle, que miran al exterior, al vacío del lu- cernario y al interior de la cancha desde lo alto, de forma simultánea. Los efectos, especialmente nocturnos, del reflejo conjunto de los deportistas y los automóviles proyectados sobre el mismo cristal resultan inquietantes.
El juego dentro-fuera que subraya la ventana sobre la entrada, alcanza quizás su momento culminante en las aulas que se proyectan en voladizo hacia la calle, que miran al exterior, al vacío del lucernario y al interior de la cancha desde lo alto, de forma simultánea. Los efectos, especialmente nocturnos, del reflejo conjunto de los deportistas y los automóviles proyectados sobre el mismo cristal resultan inquietantes.


Tanto en su estructura básica como en la resolución de sus detalles, la planta evidencia estar pensada desde la composición de sus efectos espaciales de modo que parece subrayar la tensión dictada desde la sección. Al acentuar las diagonales y potenciar en consecuencia la percepción del “movimiento” espacial, la planta, en aparente equilibrio dinámico, es esencialmente “sesgada”.  
Tanto en su estructura básica como en la resolución de sus detalles, la planta evidencia estar pensada desde la composición de sus efectos espaciales de modo que parece subrayar la tensión dictada desde la sección. Al acentuar las diagonales y potenciar en consecuencia la percepción del “movimiento” espacial, la planta, en aparente equilibrio dinámico, es esencialmente “sesgada”.  
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