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Diferencia entre revisiones de «Biblioteca de Alejandría»

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*[[Aristeas]], en el siglo II adC, habló en las cartas dirigidas a su hermano [[Filócrates]] de la biblioteca y de todo el asunto de la [[traducción de los LXX]]<ref>Cartas de Aristeas 9–12</ref> (véase '''Curiosidades y anécdotas''', más abajo).
*[[Aristeas]], en el siglo II adC, habló en las cartas dirigidas a su hermano [[Filócrates]] de la biblioteca y de todo el asunto de la [[traducción de los LXX]]<ref>Cartas de Aristeas 9–12</ref> (véase '''Curiosidades y anécdotas''', más abajo).
*[[Marco Anneo Lucano]], historiador del siglo I, natural de Hispania y sobrino de [[Séneca]], cuenta en su obra ''Farsalia'' cómo ocurrió el incendio del puerto, cómo se propagaron las llamas ayudadas por el viento, que no cesaba, desde los barcos también incendiados y anclados en el gran puerto oriental.
*[[Marco Anneo Lucano]], historiador del siglo I, natural de Hispania y sobrino de [[Séneca]], cuenta en su obra ''Farsalia'' cómo ocurrió el incendio del puerto, cómo se propagaron las llamas ayudadas por el viento, que no cesaba, desde los barcos también incendiados y anclados en el gran puerto oriental.
*[[Tito Livio]] dice en sus referencias que la biblioteca de Alejandría era uno de los edificios más bellos que él había visto, con muchas salas llenas de estantes para los libros y habitaciones donde sólo los copistas podían estar, sin que fueran molestados. Incluso apunta el hecho de que cobraban por cada línea copiada.
*Tito Livio dice en sus referencias que la biblioteca de Alejandría era uno de los edificios más bellos que él había visto, con muchas salas llenas de estantes para los libros y habitaciones donde sólo los copistas podían estar, sin que fueran molestados. Incluso apunta el hecho de que cobraban por cada línea copiada.
*[[Lucio Anneo Séneca]], filósofo [[Córdoba (España)|cordobés]] y tío de [[Lucano]] (poeta cordobés), en el siglo I, escribió un libro llamado ''De tranquilitate animi''. En él cuenta, a través de una cita de [[Tito Livio]], que en aquel incendio se llegaron a quemar 40.000 libros.
*[[Lucio Anneo Séneca]], filósofo [[Córdoba (España)|cordobés]] y tío de [[Lucano]] (poeta cordobés), en el siglo I, escribió un libro llamado ''De tranquilitate animi''. En él cuenta, a través de una cita de Tito Livio, que en aquel incendio se llegaron a quemar 40.000 libros.
*El biógrafo Plutarco (c. 46-[[125]]) viajó en varias ocasiones a Egipto, donde en Alejandría debió escuchar muchas historias sobre el famoso incendio. Escribió una biografía sobre Julio César y al tratar sobre la batalla en el mar, en ningún momento cuenta el incendio de la biblioteca, ya que en el desastre estaba implicado César y parece ser que no quiso manchar su nombre con aquel hecho. El mismo Julio César, en su obra ''Bellum civile'' donde habla de aquella batalla, omite por completo el incendio de la biblioteca. Otros escritores de la misma época también silencian la relación de César con el incendio de Alejandría.
*El biógrafo Plutarco (c. 46-[[125]]) viajó en varias ocasiones a Egipto, donde en Alejandría debió escuchar muchas historias sobre el famoso incendio. Escribió una biografía sobre Julio César y al tratar sobre la batalla en el mar, en ningún momento cuenta el incendio de la biblioteca, ya que en el desastre estaba implicado César y parece ser que no quiso manchar su nombre con aquel hecho. El mismo Julio César, en su obra ''Bellum civile'' donde habla de aquella batalla, omite por completo el incendio de la biblioteca. Otros escritores de la misma época también silencian la relación de César con el incendio de Alejandría.
*Mucho más tarde, en el siglo IV, [[San Juan Crisóstomo]] hace una relación del estado en que se encontraba en aquellos años la brillante ciudad de Alejandría, y comenta que la desolación y destrucción son tales que no se puede adivinar ni el lugar donde se encontraba el Soma (el mausoleo de Alejandro) ni la sombra de la gran Biblioteca.
*Mucho más tarde, en el siglo IV, [[San Juan Crisóstomo]] hace una relación del estado en que se encontraba en aquellos años la brillante ciudad de Alejandría, y comenta que la desolación y destrucción son tales que no se puede adivinar ni el lugar donde se encontraba el Soma (el mausoleo de Alejandro) ni la sombra de la gran Biblioteca.
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Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en [[Batalla de Farsalia|Farsalia]], arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de [[Potino]], el [[visir]] del rey [[Ptolomeo XIII Filópator]], para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, [[Cleopatra VII]]. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 adC, las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.  
Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en [[Batalla de Farsalia|Farsalia]], arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de [[Potino]], el [[visir]] del rey [[Ptolomeo XIII Filópator]], para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, [[Cleopatra VII]]. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 adC, las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.  


Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. [[Séneca]] confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de [[Tito Livio]], quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' [[Dión Casio]]<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, [[Plutarco de Queronea]]<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. [[Aulo Gelio]]<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior [[Amiano Marcelino]]<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.
Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. [[Séneca]] confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' [[Dión Casio]]<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, [[Plutarco de Queronea]]<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. [[Aulo Gelio]]<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior [[Amiano Marcelino]]<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.


Se pueda afirmar sin duda alguna que la Gran Biblioteca alejandrina y sus tesoros no resultaron destruidos en el incendio del año 48 adC. Los famosos 400.000 tomos que habrían ardido fueron en realidad 40.000, depositados en almacenes del puerto, probablemente en espera de ser catalogados para la Biblioteca, o para su exportación a Roma, tal como indican el ''Bellum Alexadrinum'', [[Séneca]] y [[Dión Casio]].
Se pueda afirmar sin duda alguna que la Gran Biblioteca alejandrina y sus tesoros no resultaron destruidos en el incendio del año 48 adC. Los famosos 400.000 tomos que habrían ardido fueron en realidad 40.000, depositados en almacenes del puerto, probablemente en espera de ser catalogados para la Biblioteca, o para su exportación a Roma, tal como indican el ''Bellum Alexadrinum'', [[Séneca]] y [[Dión Casio]].
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