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Diferencia entre revisiones de «La Fortaleza Carmesí, Calpe (Andrés Martínez-Medina)»
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La Muralla Roja es una pequeña ciudadela de 50 apartamentos turísticos (de 60, 80 y 120m2), proyectados y dirigidos por [[Ricardo Bofill Levi]] y el Taller de Arquitectura, ubicada en el término de Calpe dentro de los terrenos del plan parcial La Manzanera que, en 1964, redactaría su padre, [[Emilio Bofill Benessat]]. La propietaria del suelo, Dña. Natalia Pérez Ortembach, era miembro de una saga de terratenientes que vivía en Barcelona. La memoria del plan urbanístico se pregunta acerca de qué supone proyectar una urbanización turística, negando los principios racionales modernos coetáneos y planteando, como alternativa, que había que “crear un Jardín del Edén (…) con una visión idílica del mundo” a través del paisaje, del cual había que “comprender el sentido profundo del mismo, para transformarlo en un suelo y un paisaje construido”. En realidad, todo el proyecto es una apuesta por una nueva formalidad y un nueva espacialidad que se nutre de diversas fuentes: de las leyes de desarrollo y crecimiento de los metabolistas japoneses, de algunos presupuestos de [[Archigram]], de la Arquitectura sin arquitectos (libro y exposición de B. Rudofsky), del cromatismo de [[Luis Barragán]] y del [[Hábitat]] de [[M. Safdie]] para Montreal. Puede que este conjunto sea la primera muestra de la arquitectura posmoderna. | La Muralla Roja es una pequeña ciudadela de 50 apartamentos turísticos (de 60, 80 y 120m2), proyectados y dirigidos por [[Ricardo Bofill Levi]] y el Taller de Arquitectura, ubicada en el término de Calpe dentro de los terrenos del plan parcial La Manzanera que, en 1964, redactaría su padre, [[Emilio Bofill Benessat]]. La propietaria del suelo, Dña. Natalia Pérez Ortembach, era miembro de una saga de terratenientes que vivía en Barcelona. La memoria del plan urbanístico se pregunta acerca de qué supone proyectar una urbanización turística, negando los principios racionales modernos coetáneos y planteando, como alternativa, que había que “crear un Jardín del Edén (…) con una visión idílica del mundo” a través del paisaje, del cual había que “comprender el sentido profundo del mismo, para transformarlo en un suelo y un paisaje construido”. En realidad, todo el proyecto es una apuesta por una nueva formalidad y un nueva espacialidad que se nutre de diversas fuentes: de las leyes de desarrollo y crecimiento de los metabolistas japoneses, de algunos presupuestos de [[Archigram]], de la Arquitectura sin arquitectos (libro y exposición de B. Rudofsky), del cromatismo de [[Luis Barragán]] y del [[Habitat 67|Hábitat]] de [[M. Safdie]] para Montreal. Puede que este conjunto sea la primera muestra de la arquitectura posmoderna. | ||