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Pabellón Metsä
El diseño de este pequeño pabellón Metsä lo realiza Alvar Aalto en 1938 una vez terminadas las obras de la Villa Mairea, un año después del desarrollo del pabellón para la Exposición de París del 37 y en forma simultánea con la ideación del pabellón para la Exposición de Nueva York de 1939. Metsä es una suerte de prototipo donde se ponen a prueba algunos elementos que encontraremos más adelante en el pabellón de Nueva York, específicamente, el muro curvo de madera y las claraboyas, dispositivos para el acceso de luz cenital, único medio de iluminación de la muestra.
El pabellón fue un encargo directo para la parte forestal de la feria, que tuvo lugar a fines del verano de 1938 en Lapua, un pequeño poblado en el centro de Finlandia. El edificio tenía apenas 181 m2 distribuidos en una planta de 18 x 14,5 m aproximadamente. Su altura estaba determinada por un techo inclinado que, en su parte más alta, alcanzaba 5 m y en su parte más baja, 2,50 m.
Por fuera el pabellón no exhibe aperturas, excepto por el acceso, el que se encontraba detrás de dos troncos dispuestos a modo de columnas desde donde colgaba la palabra metsä, bosque en finlandés, lo que otorga al pabellón un cierto carácter de templo, imprimiéndolo de una especie de sacralidad asociable al bosque, al mismo tiempo que evidencia el carácter experimental del pabellón como un prototipo donde se ponen a prueba soluciones que resurgirán más adelante en la obra de Aalto.
El muro que conforma el volumen está fabricado con trozos de tronco con la corteza sin tratar, colocados en forma solapada, adaptándose así a las curvaturas de la planta y acentuando la relación con la idea de bosque. En planta, el muro se compone en base a segmentos curvos y rectos, dejando tanto hacia el interior como hacia el exterior superficies cóncavas y convexas. El trazado de dichas curvas está establecido en base a radios de dos metros y segmentos rectos de largo variable.
El recinto interior se ordena en tomo a un eje definido por el acceso y dos corridas de cuatro pilares compuestos. El suelo es de tierra apisonada en la cual los pilares van simplemente empotrados. La única fuente de luz, a excepción de la correspondiente al acceso cuando está abierto, son los once lucernarios de 60 cm de ancho, largos variables y orientados con su lado más largo paralelamente al eje de los pilares. En términos de iluminación, el interior del pabellón se asemeja al de París y a algunos proyectos de biblioteca, iluminados únicamente desde arriba y sin vistas hacia el exterior.
Al observar este pabellón no es difícil constatar la semejanza formal con el conocido jarrón Savoy diseñado por el arquitecto, que fue resultado de un concurso convocado por las fábricas de vidrio Karhula e Iittala en 1936, al mismo tiempo en que Aalto se encontraba diseñando el pabellón de París. El concurso consistía en presentar un mínimo de cinco objetos dibujados escala real. La propuesta de Aalto, “Eskimaerindens skinnbuxa” (“el pantalón de cuero de la mujer esquimal”) mostraba unos jarros de vidrio con curvas cóncavas y convexas, unos contornos sinuosos dibujados a lápiz sobre cartulinas y papel de dibujo. Cabe mencionar que los primeros jarros fueron ejecutados soplando vidrio en unos moldes de madera y presentados por primera vez en la Exposición Universal de París de 1937. El jarrón fue concebido como una rotunda declaración de principios en contra de la producción industrial y su fracaso en satisfacer las necesidades humanas.
Planos
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Referencias
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[http://doctoradofadeu.uc.cl/publicaciones/publicacion/ver_tesis?id=1 Philippe Blanc Cavieres: La Caja y los Sentidos: El pabellón de exposición de madera del siglo XX] |