Diferencia entre revisiones de «Edificio del Club Náutico de Campoamor»

El terreno de color rojizo, tiene una pendiente muy fuerte, que se acusa en la sección escalonada del edificio. Los espacios aterrazados y en voladizo de la construcción se suceden hasta alcanzar el mar. El edificio de color blanco destaca en el paisaje que parece un gran barco anclado en el borde litoral. Los huecos rasgados que van de forjado a forjado, y que dejan también vistos los pilares de la estructura, permiten una gran permeabilidad hacia el exterior, que se percibe con la sensación de estar inmersos en alta mar.

El acceso se resuelve en la cota más alta, que es la tercera planta. El volumen de la escalera está enfrentado al acceso, que tiene forma poligonal y sirve para articular el espacio que se distribuye a su alrededor. A partir de esta escalera se accede, bajando, al resto de plantas, hasta llegar a la planta baja donde se dispone de un pequeño embarcadero.

La planta se genera a partir de la agregación de formas poligonales, unidades elementales de "habitación", inicialmente hexágonos regulares, que varían su forma para adaptarse al terreno y a los requisitos funcionales. El conjunto parece inspirado en la misma naturaleza, en el crecimiento orgánico de un panal de abejas, o en el desarrollo microscópico de una roca.

El programa incluye el desarrollo funcional que un club náutico requiere; cafetería, restaurante, salas de ocio polivalentes, y también un pequeño embarcadero, que a modo de parking acuático o gruta subterránea, según se mire, aloja el mismo edificio. El cuerpo que alberga los servicios, o bien se adosa al muro perimetral, o como ocurre con el volumen de la escalera, se utiliza para articular el espacio.

Por último la sección nos habla de adaptación a una topografía muy característica, y de la sensibilidad hacia el lugar.

José Luis Fernández del Amo es por excelencia, el arquitecto que, siempre vinculado a las vanguardias artísticas e integrador en su obra de todas las artes, sabe extraer las raíces de lo popular, desarrollando en sus pueblos de colonización agraria una cautivadora y peculiar poética. Entre otros ejemplos, destacan, al sur de la provincia de Alicante, San Isidro de Albatera y El Realengo en Crevillente.